Los tesoros de Martín Muñoz de las Posadas y Arévalo son los protagonistas de «El reino que pudo ser», de «La Historia en Bicicleta».
Los 17 kilómetros que separan las localidades de Martín Muñoz de las Posadas, en Segovia, y Arévalo, en Ávila, es la nueva ruta que nos proponen Carolina Muñoz y Carlos Rubio en su canal de Youtube “La Historia en Bicicleta” en su reciente vídeo titulado “El reino que pudo ser”. En él nos muestran monumentos y nos narran pasajes de la historia, mientras pedalean, en un enclave de una gran belleza.
Un itinerario histórico en bici
En Martín Muñoz de las Posadas comienzan Carolina y Carlos esta excursión. Una localidad fundada en tiempos de Alfonso VI, en la época de las repoblaciones del sur del Duero, y que ha estado marcada por la figura del cardenal Diego de Espinosa, uno de los personajes más importantes de la España de Felipe II.
Se detienen en su plaza donde, nos cuentan, que se celebraba un mercado cada lunes y una feria que duraba doce días, en torno a la festividad de San Mateo, en septiembre. Esta feria era muy importante para el pueblo ya que no se pagaba el impuesto de la “alcabala” y a ella acudían numerosos vendedores y compradores venidos desde muy lejos.
A un lado de la plaza, se encuentra la iglesia de la Asunción con sus tres puertas, cada una de ellas corresponden a un estilo y a una época diferente. Y dentro del templo nos aguardan varias sorpresas, entre ellas la escultura funeraria de Diego de Espinosa, realizada por el famoso escultor, Pompeo Leoni, y un cuadro del Greco, El Calvario, que tiene una curiosa historia que conoceremos.
Muy cerquita de la iglesia está el palacio del cardenal Espinosa, con su inconfundible estilo escurialense. Dentro admiraremos su patio que nos recuerda a los palacios italianos del siglo XVI.
Rumbo a Arévalo
Y desde aquí Carolina y Carlos ponen rumbo a Arévalo, pero antes hacen una breve parada en Gutierre Muñoz, donde murió el rey de Castilla, Alfonso VIII. El pedaleo es cómodo por la llanura castellana que recorre tierra de pinares.
Carolina y Carlos se detienen en el Pinar de Espinosa de los Caballeros en donde el pino es la especie dominante desde hace, al menos, 6000 años. Los habitante del lugar supieron aprovechar bien sus recursos: madera, piñones, resina y pez.
También nos hablan del trigo candeal que se sembraba en esta zona, con una harina de alta calidad, muy blanca y compacta, que dio origen al llamado “candeal de Arévalo”, y que durante mucho tiempo fue el índice que marcó los precios del trigo en el mercado español.
Y así alcanzan Arévalo, un lugar que pudo ser la capital de un reino y que hoy nos ofrece, entre sus muchos atractivos, sus iglesias, su plaza de la Villa y su castillo.
Arévalo se fundó en la confluencia de los ríos Adaja y Arevalillo, desempeñando un lugar destacado en la frontera entre Castilla y León. Su castillo fue levantado en este emplazamiento y el infante Alfonso, hermano de Isabel la Católica, estableció su corte en él. De haber vencido a su hermanastro, Enrique IV, en la guerra por el trono de Castilla, hubiera reinado como Alfonso XII, y de no haber perdido la vida por la peste, o probablemente debido a un envenenamiento, la historia de España hubiera sido muy distinta y, tal vez, su capital o del país que hubieran formado León y Castilla estuviera aquí, en Arévalo.
Carolina y Carlos nos cuentan ésta y otras historias y nos enseñan también la iglesia de Santo Domingo, construida extramuros de la villa y junto a la plaza del Arrabal; la iglesia de San Martín vinculada al linaje de los Tapia, hoy desacralizada, y en la que destacan sus dos torres conocidas como “las torres gemelas”; y la iglesia de Santa María la Mayor, cuyos toques de campana eran los que indicaban el horario de apertura y cierre de la antigua muralla que rodeaba la población.
Y además se detienen en otra de las joyas de Arévalo, su plaza, sin duda una de las más hermosas de la provincia y que paseando por ella da la impresión de haber retrocedido varios siglos en el tiempo.
Y con esta última visita se despide “La Historia en Bicicleta”. Sus protagonistas, Carolina y Carlos, nos invitan a acercarnos a esta zona entre Segovia y Ávila para admirar los tesoro que encierra.