Desde el Montón de Trigo hasta Peña el Águila, el aclamado Cordal de la Mujer Muerta a Pasapán, que tanta belleza proporciona desde Segovia, los Siete Picos, Navafría, Cotos, Dos Hermanas, La Camorca y, por supuesto, Peñalara, techo de la Sierra de Guadarrama. Son algunos de los puertos, collados y cotas que forman parte de la propuesta de Parque Nacional Cumbres de Guadarrama, un espacio conjunto en los límites autonómicos de Castilla y León y Madrid que en los próximos meses podría alcanzar dicha categoría y convertirse en el décimo quinto del panorama nacional y el quinto en extensión, con 32.199 hectáreas, con una figura que otorga numerosos beneficios y que realza el paraje casi a la categoría de paraíso, con una importante protección medioambiental y que potencia el turismo.
De constituirse este nuevo Parque Nacional, habrían pasado exactamente 90 años desde que la Sociedad de Alpinismo Peñalara propusiera por primera vez su declaración, un proyecto que no tuvo éxito en los años 20 y que estuvo paralizado hasta principios de la última década, cuando el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, retomó la vieja idea y aprobó el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) en 2009, al que le siguió el de Castilla y León en enero de 2010, dos cuestiones imprescindibles para solicitar la figura de Parque Nacional.
Aunque la Junta y el Gobierno madrileño confían en que el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM) apruebe definitivamente la declaración antes de las Elecciones de mayo, la realidad en la Sierra indica que se podría retrasar. Lo cierto es que, una vez que salga adelante la propuesta, el Parque Nacional Cumbres de Guadarrama será el segundo de Castilla y León, tras Picos de Europa, con alrededor de 12.400 hectáreas del total. Estará incluido dentro del Parque Natural Sierra de Guadarrama (83.620 hectáreas de 35 municipios de Segovia y el abulense de Peguerinos), cuyo proyecto se aprobará el próximo miércoles en las Cortes. En la normativa se establecen las medidas necesarias y el marco jurídico para asegurar la conservación y mejora de sus ecosistemas naturales y valores paisajísticos en armonía con los usos y aprovechamientos tradicionales.
Fauna, flora y aprovechamientos
La propuesta de Parque Nacional pretende proteger la estructura de los ecosistemas de la Sierra, entre los que destacan los diferentes tipos de bosques en buen estado de conservación, principalmente pinares silvestres, sabinares, rebollares, enebrales, encinares, piornales y fresnedas, los interesantes matorrales y pastizales propios de la alta montaña mediterránea, los complejos de roquedos y pedreras de origen ‘periglaciar’ o las manifestaciones puntuales de humedales mediterráneos y turberas de montaña.
En cuanto a la fauna, se protegerán de manera especial las tres joyas de la sierra: buitre negro, cigüeña negra y águila imperial, esta última incluso contará con un centro de interpretación en la villa segoviana de Pedraza. Pero también se impedirá la introducción y propagación de especies ‘alóctonas’, especialmente en el medio acuático, como son el visón americano, el cangrejo de río americano, el cangrejo señal y el lucio, entre otros.
Todo ello está bien visto por los habitantes de las poblaciones de la Sierra. Pero el aspecto que más preocupa es el aprovechamiento de los usos tradicionales, como la ganadería, algo que según la Junta, sin embargo, no estará reñido con la declaración del Parque. Es más, según fuentes del Servicio de Medio Ambiente en Segovia se verá beneficiado como motor de desarrollo para la Comunidad Autónoma y para la provincia en cuanto a las posibilidades de turismo y de desarrollo rural. Así, la ganadería extensiva y el pastoreo se favorecerán con la habilitación de ayudas que podrán ser destinadas a actuaciones como vallados o de gestión, que es lo que en la actualidad ocurre en otros parques nacionales.
Los aprovechamientos ganaderos para pastoreo de las explotaciones de caballar y vacuno -charolesa y limousin-, valores culturales y ecológicos de la zona, se han reconocido en el PORN, según la Junta, aunque de forma controlada. De hecho, se fomentará el mantenimiento del pastoreo tradicional de tipo extensivo, aunque se procurará que se desarrolle de forma compatible con la conservación y regeneración de la vegetación más valiosa del espacio natural, más si cabe cuando por la Sierra discurre la Cañada Real Soriana. Pero también se limitará la instalación de nuevas explotaciones pecuarias intensivas en el interior del Parque.
