San Frutos es el patrón de la la Diócesis de Segovia y desde el Cabildo de la Catedral recordaron los actos para esta jornada especial en lo religioso y tradicional para este viernes 25 de octubre, en la que el Templo Mayor de la ciudad mantiene su apertura al turismo desde las 13.45 hasta las 21.30 horas y sólo se suspenden las visitas a la torre por la mañana pero se mantienen los pases para las 16.30; 18.00, 19.30 y 21.30 horas.

Los actos de celebración de San Frutos arranca en los últimos minutos del miércoles 24 de octubre, donde los segovianos se dan cita en la puerta de la Catedral que lleva el nombre del patrón, la más cercana a la Plaza Mayor, para ser testigos del Paso de la Hoja del Libro de la Vida, que en esta ocasión será revelado gracias al artista Amadeo Olmos.

En la jornada festiva del viernes 25 de octubre, en el interior de la Dama de las Catedrales, cita obligada a las 12.00 horas para escuchar el tradicional villancico, obra barroca compuesta por Antonio Hidalgo en 1874, que cuenta anualmente con un joven solista y con cerca de 200 voces que forman el coro popular y de 40 instrumentistas. En los días previos se celebran por la tarde los ensayos dirigidos por el director de la coral ‘Voces de Castilla’, Enrique Salgado.

145 años

La palabra ‘villancico’, recordaron desde el Cabildo de la Catedral, hace referencia a que debe ser obra del “pueblo llano, del villano en su más noble y originaria acepción”. Se trata de un villancico “culto” para solistas, dúos, coro a cuatro voces mixtas y orquesta, y esto supone que se necesita un pueblo llano con unas mínimas condiciones de saber y poder cantar, como pueden comprobar los que asisten cada 25 de octubre a la Catedral De Segovia.

Este 2019 se cumple el 145 aniversario de la interpretación del ‘Villancico a San Frutos’ que cuenta con una música “ágil y alegre”, en palabras del prefecto de música de la Catedral de Segovia, Alfonso María Frechel. La obra fue compuesta, en el año 1874, por Antonio Hidalgo, que desde la temprana edad de sus diez años fue niño de coro del templo y llegó a convertirse en organista de la propia catedral.