La generosidad de los vinos de Rueda quedará patente tras la aprobación de la Comisión Europa de estos caldos como ‘vino generoso’.
Así, la D.O. Rueda podrá usar el término “vino generoso” para referirse a sus vinos Dorados y Pálidos.
De este modo lo ha determinado la Comisión Europea tras aprobar la solicitud del Gobierno Español, que pedía la modificación de esta nomenclatura, tradicionalmente vinculada a los vinos andaluces.
De hecho, junto con la D.O. Rueda, seis denominaciones de origen de esta Comunidad Autónoma (Condado de Huelva, Jerez-Xérès-Sherry, Lebrija, Málaga, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y Montilla-Moriles) podrán catalogar sus vinos como “generosos” a partir de ahora.
– Horno de asar en venta en un pueblo de Segovia –
En su solicitud, España detalló que el vino generoso es un caldo obtenido a partir de uva blanca procedente de las variedades de vid autorizadas en cada una de las denominaciones de origen protegidas indicadas; ofrecido al consumo con al menos dos años de edad media de envejecimiento en barricas de roble; entre otros requisitos que detalla el dossier.
La medida entrará en vigor a principios del mes de febrero.
Siglos de historia: Dorados y Pálidos
Para la D.O. Rueda, la nueva medida de la Comisión Europa supone !un reconocimiento al origen de los vinos de la zona, que ya se elaboraban en la época del reinado de los Reyes Católicos».
– Cochinillo y lechazo de Segovia, en croquetas –
Se trata de un tipo de elaboración que la Denominación de Origen recoge como “Vinos de Licor” y que se plasma físicamente en su contraetiqueta amarilla. Dentro de esta categoría se encuentran tanto los vinos Dorados como los Pálidos.
El vino Dorado se elabora a partir de las variedades Palomino Fino y/o Verdejo. Es un vino de elaboración tradicional en Rueda que se obtiene por crianza oxidativa y debe permanecer en barrica de roble, al menos, los dos últimos años inmediatamente anteriores a su comercialización.
Por otro lado, el Pálido se obtiene a partir de las mismas variedades de uva, pero requiere una crianza biológica y una permanencia en barrica de roble de, al menos, tres años antes de salir a la venta en el mercado.