El segoviano Juan Carlos Monroy es, por encima de todo, gestor cultural. Apasionado del arte en todas sus facetas, ha publicado libros, diseñado campañas de publicidad, realizado programas de radio, música, fotografía y collages y hace sus ‘pinitos’ cada día con artículos periodísticos en los que expresa su opinión sobre los más variopintos temas a través de las redes sociales.

Para Monroy, “El germen de la gestión cultural viene por la inquietud creativa. La cultura no es nada sin los creadores.” “Nunca me sentí capacitado para las bellas artes y me especialicé en la creatividad publicitaria”, afirma.

Para alguien como Juan Carlos Monroy tan involucrado con la cultura en sus múltiples manifestaciones, “La formación permanente y constante es un valor que deberíamos potenciar. En mi caso empecé a descubrir la faceta de la redacción creativa o ‘copy’ y que implica el estar en permanente estado de alerta de escritura, lectura…”

“Llegué a la gestión cultural de la mano de la formación gracias al Máster de proyectos culturales de ‘La Fábrica’ y con lo aprendido presenté un proyecto para revitalizar el Palacio de Quintanar, que estaba infravalorado y aunque al principio todo fue muy bien, al final la falta de apoyo me hizo dejarlo a un lado y centrarme en otras cosas”, afirma Monroy.

El panorama cultural de Segovia

 La experiencia y la visión multicultural de Monroy le permite valorar con cierta perspectiva la realidad cultural de Segovia: “He vivido 20 años en Madrid como parte pasiva y al volver hace tres años a Segovia te das cuenta de que tiene un potencial increíble pero para mi gusto es una programación cultural difusa, pretende llegar a mucha gente pero se acaba llegando a poca”, asevera Monroy.

“Las posibilidades culturales de Segovia son tremendas, No solo en lo tangible sino también por su ubicación con el AVE y por demografía porque tiene población basculante joven con las universidades que son muy receptivos a cualquier manifestación cultural”, afirma Monroy que sostiene, además, que hay una población entre 30 y 45 años muy alta y que tiene niños. “Habría que empezar a educar a los niños”, afirma Monroy.

“Cuando te relaciones con los gestores culturales de Segovia te das cuenta de que falta financiación y que hay un apoyo dividido de las instituciones (Diputación, Ayuntamiento, Junta de Castilla y León) y la apatía del sector privado y especialmente de la hostelería”, manifiesta Monroy.

“Siempre el máximo beneficiado es el gremio hostelero. Titrimundi, Hay Festival, el sector hostelero no apoya la cultura como debería. El sector debería empezar a ‘pagar peaje’ apoyando económicamente, intercambio de servicios, dando visibilidad o con su propia labor”, enfatiza.

“Si los hosteleros no apoyan la cultura dejan hueco a las cadenas (franquicias) que ellos no ha querido cubrir. Es un dinero que se gasta que no se queda en la ciudad” generamos riqueza para otros.

Pacto por la cultura

 Aprovechando sus contactos y conocimientos, Juan Carlos Monroy ha abanderado en Segovia el conocido como ‘Pacto por la cultura’ al que se ha adherido el Ayuntamiento de Segovia y al que pronto espera puede unirse también la Diputación Provincial.

“El objetivo es generar una industria cultural, una riqueza social, demográfica y económica. Si los habitantes de una ciudad se sienten identificados con las actividades culturales es muy bueno”, asegura Monroy.

Como quiera que Juan Carlos Monroy ha trabajado, y trabaja, en múltiples manifestaciones culturales, es voz acreditada para afirmar que: “La cultura no es gratuita porque, por ejemplo montar una exposición cuesta dinero. Es necesario que se pueda hacer del modo correcto y adecuado. Si una entidad pública no puede hacerse cargo de una exposición, que lo haga un profesional y que lo haga bien”.

Entiende Juan Carlos Monroy que “El ‘pacto por la cultura’ no es más que un acuerdo estatal asumido por asociaciones de gestores de toda España con un código deontológico de buenas prácticas de la cultura”. Estamos leyendo casos en prensa de personas que no tienen ni idea de arte y han dirigido museos durante muchos años. No puede ser”.

Y como ‘censores’, cree Monroy que la oposición tiene un papel fundamental: “Lo bueno del pacto es que puedes contar con la oposición como garante de que se cumple, ellos por su misión tienen la obligación de estar vigilantes y podrán contar con la Asociación de gestores para aplaudir lo que se haga bien y cuestionar lo que se haga mal”.

“El objetivo último que las programaciones culturales sean consensuadas con los gestores que pueden ser empresas, asociaciones de vecinos o empresarios individuales… lo normal es que los vecinos de un barrio, por poner un ejemplo, tengan algo que decir con respecto a los conciertos que allí se programen”, asegura afirma el gestor cultural.

El apasionamiento de Juan Carlos Monroy hacia la cultura y sus variantes le permite hacer manifestaciones rotundas en torno a ella: “La cultura siempre es rentable, las minorías y los artistas emergentes también tienen su sitio. Tiene que haber un equilibrio. Se trata de fomentar a los artistas noveles y sacar al creador de su taller”.

“La gestión de públicos incluye no solo lo que demanda sino descubrir al público nuevos talentos. Lo que se pretende es que a creadores y público… retroalimentarse. Que el público encuentre al artista que le guste”, afirma Juan Carlos Monroy.