Cuando la indignación todavía es latente por el colapso de la AP-61 en la noche de Reyes, los vecinos de las localidades segovianas de El Espinar, Revenga y Villacastín, sus vecinos abulenses de Maello, dan la bienvenida a la segunda gran nevada del año, a la vez que se preparan para superar sus inconvenientes.

Eusebio, un pequeño empresario de El Espinar que hoy ha dado libre a sus empleados ante la imposibilidad de acceder a su carpintería, resalta que hacía muchos años que no se repetían de forma tan seguida dos nevadas tan copiosas como la registrada en Reyes y la de este fin de semana, “que arrancó el viernes por la noche y que parece que ha venido para quedarse”.

Bien pertechado para soportar con una sonrisa los tres bajo cero que los termómetros marcaban a las 13 horas en esta localidad de la Sierra de Guadarrama, Eusebio, mientras intentaba limpiar la entrada al garaje de la vivienda de su hija, reconocía los inconvenientes de las grandes nevadas, mientras relataba con como esta misma mañana había tenido que viajar hasta Madrid por el Alto de León (N-VI), ante los cortes intermitentes establecidos en la AP-6. “Parece algo incomprensible que una autopista se interrumpa el trafico y en una carretera convencional, que discurre casi de forma paralela, se circule con normalidad. ¿Algo está fallando?”.

A poco más de 25 kilómetros de El Espinar, en la localidad de Revenga, la misma pregunta se hacía Ernesto, que reconocía que excepción de un rato el sábado por la tarde, la carretera nacional (N-603) siempre han estado limpia. “Parece que alguien le quiere echar un pulso al Gobierno. ¿Para que queremos tener autopista de peaje?, se preguntaba.

Pero al margen de esta polémica, tanto Ernesto como Eusebio o como Yolanda y Paquita, vecinas de la localidad abulense de Maello, que esta mañana acudían al colegio para recoger a sus hijos con botas de agua y paraguas, coincidían que la nieve siempre es bienvenida y más después de una sequía como la que se arrastra. “Esta nieve es una bendición para el campo y el resto son anécdotas y pequeños inconvenientes que los que vivimos en los pueblos sabemos superarlos, aunque algún día nos toque comer pan duro si al panadero se le han olvidado las cadenas”.

En Villacastín, Almudena y Javier, que regentan un establecimiento la hostería ‘El Pilar’ en la travesía de la N-VI, compartían la opinión de sus vecinas abulenses y recalcaban que el problema es que ahora cualquier nevada se convierte en noticia y que a “todos parece que nos moleste la nieve”.

Javier tiene claro que el colapso de la AP-6 tuvo tanta repercusión por afectar “a los madrileños. Aquí, aunque con menos afectados, no es la primera vez que tenemos que tener abierto toda la noche y atender a los conductores que no pueden continuar”.

También con buen humor se tomaban esta mañana la nevada el personal de Patrimonio Nacional del Palacio de Riofrío, que aunque hoy estaba cerrado a los turistas, se afanaban en despejar los accesos con un todoterreno al que habían acoplado una cuchilla.

Pero a pesar del ir y venir constante de quitanieves entre Maello y El Espinar, y entre San Rafael y Segovia, y de la estrecha vigilancia de la Guardia Civil de Tráfico, la peor cara de la intensa e incesante nevada que esta mañana cubría los pies de la Sierra de Guadarrama se encontraba en el accidente registrado en la N-VI; a pocos metros del cruce de El Espinar, donde un turismo colisionó contra una quitanieves con un balance de un herido grave.