Voluntarios de Greenpeace están entrando esta semana en supermercados de más de 20 localidades españolas para “etiquetar”, con mensajes informativos, los productos que proceden de la ganadería industrial. La organización busca así que las personas consumidoras conozcan el impacto que tiene la carne que comen y que sepan cómo esas explotaciones industriales, donde se crían y ceban los animales, contribuyen a la destrucción de nuestro entorno.
Las macrogranjas son el exponente máximo de la ganadería industrial, un modelo muy nocivo que sigue siendo el gran desconocido para buena parte de la población, sobre todo para la que se concentra en ciudades y compra en supermercados. La publicidad para promover los productos cárnicos muestra, de forma engañosa muchas veces, a animales libres en el campo y no encerrados en naves industriales, donde en realidad se cría a la inmensa mayoría, generando enormes niveles de contaminación. Por otro lado, aparecen cada vez más etiquetas que pretenden seducir a las personas con supuestas condiciones de “salud” y “bienestar animal”, cuando la realidad es muy diferente.
“Las personas consumidoras tenemos un gran poder. Con los productos que elegimos cada vez que vamos a comprar, podemos mandar un mensaje firme a las empresas y administraciones. Pero, para actuar, debemos saber cómo se genera nuestra comida”, ha declarado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España. “Por nuestra salud y la del planeta, es urgente que reduzcamos drásticamente la cantidad de productos de origen animal en nuestras dietas y que, aquellos que consumamos, provengan de la ganadería ecológica y local,” añade Ferreirim.
A día de hoy la ganadería es la responsable del 19% de las emisiones globales de efecto invernadero (por encima del 14,5% calculado hasta ahora), así que no es menor su responsabilidad frente a la crisis climática en la que estamos inmersos. Pero la industria se sigue resistiendo a asumir su responsabilidad, busca falsas soluciones como huída hacia adelante y perpetúa el mismo y destructivo modelo industrial.
En España, el sector agrario fue el único que incrementó sus emisiones en 2020 y, en gran medida, fue debido a las emisiones provenientes de la ganadería industrial. Según cifras del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el sector agropecuario es ya el tercer mayor responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero en España con un 14% de las emisiones totales. De éstas, la ganadería es responsable del 65% de las emisiones, o sea, de la gran mayoría. Cabe destacar que el sector agrícola es el responsable del 63% de las emisiones totales de metano – segundo gas de efecto invernadero con más emisiones en España – y, la ganadería, del 98% de éstas.
La ganadería industrial también contribuye de forma determinante a la contaminación del agua por nitratos, un problema tan grave en España que ha llevado a la Comisión Europea a abrir un procedimiento de infracción contra nuestro país en 2018 -procedimiento sancionador 2018/2250-. Ante la inacción de las administraciones, el pasado diciembre la Comisión decidió llevar a nuestro país ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por incumplimiento de la Directiva de Nitratos, lo que podría terminar en una multa millonaria contra España.