En el corazón de la Segovia rural, donde cada rincón es un lienzo en blanco para la vida, la madera es el material del que están hechos los sueños. La historia de Víctor Casas, uno de los protagonistas de la campaña «Nuestros Pueblos, Nuestra Fortaleza», nos transporta a la ternura de un cuento clásico: el de un Geppetto moderno que, con sus manos, insufla alma a sus creaciones. Sin la magia de un hada azul, pero con la misma pasión, Víctor ha transformado su hobby de la infancia en su modo de vida en Carbonero el Mayor, una decisión tan valiente como la que hizo a Pinocho convertirse en un niño de verdad.
– De vuelta a casa: La emoción de un sueño cumplido en los pueblos de Segovia –
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La pasión de Víctor por la carpintería no es una historia reciente; se remonta a su infancia. Junto a sus hermanos, transformaba tablas de madera en pequeños juguetes o muebles, sembrando una semilla que, con el tiempo, creció hasta convertirse en el sueño de su vida. Fue un paso arriesgado que lo llevó a dejar atrás su rutina anterior, una decisión que requirió valentía y, sobre todo, convencer a su pareja, Laura. Al principio, la idea de dejar la vida en la ciudad para establecerse en Carbonero el Mayor generó dudas, pero la visión de Víctor era clara. Hoy, ambos están felices y no se imaginan lejos de su hogar en la Segovia rural, donde han encontrado su lugar.
En su taller, cada pieza es un lienzo para la dedicación y el cariño. Víctor no solo fabrica puertas y mesas; al igual que Geppetto, crea objetos con alma. El vídeo de la campaña nos lo muestra con sus manos, mimando cada detalle y disfrutando de las largas horas de trabajo que, lejos de ser un sacrificio, son una fuente de profunda satisfacción. Su obra más personal y emotiva es, sin duda, el balancín en forma de moto que construyó para su hijo Alonso, una pieza que encapsula ese cariño y que su hijo conservará toda la vida, un legado de madera que habla de amor y perseverancia.
La historia de Víctor Casas es la de muchos que han redescubierto que la verdadera fortaleza no siempre se encuentra en el éxito de la urbe, sino en la paz de los pueblos, en el arraigo y en la valentía de apostar por un sueño. Su retorno a la carpintería en Carbonero el Mayor no fue solo un cambio de profesión, sino una vuelta a casa, una decisión que ha fortalecido su vida y la de su familia. Es, simplemente, magia.