Otras actividades próximas, como la del esquí que se practica en la estación de Navacerrada, se mantendrá, ya que el PORN contempla la compatibilidad de su uso por tratarse de una actividad estacional.
Pero las discrepancias sobre los beneficios y perjuicios de esta declaración no cesan e inundan la sierra segoviana. La población rural, vinculada desde hace décadas al monte, califica de ‘literatura’ muchos de los objetivos que figuran en la propuesta, como conservar la integridad de los valores naturales del espacio, ordenar sus usos, contribuir al fomento de la investigación científica y aportar al desarrollo sostenible de los núcleos y a la preservación de los valores culturales y formas de vida.
Restricciones
También inquieta entre la gente que la Ley de Parques Nacionales, que será de aplicación una vez se apruebe la propuesta por parte del MARM, prohíbe la pesca deportiva y recreativa y la caza, sobretodo la mayor –corzo, cabra y jabalí-, que podría terminar en una superpoblación y contribuir al desarrollo de enfermedades. Pero mención aparte merece la tala de árboles con fines comerciales, tres de los motores económicos de la zona.
Todo ello es considerado un problema para los lugareños residentes en la Sierra una vez que, municipios como Navafría, incluirá el 40 por ciento de su territorio en el Parque Nacional, algo similar a lo que ocurre en El Espinar y Valsaín, las tres zonas madereras por excelencia de la Sierra, principalmente la última, con un aprovechamiento del bosque que data del siglo XIX y una extracción de 32.000 metros cúbicos de madera anuales, trabajados en el famoso Aserradero de la localidad.
Repercusión social
Como cualquier tipo de decisiones importantes que afectan a los usos de las personas, las discrepancias y repercusión social son muy distintas en esta gran sierra segoviana. Así, donde más apoyos recibe la aprobación del Parque Natural y del Nacional es el sector central y occidental, aunque se aprecia diversidad. Dos vecinos del pueblo de Valsaín, Joaquín Benito y Olga Morales, ven positivo ambas declaraciones, porque se “potenciará el turismo y dará más vida”, asegura el primero, si bien considera que es “contraproducente si se restringe la caza y los usos ganaderos”. Por el contrario, la segunda, que trabaja en un centro de interpretación de la zona, entiende que cazadores y ganaderos “no lo vean bien”, pero cree que esta figura de protección será “positiva”.
En la misma localidad, Rubén España y su abuelo Evelio España confían en que ayude a crear empleo, pero reconocen que hay recelo. “Los ganaderos están fastidiados porque los animales son buenos para la evolución del monte”, espeta el nieto. El más veterano le acompaña y dice que no tendrá ventajas y que son “inconvenientes”. “Va a haber que sacar hasta un permiso para dar un paseo por el bosque, ir a por setas o que coma el ganado”, asegura
Por el contrario, la posibilidad del Parque Natural levanta más ampollas en el sector oriental. Concretamente, Prádena se erige como uno de los núcleos duros al respecto, como demuestra el carnicero del pueblo, que no quiso valorar. Otro viandante, José María Mateo, no negó que la declaración fuera necesaria, pero está seguro de que generará problemas. “Existen buenas disposiciones, pero es una prohibición total. Yo soy amante del campo y veo muchas injusticias, pero no se puede multar por cortar tres ramas de una zarza, como me pasó a mí”, relata. El alcalde de Ventosilla y Tejadilla, Lorenzo Crespo, coincide con el sentir general de la población de esa parte de la sierra y asegura que esta declaración no aportará beneficios y provechos al pueblo.
Andrés y Teresa, matrimonio de Navafría que habitúa pasear por los senderos y caminos de la zona, creen que el Parque es una “buena idea, siempre que no perjudique los intereses de los pueblos”. Reitera que hay discrepancia de opiniones en el tema porque la gente cree que “no se alcanzarán los beneficios que se anuncian” y pone como ejemplo a los ganaderos del pueblo, que “no quieren meter el ganado en el monte porque las administraciones les cobran mucho”.
Tampoco los ecologistas están de acuerdo con la propuesta, pero por motivos totalmente diferentes. A su juicio, creen que es decepcionante, ya que deja fuera de esa figura de protección los ecosistemas forestales más representativos de la Sierra, que son de vital importancia para las especies en peligro de extinción que habitan estas montañas, como el águila imperial y buitre negro.