Javier Martín Moreiras es un cardiólogo segoviano (1976) afincado en Salamanca donde ejerce su profesión y es padre de tres hijos. Su trabajo recibió un espaldarazo mediático el día que salvo la vida a un infartado durante la San Silvestre salmantina hace unos meses aunque su trayectoria lo avala. Estudió Medicina en la Universidad Complutense de Madrid y posteriormente, la especialidad de Cardiología en el Hospital Universitario de Salamanca, realizando una rotación externa de investigación en Cardiología intervencionista en el Massachusetts General Hospital, en la Universidad de Harvard, en Boston (EEUU). En la actualidad trabaja en la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del Hospital Universitario y es profesor colaborador para el Departamento de Medicina de la Universidad de Salamanca. Es socio, junto con otros dos cardiólogos, de una clínica de cardiología (Cardiología, Rehabilitación y Deporte), en la que entre otras actividades se dedica a la cardiología deportiva y a la rehabilitación cardiaca. Ha publicado 4 libros, más de 30 artículos en revistas nacionales e internacionales, y tiene múltiples participaciones en congresos nacionales e internacionales de Cardiología.

Con Segovia siempre presente, dedica unos minutos de su tiempo a segoviaudaz.es

Segoviaaudaz.es ¿Qué le hizo decantarse por la cardiología?

Javier Martín Moreiras: Siempre me gustaron las especialidades “médicas” frente a las “quirúrgicas”. Cardiología es una especialidad que cubre un amplio espectro de la medicina, desde el diagnóstico, que es propio de la especialidad y lo hacemos nosotros (electrocardiografía, ecocardiografía, pruebas de esfuerzo, resonancia cardiaca, escáner de las arterias coronarias…), el tratamiento médico, el tratamiento intensivo en las Unidades Coronarias, el tratamiento intervencionista, con los cateterismo cardiacos, etc… Es muy completa y cambiante, y “toca todos los palos”. Actualmente dentro de la Cardiología me dedico específicamente a la Cardiología Intervencionista, haciendo cateterismos cardiacos y tratando percutáneamente problemas estructurales y coronarios del corazón. Tiene lo bonito de “ser médicos”, y lo intenso y emocionante de “la parte quirúrgica”.

SA: Lo de ‘Segovia en el corazón’ para usted debe ser algo más que una frase hecha.

J.M.M: Si… Yo siempre he llevado a gala ser de Segovia. Es mi cuidad, me gusta mucho y echo de menos no disfrutarla más y no vivir en ella. Tanto mi familia como la de mi mujer viven aquí, y mis hijos se sienten salmantinos, pero también de Segovia. Me habría encantado poder ejercer mi profesión en Segovia, la verdad.

SA: Atendió a un corredor en la San Silvestre salmantina que sufrió un infarto. ¿Es peligrosa la ‘fiebre’ del running?

J.M.M: No, no lo es. El deporte es salud. Evita una de las plagas de nuestra sociedad en los últimos 20 años, el sedentarismo, que lleva al desarrollo prematuro de enfermedades crónicas, como la enfermedad cardiovascular, la obesidad, la diabetes mellitus, etc.. Hacer deporte previene todas estas enfermedades, pero es imprescindible efectuarse reconocimientos médicos orientados a descartar la presencia de enfermedades cardiovasculares, que puedan condicionar la práctica deportiva. Y estos reconocimientos, deberían incluir la práctica rutinaria de electrocardiograma, ecocardiograma y por encima de los 35 años, prueba de esfuerzo. Claro que está bien correr, pero estando seguros de que estamos en condiciones de hacerlo y sin hacer barbaridades, poniendo límites a la actividad por la frecuencia cardiaca. Esto es igual para todas las franjas de edades, para cualquier nivel de entrenamiento (iniciación o profesionales) y para cualquier deporte. Nadie que tiene un problema durante una carrera cree que va a tenerlo cuando comienza a correr.

SA: ¿Cómo podemos actuar en una emergencia cardiaca? ¿Podemos salvar una vida con conocimientos básicos?

J.M.M: Actuar precozmente es fundamental ante una parada cardiaca, que es la causa más frecuente de muerte súbita en un deportista y todo el mundo puede ser útil, independientemente de su nivel de formación sanitaria. De la actitud más o menos rápida va a depender la vida del deportista. Lo primero que hay que hacer es llamar para solicitar auxilio al 112 y posteriormente, tras comprobar que el paciente sufre una parada cardiaca (no respira y no tiene pulso), y que no hay ninguna estructura que impide la respiración del paciente (dentadura postiza, etc..) comenzar a efectuar compresiones torácicas rítmicas e intensas, colocando las manos en el centro del pecho del paciente, a unos 80 por minuto. Aguantar haciendo esta maniobra, que con los minutos se hace cansada y obliga a relevarse con más de una persona si esto es posible, hasta que llegue una unidad del 112 que intente resolver el problema del paciente, puede ser fundamental para la supervivencia del paciente.

