El tiempo pasa para todos por igual. La frase, típica y tópica, puede aplicarse también en cuestión de géneros y cirugía estética. A la hora de envejecer, la treintena es para ellos y ellas la década de la vida en la que comienzan a dibujarse en el rostro los primeros síntomas externos de la edad: pequeñas arrugas, pérdida de volumen y gravidez en la piel …
La genética y determinados factores externos se alían para que comience “un proceso sutil que implica una atrofia grasa perimetral alrededor de la boca,  que se va incrementando . También implica pérdida de soporte en el esqueleto facial aunque es menos determinante que los cambios en la grasa de la cara. “
Lo explica el cirujano plástico de AECEP, Gustavo Sordo, para quien uno de esos factores externos determinantes en el envejecimiento es el consumo masivo de tabaco por parte de la mujer desde los años 70. Si bien, explica, ellos han venido cuidándose menos en lo que a tratamientos y productos cosméticos se refiere, ellas han introducido en las últimas décadas hábitos nocivos de vida que influyen en el estado de la piel en particular y de la salud en general.
Hoy, parece que las diferencias de consumo, tanto de cirugía estética como de tratamientos en clínica, la llamada medicina estética, se recortan. Según datos aportados por la SEM, la sociedad que agrupa a los profesionales de este último sector, los varones son ya el 35% de los demandantes de sus servicios: mesoterapia facial, aparatología reductora de la grasa y tonificadora del músculo y otros.
También desde Estados Unidos llegan datos que reflejan esta tendencia. La  Academia Estadounidense de Cirugía Plástica y Reconstructiva Facial, ofrece una reciente encuesta en la que el 31% de los hombres preguntados se muestran favorables a pasar por el quirófano o a realizarse algún retoque en clínica si se trata de mejorar su imagen. La ISAPS recuerda que la liposucción es la cirugía estética reina en Estados Unidos en el universo masculino, seguida por este orden de la ginecomastia ( reducción de la mama), rinoplastia, blefaroplastia ( párpados ) y lifting facial.
En cambio, los hombres españoles parecen tener otro orden de prioridades . El pelo es lo primero, o, mejor dicho, su caída temprana, que hace que los injertos capilares sean hoy lo más solicitado. Estas cirugías se basan en dos técnicas , La FUE y la FUSS, ambas basadas en la extracción de cabello propio para su posterior implantación en las zonas donde se ha perdido. También la medicina regenerativa, basada en las terapias con células madre se están aplicando, aunque con resultados menos definitivos.
La rinoplastia se sitúa en segundo lugar, seguida de blefaroplastia, liposucción y ginecomastia. Esta última, la reducción de la mama masculina se suele solicitar en dos diferentes periodos de edad, tal como explica desde la presidencia de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica Francisco Menéndez Graiño . El primero puede producirse en la pubertad, desaparece en unos meses y es, en caso de prevalencia, cuando debe estudiarse y corregirse mediante cirugía. El segundo corresponde a la edad adulta, concretamente entre los 50 y 60 años.
En ambos casos, Menéndez Graíno aconseja discreción a sus pacientes sobre el procedimiento, especialmente si son niños, puesto que puede dar lugar a ciertos comentarios y burlas propios del desconocimiento.
En cuanto a quienes son mejores pacientes, el presidente de AECEP lo tiene claro: ellas. Tanto es así, explica que  “en USA suelen cobrar un 20 o 30% más a los pacientes varones cuando se operan la nariz. Ahora bien, en España no se hace esa distinción . Desconozco la causa de esa peor recuperación, pero me han pasado con varones cosas que nunca vi en mujeres, como quitarse o tragarse el taponamiento o quitarse la férula nasal….”
Por edades no hay distinciones a la hora de pasar por el quirófano: “Así unas orejas en soplillo pueden operarse en la infancia, una rinoplastia o ginecomastia en la juventud, y un lifting o unos parpados a partir de los 50 años.”
Si hablamos de información, ambos sexos conocen el procedimiento quirúrgico al que quieren someterse a los 30 y a los 40. A partir de los 50, ellas son quienes mejor se desenvuelven en consulta.