La nicaragüense Gioconda Belli ha recibido este lunes el XXX Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma que convoca la Diputación Provincial de Segovia por su obra ‘El pez rojo que nada en el pecho’.
Ha sido en el acto celebrado en el teatro Juan Bravo en el que ha estado representada por su sobrina, la también escritora Laura Martínez Belli y en el que la nicaragüense ha intervenido en el acto a través de la pantalla.
Comenzando por un malestar de clase, y pasando por las frustraciones, las transgresiones sexuales y sensuales, hasta llegar al amor de ambos por la poesía de T.S. Eliot, Gioconda Belli ha hecho un repaso también por el odio mutuo “al cronómetro”, a envejecer, y por la vocación por escribir desde la experiencia.
“Me ha sido muy difícil escribir a través de otra manera que no sea mi piel y eso no me complica; confío más en los sentidos que en la abstracción de la poesía celestial”, ha manifestado la escritora, quien además ha añadido que “no hay palabra sin boca, sin lengua, sin ojos, sin los días ni las noches y los amigos y los bares y, en fin, esas cosas cotidianas que pueden ser nimiedades, pero que son los filtros sin los cuales ninguna poesía existiría”.
Esa cotidianeidad se deja apreciar en los poemas de la obra premiada que la escritora ha leído y que han quedado publicados, una vez más, gracias a la editorial Visor.
De Vicente ha procedido además, con la presencia en el acto del vicepresidente de la Diputación y diputado de Cultura, José María Bravo, y del coordinador del Premio, Gonzalo Santonja, a la entrega de los dos accésits a David Refoyo y Jesús Aguilar Marina.
Ambos también han leído algunos de los versos de ‘El fondo del cubo’ (Refoyo) y ‘Versos perdidos en el desván’ (Aguilar Marina), libros por los que han recibido el reconocimiento del jurado, sino, además, para recordar a quienes han sido inspiración a la hora de escribir los poemas y a quienes deberán tomar su testigo en el futuro.
Así, mientras Refoyo ha hecho mención a su padre, a su hija y a todas las noches en las que ésta no le dejó dormir, pero sí le permitió escribir, Jesús Aguilar Marina ha transmitido su confianza en que “las generaciones posteriores sepan defender esa dignidad que nuestros ancestros alcanzaron y continúen emocionándose al contemplar el cielo. El momento en el que el ser humano se emocionó al ver el atardecer, nació la poesía”, ha afirmado el poeta.
Hoy, la poesía ha unido sobre el escenario del Juan Bravo a todos ellos con el público de todo el mundo, a través de Internet, demostrando que, como ha señalado Santonja, “el Premio Jaime Gil de Biedma es el premio más importante de la literatura española, no de España” y que la variedad de estéticas que reconoce le convierten, también, “desde la excelencia, en la casa de toda la poesía española”.