SA:  ¿Qué síntomas nos deberían obligar a acudir a un cardiólogo?

J.M.M: No es preciso esperar a tener síntomas. Lo importante es efectuarse un reconocimiento cardiovascular específico para descartar la presencia de problemas cardiacos, que aunque no hayan producido síntomas, si puedan producir problemas durante la práctica deportiva, incluso en deportistas que previamente hayan hecho deporte a muy alto nivel. Por supuesto, si el deportista ha presentado dolor torácico con el ejercicio, pérdidas de conocimiento, sensación de mareo o palpitaciones, no debería de hacer deporte sin ser visto previamente por un cardiólogo.

SA: ¿El corazón y todo lo relacionado con su funcionamiento aun tiene sorpresas escondidas? Por dónde va la investigación en este campo.

J.M.M: Siempre continuamos aprendiendo y mejorando en medicina; y en cardiología del mismo modo. En los últimos años ha habido un marcado avance de los tratamientos antiagregantes, la aparición de los nuevos anticoagulantes orales, más cómodos, seguros y eficaces en pacientes seleccionados, los fármacos para la mejora del control lipídico y el desarrollo de las técnicas de imagen no invasiva para el diagnóstico precoz de las enfermedades cardiacas, como la resonancia cardiaca, el TAC coronario y la ecocardiografía en 3 dimensiones.

El avance de las técnicas percutáneas para el tratamiento de los problemas valvulares, como el implante de la prótesis aórtica percutánea, o el mitraclip para la insuficiencia mitral, o los dispositivos para la oclusión de la orejuela o el cierre de deshiscencias paravalvulares, han supuesto igualmente una revolución en la cardiología intervencionista y permiten el tratamiento de muchos enfermos previamente intratables o que precisaban abordaje quirúrgico.

SA:  España es uno de los países del mundo que más donantes tiene ¿Cómo se explica?

J.M.M: En España, la Ley de Trasplantes considera a todos los ciudadanos como donantes siempre y cuando hayan expresado en vida su intención. Se puede donar “en vida” o si la familia del fallecido accede a la donación, en base los deseos del fallecido. Esto sin dada ha favorecido al número de trasplantes en nuestro país, junto con una buena organización y un modelo centralizado, basado únicamente en prioridades y emergencias en cualquier lugar de nuestro país. Se ha invertido en ello, y ahora y desde hace unos años, recogemos los frutos de una buena gestión.

SA:  El debate sobre la sanidad pública siempre está vigente… ¿Tenemos una buena sanidad pública?

J.M.M: La Sanidad Pública es excelente. El nivel científico y formativo de nuestros profesionales es alto y en mucho lo es por el sistema formativo MIR, que asegura unos baremos de formación imprescindibles para ejercer una determinada especialidad. Nuestros gestores, lamentablemente no lo son tanto. Claro que hay problemas que hay que resolver, para seguir mejorando, sobre todo en gestión y control, con una valoración específica de los conocimientos y habilidades de los profesionales, y mecanismos de control y retribución acordes a ellos y no homogeneizados, que llevan a no premiar al que se esfuerza, innova y estudia y no castigar al que no hace el trabajo con unos mínimos exigibles a todo profesional de la salud. Las medidas tomadas en los últimos años no van encaminadas a esto, sino simplemente a disminuir los costes, aun a costa de empeorar claramente la asistencia de los enfermos.

SA:  Cuando hablamos de temas tan sensibles… ¿Cómo se prepara un médico para dar malas noticias?… si es que hay alguna manera

J.M.M: A eso no te prepara nadie convenientemente. El tiempo lamentablemente hace que tengas más tablas, pero siempre es doloroso para cualquier profesional decir que las cosas no han ido como a todos nos gustarían y incluso que el paciente ha fallecido. Se debería hacer más hincapié durante la formación de cualquier sanitario, médico o enfermera, en la comunicación con el paciente y la familia, porque es un aspecto fundamental de nuestra profesión, no solo para comunicar malas noticias, sino para toda la relación con el enfermo, en el procedo de su curación.