La compañía Erimsa reduce un 75% la superficie de la mina proyectada en el nordeste de la provincia de Segovia. Esta rebaja supone que el proyecto no afectará al río Duratón, según informa la empresa. «El propósito de la empresa es desarrollar su labor en perfecta armonía con los ciudadanos y las instituciones», declara en un comunicado.
Así, informó de que reduce de 1.692 a 419 hectáreas la superficie aprovechable en su nuevo proyecto para extraer cuarzo “de modo sostenible” en el nordeste de la provincia de Segovia.
“Ante la expectación generada, la compañía ha optado por esta rebaja sustancial del 75 por ciento de la extensión, donde trabajará de forma progresiva, recogiendo la inquietud de los ciudadanos sobre el alcance del proyecto”, indicaron.
El área total se ha limitado desde las 97 cuadrículas mineras (2.720 hectáreas) previstas originalmente a las 28 cuadrículas mineras (785 hectáreas) actuales, pero únicamente realizará “un aprovechamiento razonable de los recursos” en las 419 hectáreas mencionadas. “Será sobre estas 28 cuadrículas sobre las que realizará el nuevo Proyecto de Explotación y Estudio de Impacto Ambiental a presentar”, aclararon.
Cribado de terreno
La empresa constató que el cribado de terreno que aplica Erimsa para el aprovechamiento del recurso natural “es similar al descantado que, tradicionalmente, se practica en las tierras agrícolas de Castilla y León para poder hacer productivas las fincas”.
Con este sistema de trabajo, la empresa aseguró que “la fertilidad está garantizada”. “Únicamente extrae el cuarzo de la capa superficial de la tierra con un tamaño superior a 4 centímetros, lo que supone un ocho por ciento del total, depositando el resto en el mismo lugar. Esto permite mantener la topografía original de los terrenos, sin que se aprecie merma sustancial en el nivel”, defendieron las mismas fuentes.
Aclararon que el proceso se inicia con la separación de la capa externa de la tierra, que se apila “permitiendo su oxigenación”. Agregaron que dos equipos trabajan en el hueco, de 1,5 metros de profundidad como máximo; uno extrae el material y el otro lo criba, dejando in situ el que “es inferior al tamaño fijado por la compañía”.
Además, destacaron que «la restauración se lleva a cabo inmediatamente, extendiendo la capa productiva separada al inicio del proceso, además del allanado y el subsolado. El área de trabajo simultáneo es de dos hectáreas, minimizando al máximo tanto el impacto visual y medioambiental, como el posible acústico derivado del aumento del tránsito por las carreteras con el transporte del material2.
“Esta metodología es compatible con las actividades socioeconómicas tradicionales en la zona: agricultura, ganadería y turismo”, sentenciaron.