La Gimnástica Segoviana se abraza a la historia del fútbol con un ascenso más que merecido a la antesala del profesionalismo. El triunfo de este domingo ante el CD Illescas (1-0) sumado al estrepitoso fracaso del Numancia en Cáceres (5-0) catapulta al club a la Primera RFEF, coto de equipos históricos como el Deportivo de la Coruña, Ponferradina, Real Unión de Irún, Real Murcia o los filiales del Real Madrid, Atlético de Madrid, FC Barcelona o el Celta de Vigo. Ahí es nada.

Nadie, ni el más optimista de entre los gimnásticos pensó al principio de temporada en un desenlace semejante, pero así es este deporte. El equipo de Ramsés Gil ha concluido el curso con sesenta y un puntos después de diecisiete victorias, diez empates y tan solo siete derrotas. El Sanse, con los mismos puntos, deberá pelear el ascenso en el infierno del play off al tener perdido el average particular entre ambas escuadras.

Con las cuentas claras compareció la Gimnástica en su feudo y ante 3.004 espectadores – un par de docenas procedentes de Illescas – para buscar la victoria y esperar la ayuda de un Cacereño que también miraba de reojo al Barrio del Pilar donde le interesaba que el Sanse ganara al Adarve para poder disputar la Copa del Rey. Por acudir, acudió a La Albuera hasta el presidente de la Real Federación de Fútbol de Castilla y León, Marcelino Maté.

Un once sin guardarse nada

Ramsés Gil no escondió sus armas en ningún momento y plantó sobre el verde de La Albuera al que puede considerarse su once de gala. Carmona en portería; Silva y Rubén en los laterales con Molina y López en el centro de la zaga. Manu y Llorente ocupando terreno en la medular; Borrego y Plomer partiendo de las alas para buscar, uno por dentro y otro por fuera, el área contraria; Hugo Diaz rondando el balcón del área y Segovia en punta completaron el once.

Del otro lado, el Illescas compareció con cierta tranquilidad en Segovia sabiendo que solo una estrepitosa goleada podía dar con sus huesos en Tercera, puesto que sus cuarenta y cuatro puntos le daban tranquilidad como sexto por la cola, al ser el mejor de todos los grupos con esa puntuación para evitar el temible play out.

La Sego aprieta, Rubén anota

Apenas inquietó el Illescas en toda la primera parte. Fue la Gimnástica la que hizo todo, con Plomer muy participativo por banda derecha, con Molina y López atentos en las marcas y Manu y Llorente imprimiendo carácter desde la medular. Segovia, fijando a los centrales y rematando todos los balones que se le aproximaban fue un quebradero de cabeza para los toledanos desde el arranque. Suyas fueron las primeras opciones de peligro para los segovianos.

Mientras, en la grada la tensión podía cortarse con un cuchillo. Con un ojo en el césped y otro en el móvil, los espectadores actualizaban las aplicaciones en línea para saber cómo iban las cosas en Cáceres. Así, el graderío cantó el primero de los extremeños y espoleó a los suyos. Un remate al larguero de la portería visitante sacudió los cimientos del Municipal y el ademán autoritario del colegiado extremeño enervó a la parroquia. Menuda ensalada de emociones.

Ya pudo adelantar a los suyos Rubén Yubero con un balón que le quedó franco de cabeza, pero que no pudo rematar pero, instantes después, mandó casi sin ángulo un balón a la red proveniente desde el costado derecho. Estalló la locura en el municipal con el gol de un futbolista mayúsculo al que proclamar como Don Rubén, aunque todos lo llamen Chupo.

Las noticias seguían llegando desde Cáceres con el segundo gol local, pero también con la expulsión de un jugador extremeño, que dejaba a los suyos en inferioridad.

Muchas conversaciones y poco fútbol

Los primeros compases de la segunda mitad mostraron lo que iba a ser una segunda parte inaudita. La Segoviana no atacaba y el Illescas… tampoco. En el campo las conversaciones entre jugadores se sucedían y el público empezó a aplaudir la aparente inocencia de un equipo, el visitante, que no hacia ninguna intención de acercarse a la portería de Carmona.

La Albuera ha vivido más tragedias que el Coliseo de Roma y los aficionados no se fiaban de lo que estaban viendo pensando que, quizá, el destino les deparaba otra funesta sorpresa. Pero el Illescas sabía lo que hacía. No quería encajar más goles. En un cuadruple empate de 44 puntos, la Llerense bajaba y el Illescas se salvaba gracias a la diferencia de goles. Mejor no menearlo.

Cierto es que la última media hora de partido el espectáculo no fue el más deportivo con dos equipos que se pasaban la pelota en horizontal, sin profundidad ni riesgo, pero poco les importó a los jugadores, respectivos entrenadores y ambas aficiones.

Celebrar y… buscar la pasta

La Segoviana logra una gesta que perdurará en el recuerdo de los gimnásticos. Asciende a una categoría con unos equipos de presupuestos astronómicos, campos enormes y aficiones que se desplazan en masa. Sigue siendo el fútbol de barro, pero menos.

Después de celebrar, como no puede ser de otra manera, la directiva del club deberá multiplicarse para conseguir los recursos económicos que permitan, primero, inscribirse en la categoría, y segundo conformar una plantilla para competir cumpliendo los requisitos que establece la competición. ¿Quién dijo miedo?