Electrofolk de la tierra, de Palencia y de Castilla. Una música que gira en torno a Castora Herz, un dj y productor palentino residente en Berlín, aunque asentado actualmente en Ampudia, centrado en mezclar folclore con las formas más avanzadas de música electrónica. Herz es la implícita persistencia de la vida y su ingenio infinito en la tarea de la supervivencia. La energía orgánica cubre la piel, sostiene el ego y puede usarse para proteger la psique del trauma.
En 2020 fundó en la capital alemana el sello discográfico Samain Music dedicado a promover e investigar en las diferentes tradiciones musicales de la Península Ibérica, adaptándolas a los nuevos instrumentos y corrientes estéticas de hoy en día. Y es que, Castora Herz ha actuado en lugares como Londres, Frankfurt, Paris, Ciudad de México, Buenos Aires, Madrid, Barcelona, Lisboa, Salvador de Bahía o Medellín, entre otros.
Con su trabajo intenta rescatar el folclore de Castilla con sus diferencias rítmicas y componentes melódicos y armónicos. Es decir, “aunar una música tradicional y popular del pasado con una música tradicional y popular del futuro”, afirma en declaraciones a la Agencia Ical Castora Herz.
De alguna manera, “se busca que confluyan esos ancestros, que en el pasado hacían canciones, con esos instrumentos y elementos electrónicos que, se puede decir, es la música del futuro”.
Sin dejar de lado la importancia de “combinar la parte urbana con la rural y lo puro con lo viciado”. Siempre ha habido un grupo de personas que han seguido haciendo folclore, como si fuera la resistencia, pero, desde hace unos años, se observa un auge claro en el género, añade.
Evolución musical
Aunque no existen demasiados proyectos claros haciendo la mezcla de géneros, apunta que hay dos grandes patas dentro del ámbito, como son Baiuca, con un folclore gallego, y Califato tres por cuatro, en Andalucía. «El futuro pinta bien, porque cada hay más compañeros que se están encontrando con sus raíces, de la mano de una escena emergente».
Detalla a Ical que ahora mismo está trabajando en un disco de remixes de canciones de El Naán, que verá la luz a principios del año que viene. Además, trabaja con un percusionista y una cantante para llevar sus canciones al directo con banda. «La idea es no quedarse en la parte de dj, sino intentar hacer un show con percusiones, con voces y bailarines».
Aunque ha vivido los últimos años fuera, cree que se apoya bastante a la música desde las instituciones, especialmente si es tradicional o clásica, aunque el COVID-19 ha convertido todo en una tarea más difícil.
“Tengo la sensación de que hay una nueva generación que se está quedando aquí e incluso otros que migraron y están volviendo, por lo que son un nuevo nicho que buscan su lugar y necesitan que les den nuevos estímulos”, asevera.
Apoyo cultural
Por otro lado, apunta que, en otras comunidades autónomas, las empresas privadas están promoviendo que aparezcan proyectos más vanguardistas a partir de patrocinios de conciertos, creaciones artísticas o giras. “Estaría muy bien que pudiera pasar en Castilla y León, porque sería un revulsivo para los nuevos proyectos”.
“En Castilla y León hay una tensión grande entre los músicos tradicionales que quieren conservar la forma de hacer de sus antepasados y una nueva generación de artistas que están intentando adaptar esa esencia a las nuevas formas y las nuevas necesidades actuales”.
Reconoce que es curioso como esa tensión se vivió hace años en lugares como Galicia, dado que ahora todos entienden que “es un beneficio común al dar a conocer la música de raíz”.