El Museo de Segovia ha elegido el retablo policromado ubicado en la desaparecida Iglesia de Santa Columba como ‘pieza del mes de abril’. La obra tallada en madera y posteriormente policromada data del primer cuarto del siglo XVI y, tras pasar por el Hospital de la Encarnación y el convento de San Francisco, fue entregada al Museo Provincial de Bellas Artes de Segovia, predecesor del Museo de Segovia, en 1866.

La ‘pieza del mes’ se cree que es obra de Lucas Giraldo, discípulo de Vasco de la Zarza, escultor al que en Segovia, además de este retablo, se le atribuyen o al menos participó en la ejecución del retablo Mayor del monasterio del Parral y de los sepulcros en alabastro de Juan Pacheco y su esposa, María de Portocarrero.

En este retablo se recogen nueve episodios diferentes de la vida de Jesús Nazareno: oración en el Huerto de los Olivos, resurrección de Jesús, Jesús con la cruz a cuestas, la huida de Egipto, la matanza de los inocentes ordenada por Herodes, la circuncisión de Jesús, la Adoración de los Reyes Magos, Pentecostés y Jesús entre los doctores.

Las esculturas están talladas sobre madera de pino para, posteriormente ser policromadas. La técnica utilizada para lograr la policromía consistía en la aplicación de varias capas de yeso a partir de sulfatos y gelatinas animales sobre la madera tallada para después superponer en el yeso un recubrimiento con arcilla roja sobre el que se fijaban las hojas de oro. En el pan de oro se aplicaba pintura al temple y se raspaba para descubrir la capa de oro. Finalmente, se empleaban pinturas y troqueles para darle la textura deseada a la talla.

El retablo se puede contemplar en el Museo de Segovia que está abierto a visitas de martes a sábado de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.00 horas, y los domingos de 10.00 a 14.00 horas.

Iglesia de Santa Columba

La desaparecida Iglesia de Santa Columba se ubicaba en la plaza del Azoguejo junto al Acueducto de Segovia. Este edificio formaba parte del conjunto de 34 iglesias románicas que había en la ciudad de Segovia. En el siglo X fue restaurada pero en el siglo XIX sufrió las consecuencias de las desamortizaciones, y en 1818 se produjo el derrumbe de su torre mudéjar.

Después de sucesivos derrumbes y ante el grave estado de la iglesia, el Estado se hizo propietario de la parcela en 1863. Tras empeorar el estado del edificio, la Iglesia de Santa Columba fue demolida de forma definitiva entre 1930 y 1931. Actualmente se conserva su cripta con paredes de mampostería y ladrillo en buen estado de conservación.