La historia del pueblo de Segovia y su fábrica de chocolate, que han destacado en el dulce mapa de este producto, comenzó a finales del siglo XIX.

Fue entonces cuando surgió «Chocolates Herranz» en la localidad segoviana de Migueláñez. Así, como cuenta Prodestur, «su historia comienza a finales del siglo XIX cuando surge la tradición chocolatera en Migueláñez, pueblo de la campiña segoviana».

La fábrica de chocolate abrió sus puertas en 1946 y las cerró 52 años después en 1998. Entonces, la fábrica quedó en desuso hasta el año 2009, «con las máquinas aún con chocolate reseco de la última elaboración que se hizo en ellas. Tras un arduo trabajo de limpieza, la fábrica queda en unas condiciones dignas para visitarla», detalla el organismo de Turismo.

De este modo, según explica Prodestur, era tal la importancia de esta fábrica de chocolates que contaba con cuatro salas distintas donde se realizaba su producción. Así, el almacén, la sala de tostado del cacao, la sala de molido y amasado, y la de moldeado trabajaban para conseguir «una tableta de chocolate perfecta».
La Antigua Fábrica de Chocolate, o antiguamente Chocolates Herranz, actualmente se puede visitar gracias al interés de conservación de María Jesús Fuentes. La empresaria recalca que aunque la fábrica cerró en 1988, es  «la única línea de máquinas de este tipo completa que existe en el mundo», lo que le otorga a este edificio un valor singular y único como patrimonio industrial.
Además, destaca la propia estructura de la fábrica, realizada con cuarcita de la localidad de Domingo García, y pizarra de las canteras de Bernardos.

Migueláñez

Con una población de poco más 130 habitantes, el pueblo segoviano de Migueláñez, además de la Antigua Fábrica de Chocolate, cuenta con la Ermita del Cristo del Humilladero entre sus atractivos turísticos.