Todo empieza el pasado mes de marzo, cuando los vecinos de la comarca del Nordeste de Segovia pueden leer en la prensa que una empresa planea una mina a cielo abierto para la extracción de cuarzo metalúrgico, que afecta a los municipios de Barbolla, Castillejo de Mesleón, Sotillo, Cerezo de Arriba, Cerezo de Abajo y Duruelo.
Le empresa encargada de llevar a cabo este proyecto es la gallega Erimsa, que pertenece a la noruega Elkem que, a su vez, participa con la empresa china, Blue Star. Según indica Marisa Moro, portavoz de la Plataforma en contra de la mina a cielo abierto, llegan al Nordeste segoviano para “llevarse el cuarzo metalúrgico a Noruega mediante el sistema de extracción ‘todo en uno’”, que consiste en entrar con maquinaria pesada, una pala cargadora y los camiones, arrancar del suelo la tierra y todo lo que hay para echarlo en una criba y llevarse el cuarzo metalúrgico que sea mayor de 4 centímetros, dejando lo que sobra en el mismo sitio.
Según cuenta, en un principio ellos creen que con este sistema no existen daños. Sin embargo, el problema llega cuando “accedemos a la opinión de profesionales como un ingeniero agrónomo, un arqueólogo y un geólogo que nos advierten de que el cuarzo metalúrgico que extraen es el sistema de drenaje de toda la comarca”, a través del que se forman unos canales que permiten que cuando llueve el agua se filtre por esas tierras y llegue a los acuíferos existentes en la comarca.
Daños ambientales y humanos
Así, asegura que “lo que nos explicaron los expertos es que si se llevan el cuarzo lo que dejan son las gravas finas y la arcilla, que impermeabilizan el techo del acuífero, por lo que cuando lleve el agua que se queda forman charcos que se convierten en un foco de infección o se evaporan”, lo que provoca que el acuífero pierda la capacidad de absorción de agua y esta se pierda para el consumo y uso humano. A esto se añade el vacío de los acuíferos por “la cantidad de agua que se gasta al transportar un total de 80.000 toneladas anuales, de las cuales utilizan 40.000, a un centro de lavado”.
Por su parte y, al recibir distintas alegaciones por parte de los vecinos, el director general de Erimsa, José Antonio Valencia, asegura que se trata de “un proyecto minero totalmente sostenible y compatible con el medio ambiente y con el patrimonio cultural de la zona”. Además, declarada que se trata de una labor de extracción que se desarrolla en varias fases en las que se retira la capa de tierra vegetal, que dejan amontonada debidamente para que no pierdan las propiedades, se seleccionan las fracciones mayores de 40 milímetros, que supone un 8% del material movido y el resto, “lo enviamos directamente al hueco del que estamos extrayendo y lo allanamos”.
Sin embargo, los vecinos no creen estas ideas y consideran que la fauna y la flora también se ven perjudicadas por este proyecto ya, que según indica Marisa, la mezcla de materia orgánica e inorgánica va a provocar una situación “en la que la fauna emigre de la comarca y la flora quede totalmente afectada, acabando con el equilibrio de más de dos millones de años, desde que se formaron estas tierras”. Pero, el peligro “más serio” al que se enfrentan los vecinos del Nordeste segoviano es el contaminante de los polvos que produce este cuarzo. “Uno de menos de dos micras y media, que llega directamente al alveolo, estando en contacto con la sangre, sin poder filtrarlo. El otro, el polvo respirable de sílice cristalina, está declarado como detonante cancerígeno en grado 1 por la Organización Mundial de la Salud y por el Gobierno español desde 2020”.
Acciones reivindicativas y de concienciación
Ante estos problemas, la Plataforma en contra de la mina a cielo abierto se ha conformado como una red de vecinos que promueven reivindicaciones para parar este proyecto “que pretende actuar sobre 1.600 hectáreas de nuestro territorio”. Lo hacen por medio de acciones reivindicativas como mítines, concentraciones, charlas y conferencias para informar de la situación a los vecinos de la comarca, pero también promueven iniciativas como marchas por el campo, mercadillos y carreras solidarias, que tienen el objetivo de llegar a la población con propuestas diferentes para que vean que en una comarca no es necesario que entre una mina que genere seis puestos de trabajo “envenenados” ya que perjudican a todos los relacionados con la agricultura y el turismo. Además, de entender que el proyecto de la mina “va a acabar con la riqueza de la comarca del Nordeste segoviano”.
Ante dichas reivindicaciones y las más de 2.500 alegaciones, tal y como cuenta Marisa, Erimsa ha optado por mantener contactos con la Plataforma y con los distintos ayuntamientos para, según indica su director general, “explicar de una manera exacta cuál es nuestro tipo de actividad para que haya una buena comprensión del procedimiento”. Además, desde la empresa pretenden reducir el descontento de los vecinos mediante la reducción del proyecto inicial, que era de 1.600 hectáreas, “a una cuarta parte, que correspondería a 400 hectáreas”. Sin embargo, tal y como menciona Marisa, también hablan de que “puede haber una posible ampliación, vendiendo como novedad que el resto de hectáreas lo van a trabajar en el segundo y tercer proyecto y hablando de hasta 80 años de excavación”.
Apoyos institucionales
En cuanto a los apoyos recibidos por parte de las administraciones, la portavoz de la Plataforma recuerda como en un primer momento los alcaldes de las localidades afectadas se involucraron con la movilización y “presentamos, junto con Ecologistas en Acción, el RAS, el SEO, San Quirce y más sectores, un total de 2.500 alegaciones”. A su lado, también se posicionó el Partido Socialista que presentó una pregunta en las Cortes de Castilla y León y un eurodiputado de Izquierda Unida que “se reunió con nosotros para presentar una pregunta en el Parlamento Europeo”. En los últimos días, el Partido Socialista presentó en el Pleno de la Diputación una moción en contra de la mina que fue aprobada por toda la corporación, con la abstención de Vox.
Estas acciones han hecho que el proyecto se mantenga en Industria y Minas de Segovia, siendo “la Junta de Castilla y León la que tiene el poder de decir que no a este proyecto” y, mientras que Erimsa espera “poder iniciar el trámite ambiental si así lo estima oportuno el departamento de Industria y Medio Ambiente”, los vecinos de la Plataforma en contra de la mina a cielo abierto del Nordeste de Segovia confían en que “si la Diputación y el Partido Popular están en contra del proyecto, la Junta va a entender que los vecinos de la provincia de Segovia no queremos esa mina en nuestra Comarca” y en que “la presión institucional que estamos ejerciendo consiga frenar este proyecto que destroza nuestra forma de vida”, concluye Marisa.