El objetivo es que cada médico tenga al menos 800 tarjetas sanitarias para poder afrontar el déficit de como pocos 500 profesionales que se prevé en 2024 por jubilaciones
Castilla y León asistirá este otoño a la implantación del nuevo modelo de Atención Primaria, una reforma que pondrá el acento en la sanidad rural. En breve, «más en días que semanas», el grupo de expertos encargado de redibujar el modelo de ordenación sanitaria de Castilla y León presentará un primer borrador de documento «consensuado» con las aportaciones de los grupos de las Cortes que se han sumado al acuerdo de reconstrucción. La filosofía de este plan será que las personas que ahora sólo tienen médico uno o dos días a la semana en el pueblo, puedan tenerlo también el resto a través de centros agrupados
Así lo avanza en ‘Los desayunos de Ical’ el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, uno de los convencidos y grandes defensores de la necesidad de este cambio que ahora, tras la pandemia del COVID-19, es «mucho más vigente que nunca». «Si algo ha dejado claro la pandemia es esto, que el sistema de Atención Primaria necesita una reforma ya» y en esta legislatura los habrá «sí o sí».
A juicio del también consejero de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior, la solución pasa por la ordenación de los recursos. «No podemos seguir teniendo problemas de asistencia donde tenemos un médico por 400 habitantes. Lo más curioso que pasa en la Comunidad es que tenemos problemas de falta de cobertura donde tenemos más médicos por habitante. Esto no tiene ni pies ni cabeza», por lo que ve necesario reordenar y lograr, al menos, que no haya ningún médico con menos de 800 tarjetas.
A la situación actual añade que al ritmo de jubilaciones, en 2024, habrá un déficit de plantilla de médicos de Familia de más de 500 personas y eso, alerta, en el supuesto de que todos los residentes que se forman en Castilla y León se queden, «que no es el caso». «Si reordenamos para no tener ningún médico con menos de 800 tarjetas, que no es una cifra exagerada, habríamos salvado el problema sustancialmente».
A falta de conocer la voz de los expertos, Igea adelanta que el texto coincide «esencialmente» con la propuesta de la Consejería de Sanidad que se conoció en el último trimestre del año pasado. Es más, recuerda que el Gobierno está dispuesto a escuchar a todos, pero que no renuncia a nada, en alusión a esta estrategia que pasa por centralizar la atención en lo que se llamaron consultorios rurales de agrupación todos los días de la semana, con independencia de que el médico o la enfermera siga acudiendo al consultorio rural de aproximación, los actuales, y donde primaba la cita previa telefónica. «El trabajo hecho, está hecho, y es un trabajo que nos ayuda a todos a comprender cuáles son las estrategias posibles».
Virtudes
Respecto a la reforma, defiende sus dos grandes virtudes. Por un lado, permitirá que haya mayor accesibilidad y, por otro, mejorar la calidad de la asistencia y humanizarla, por medio de la atención de cuidados. «Tenemos centenares de consultorios a los que solo habría que ir una vez o dos a la semana. Con la reforma, lo que queremos es que toda la población pueda ir diariamente al médico», y que haya «mayor calidad y un control real». Se trata de medir, de controlar con números, la calidad.
«La gente cuando le hablas de la telemedicina, parece que le hablas del demonio. Ofrecemos una cosa que funciona en todo el mundo, que las compañías privadas te lo ofrecen como una ventaja», porque, explica, hay cuadros, como identificar lesiones cutáneas, que no necesitan más que de un móvil y una aplicación». «Hoy gran parte de la actividad de la medicina en el siglo XXI se puede hacer con telemedicina. ¿Eso elimina la asistencia, no. Nunca se va a eliminar», zanja.