Asegura el dicho que los de Bilbao «pueden nacer donde les venga en gana» y esta máxima podría aplicarse al ‘segoviano’ Eneko Gañán que nació en Bilbao hace 39 años pero que con tan solo dos aterrizó con su familia en la capital del acueducto.
Enamorado del Rugby desde hace varias décadas, se enroló en la pionera aventura del oval en Segovia con la creación del RAC Lobos ejerciendo de jugador, presidente y «lo que se terciara». Después de dos temporadas jugando de ‘segunda línea’, una lesión le obligó a retirarse de la competición y a plantearse ser árbitro. «Puede decirse que me ‘reclutaron’. No les costó mucho convencerme y para el curso 2004-05 ya tenía el título de árbitro regional. Después de arbitrar tres años en la categoría me saqué el curso de nacional y lo máximo que he llegado a pitar como principal fue en División de Honor B el año pasado», afirma Eneko Gañán.
Las obligaciones profesionales y familiares hicieron a Gañán, que ostenta el cargo de Presidente del Comité de Árbitros Regional, a bajar el número de partidos a dirigir y en esta última temporada ha sido ‘línea’ en cuatro partidos de División de Honor, además de en la Supercopa de España.
Pero la visibilidad y el reconocimiento fraguado durante muchos años en multitud de partidos y campeonatos de varias categorías le llegó a Gañán cuando el pasado viernes 15 de abril, a tan solo 48 horas de la final de la Copa del Rey a celebrar en Valladolid, recibió una llamada que le comunicaba si tenía disposición para ser el cuarto árbitro. «El cuarteto arbitral llevaba designado desde hace un mes. No sé que es lo que le pasó al cuarto árbitro que estaba previsto pero el caso es que me llamaron a mí. Yo pensé que era yo el que tenía que buscar un cuarto árbitro disponible hasta que me dijeron que no, que la proposición era para mí», apunta Gañán.
Una vez ‘cuadrada’ su agenda familiar, Gañán, se puso a disposición de la Federación y entró en la dinámica de la Final de Copa sin hacerse mucho a la idea de lo que representaba hasta que, en el Hotel de concentración en Valladolid, unas horas antes de comenzar el partido, se dio cuenta por la repercusión en redes sociales sobre todo que «el partido iba a ser diferente. Había más de 25.000 personas en el Estadio Zorrilla mucho tiempo antes del encuentro». También empezaron a percatarse de lo particular de la cita cuando hubieron de pasar un minucioso registro de sus pertenencias y acreditaciones con motivo de la presencia del Rey en la final y siempre por motivos de seguridad.
La particularidad del Rugby hace que, por ejemplo, los presidentes del WRAC Quesos Entrepinares y el Silver Storm CR El Salvador (contendientes en la final) y de la Federación Española (Alfonso Feijoo) hablaran poco antes del partido con el cuarteto arbitral con naturalidad y les manifestaran que » el resultado era lo de menos» y que » lo importante en un día como el de hoy es promocionar el Rugby». Impensable en fútbol, por ejemplo.
El cuarto árbitro en Rugby
Sus compañeros (Jorge Molpeceres como principal e Iñigo Atorrasagasti y Arnaltz Bilbao como ‘líneas’) y él propio Eneko Gañán no perdieron la oportunidad de hacerse ‘selfies’ en el calentamiento con un ambiente «espectacular» en las gradas de Zorrilla.
No es habitual la presencia de un cuarto árbitro en Rugby y solo lo es en las finales. Su tarea fundamental es la de liberar de obligaciones a los ‘líneas’ ,es decir, estar pendiente de las sustituciones y de controlar el tiempo de inferioridad de cada equipo durante las expulsiones o ‘sin bin’ que duran 10 minutos. «Me tocó ser el ‘poli malo’, vigilar las zonas técnicas y controlar un poco a los banquillos», afirma Gañán.
Entre las anécdotas del partido, entre otras, Gañán destaca que con los dos equipos preparados pasa saltar al campo a la espera de la señal de televisión, alguien de protocolo de la Casa Real les hizo salir al terreno de juego con la lapidaria frase de «El Rey no espera» y que, cuando concluyó el partido con victoria de El Salvador por 13 a 9, el Rey Felipe VI bajó al campo, habló con los capitanes, se hizo fotos y saludo a todo el mundo.
El himno, el ambiente, el sonido de los tacos de las botas de los jugadores en el túnel de vestuarios antes de empezar o el hecho de que hubiera «gente de rugby de todo el país» en las gradas, son detalles que Eneko nuca podrá olvidar. La camaradería entre las aficiones, el conocido como ‘tercer tiempo’ en el que toda la familia del rugby celebra conjuntamente el final del partido y el hecho de que miembros de la policía aseguraran que «no sé que hacemos aquí, es imposible que ocurra nada» también son detalles que difícilmente podrá dejar de recordar.
Lecturas y sensaciones
«Este partido ha servido para demostrar que se puede llenar un campo grande y que se puede volver a hacer. En Valladolid tienen una masa social increíble pero el campo se llenó con gente de muchos equipos. Lo bonito sería que subieran las licencias y que gane el rugby», afirma Gañán.
Los valores del rugby y el respeto entre rivales y con los árbitros han quedado también potenciados con un partido en el que apenas hubo incidentes y la deportividad fue extrema: «Este deporte (el rugby) es único. Muy rara vez me han insultado desde la grada cuando he sido árbitro y cuando ha sucedido al final del encuentro o al siguiente partido vienen a pedirte disculpas», afirma Gañán.
En Segovia
La tarea del club RAC Lobos en Segovia es muy bien valorada por Gañán «El club hace un buen trabajo y están desarrollando su tarea fenomenal. Ahora hay que seguir haciendo más cosas», asegura y considera que sería «muy positivo» que tanto las chicas como los chicos estuvieran, al menos, en una categoría superior.
«La Federación española quiere traer cosas a Segovia, tanto la final de Copa del Rey que se celebró en La Albuera como los partidos de la selección absoluta femenina de ‘seven’ en 2015 dejaron encantados a los dirigentes», asevera Gañán.
Pese a la repercusión de su aparición en la final de la Copa del Rey, Eneko Gañán es consciente de que su vida personal y profesional choca con la exigencia que requiere arbitrar y aunque reconoce que » arbitrar engancha» no te puedes ganar la vida con ello. «A lo largo de mi carrera he arbitrado gratis, a cambio de camisetas, vino o pagándome solo la gasolina»; » Llegas al mundo del arbitraje en Rugby en España o por tradición familiar o porque te lesionas siendo jugador y ya no puedes seguir o porque después de jugar te apetece vivir el rugby desde otra perspectiva, no para ganar dinero con ello», matiza. Y «Llega un momento en el que te da igual arbitrar a chicos a chicas, a categoría regional o nacional, simplemente, lo necesitas», asegura Gañán.
Foto: Eneko Gañán, primero por la izquierda, durante los instantes previos a la final de la Copa del Rey de Rugby disputada en Valladolid el pasado domingo/Luz Fierro