Javier Guerra Polo (Segovia,1983) lleva instalado en la élite de la maratón desde hace ocho años cuando se proclamó Campeón de España en su primera tentativa sobre la distancia de 42,195 kilómetros. Con un amplio bagaje anterior en el cross con, incluso, medallas internacionales con la selección nacional, Guerra ha cumplido el sueño que le ha motivado desde que empezó a correr de la mano de su padre y en el Colegio Maristas: competir en unos Juegos Olímpicos. En Tokio, en unas condiciones extremas de humedad y calor, con el condicionante del coronavirus y mermado por una caída en el kilómetro ocho, llegó a terminar la prueba en la posición trigésimo tercera, lo que le convierte en uno de los pocos que pueden presumir de haber concluido una de las carreras más duras de la historia del olimpismo. Ahora, ya recuperado de las lesiones producidas en la cita asiática, Guerra comienza un nuevo ciclo de entrenamientos con la mente puesta en el Europeo primero y en el Mundial después, ambos de 2022. Antes de iniciar una exigente sesión de entrenamiento, otra más, Javi Guerra atiende a Segoviaudaz.
Segoviaudaz: ¿En qué momento está Javier Guerra? Personal y deportivo
Javier Guerra: Estoy bastante bien, recuperado ya de las secuelas de la caída de Tokio y preparando los retos más cercanos, sin mirar mucho más allá de la próxima cita. Ahora que ya he competido en unos Juegos, no miro más allá del año a año.
SA: En su momento le costó encontrar su prueba favorita. El Maratón
J.G: Fue una evolución natural, he ido encontrando mi sitio. Mi mejor disciplina era el campo a través, pasé a la pista pero no conseguía el nivel suficiente como para llegar a competiciones internacionales que era lo que yo quería y me decanté por el asfalto. El maratón encajó y pude disfrutar desde el primer momento.
SA: Pero el cross siempre está ahí
J.G: Sí, comienzo la temporada siempre metiéndome de lleno en el cross para construir una base. Mi idea esta temporada es empezar en el cross y cuando llegue febrero estar listo para hacer la mínima para el Europeo.
SA: Vayamos atrás en el tiempo. ¿Cómo llevo el retraso de los Juegos? Por la incertidumbre, más que nada.
J.G: Fue un camino de subidas y bajadas. Después de hacerlo muy bien en competiciones internacionales logré mi plaza para los Juegos con una proyección muy buena y llegó la pandemia. Hubo un vacío tremendo, sin apenas competir, no sabíamos ni cuándo serían los Juegos, ni siquiera si serían en Tokio o si nos iban a respetar las marcas previas. Y la presión de no saber si ibas a competir se convirtió en tensión cuando nos lo garantizaron.
SA: .- Y entrenando y con la amenaza del Coronavirus
J.G: Tan duro como que en la recta final del entrenamiento limitas al extremo los contactos con tus amigos y hasta seres queridos para no contagiarte. Tensión, presión…
SA: Y llegan a Tokio…
J.G: …y después de unos días en la Villa Olímpica nos mandan a Sapporo. Ochos días, sin salir del hotel nada más que para entrenar. Un confinamiento durísimo mentalmente.
SA: ¿Y cómo lo llevó?
J.G: Leyendo, viendo series en Netflix y subiendo a una terraza en la planta más alta del hotel a intentar relajarme. Video llamadas a la familia… algo con lo que poder matar el tiempo. En general creo que nos mermó a todos los participantes.
SA: Y en la carrera todo va bien…
J.G: Hasta que me tiran al suelo en un avituallamiento. Me levanté rápido, pero me di cuenta de que tenía secuelas. Tiré como pude y a partir del kilómetro 27 me di cuenta de que acabar la carrera iba a ser mi única prioridad.
SA.- Y cómo hace uno para reponerse de semejante mazazo
J.G: Porque son cosas que también se entrenan. No es una cuestión solo de preparar tu cuerpo, también tienes que hacer trabajo mental. Tienes que anticipar posibles situaciones que te pueden pasar en competición o días antes. La carrera se convirtió en una guerra contra mí mismo.
SA: ¿Cómo funciona la mente en esos momentos tan duros?
J.G: En caliente piensas de todo: ¿Por qué me pasa a mí? ¿Por qué ahora?… son muchas preguntas para las que sabes que no tienes respuesta, pero que te haces igualmente mientras corres. Y te agarras a todo para seguir y te centras en acabar. Según pasa el tiempo te vas haciendo a la idea de que cruzar la línea de meta fue un éxito en sí mismo, y más teniendo en cuenta que durante la prueba veías a corredores abandonando y en muy malas condiciones.
SA: Ahora que ha quedado atrás la carrera de Tokio. ¿Cree que hizo la preparación adecuada?
J.G: Sí, llegué bien preparado para la carrera, sabíamos que el calor y la humedad iba a ser durísimo. Sin duda, volvería a prepararla igual.
SA: ¿París?
J.G: No quiero pensar más allá de esta temporada porque para los Juegos de París quedan tres años. Es mejor afrontar los objetivos a corto plazo.
Foto: Javi Guerra entra en meta en una prueba reciente/ runonline