Humana Fundación Pueblo para Pueblo recupera 138 toneladas de textil usado en Castilla y León para darles una segunda vida a través de la reutilización o el reciclado

Humana Fundación Pueblo para Pueblo ha recuperado 623.000 prendas de ropa, 138 toneladas de textil usado, en Castilla y León durante el primer semestre de 2021 para darles una segunda vida a través de la reutilización o el reciclado. La recogida selectiva de residuo textil representa un aumento del 28 por ciento respecto a los primeros seis meses del año pasado (108 toneladas).

Esto permitirá alargar su vida útil e implicará un doble beneficio: el primero es ambiental, porque reduce la generación de residuos y evita que acaben en un vertedero. Además, la recuperación del residuo textil en lo que va de año representa un ahorro de 438 toneladas de CO2 no emitidas a la atmósfera.

Asimismo, facilita la creación de empleo verde ya que Humana genera un empleo indefinido por cada 30.000 kilos de textil recogido. Además, los recursos obtenidos se destinan a proyectos sociales.

“Al obtener el máximo aprovechamiento del textil y darle una segunda vida, convertimos los residuos en recursos y les dotamos de un fin social”, afirma Beatriz Martín, responsable del área de Recogida de Humana en Castilla y León, “las prendas que se recuperan son un activo que, gestionado debidamente, se convierte en motor de empleo y de generador de fondos para la cooperación al desarrollo en el hemisferio Sur, y de apoyo local y agricultura urbana y social en nuestro país. Por ello, damos las gracias a la ciudadanía por su colaboración”, manifestó la fundación.

Cada ciudadano desecha cada año entre 20 y 30 kilos de textil. En Castilla y León se generan aproximadamente 50.000 toneladas de residuos textiles anualmente, pero sólo se recupera selectivamente una décima parte para promover su reutilización o reciclado.

Cabe señalar que la recogida selectiva de ropa tiene mucho potencial para garantizarle una segunda vida: el 50 por ciento se puede reutilizar y más del 35 por ciento, reciclar. Por eso es importante que se deposite en un contenedor de ropa; resulta obvio, pero casi el 90 por ciento del residuo textil no acaba en el punto de recogida adecuado.

El futuro del sector está marcado, en primer lugar, por la nueva Ley de Residuos, pendiente de aprobarse en las Cortes, que determina que todos los municipios deberán establecer una recogida separada para el residuo textil antes de 2025 (hoy en día no están obligados a ello), lo que impulsará las cifras de recuperación.

En segundo lugar, la organización consideró «fundamental» aumentar el número de contenedores en el espacio público para facilitar las donaciones de la ciudadanía; implantar mecanismos normativos que permitan una recogida selectiva eficaz y eficiente, que garantice la trazabilidad en la cadena de valor, y visibilizar el destino de la ropa. La existencia de indicadores fiables es clave para la credibilidad del sistema y para dar confianza a los ciudadanos.

En tercer lugar y en un horizonte de tres años vista, aquellos que pongan los productos textiles en el mercado deberán asumir los costes y la gestión de residuos que genera su producto, la llamada Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), que ya funciona para otras fracciones, como los envases.

El principal destino de las prendas depositadas en los contenedores de Humana es la planta de preparación para la reutilización de la Fundación en Leganés (Madrid), y una pequeña parte se vende a empresas de reutilización y reciclado.

Asimismo, el 54 por ciento se destina a reutilización, el 14 por ciento a través de las tiendas secondhand y el 40 por ciento se exporta, principalmente a África para ser comercializado, hacer accesible la vestimenta en países menos desarrollados y generar recursos para la cooperación al desarrollo.

El 37,5 por ciento se encuentra en un estado que no permite su reutilización por lo que se vende a empresas de reciclaje textil para que elaboren otros productos; el 1,5 por ciento son residuos impropios y el siete por ciento no se puede reutilizar ni reciclar ni valorizar energéticamente y se envía a un centro de tratamiento de residuos para su disposición final.