El sector de la construcción de Castilla y León pone sus esperanzas este 2021 en los Fondos de Nueva Generación de la Unión Europea tras el varapalo que supuso la crisis del COVID-19, que en 2020 recortó un 20,5 por ciento la promoción de viviendas en la Comunidad. Por ello, creen que un reparto “equitativo” y que llegue a las pequeñas empresas puede ser el “caldo de cultivo” para el crecimiento y la recuperación del sector.
Un año después del inicio de la pandemia del coronavirus, el presidente de la Confederación Castellana y Leonesa de la Construcción, Javier Vega, aseguró en declaraciones a Ical, que 2020 fue un año “difícil”, debido a que hasta marzo iban hacia la “estabilización”, si bien la primera ola y todo lo que vendría después les devolvió al pasado, a los años del frenazo en la promoción de viviendas.
De hecho, el ‘ladrillo’ ya está pagando la factura de la pandemia, pues esta crisis sanitaria tampoco ha sido una oportunidad para la vivienda, más bien “al contrario”, como indica la patronal, tras conocerse los últimos datos de los visados de dirección de obra de los colegios de arquitectos, que reflejan una caída libre, al pasar de 5.117 a 4.066 en Castilla y León, según la estadística publicada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
A pesar de las dificultades, la patronal destacó que el sector ha dado muestras de una capacidad admirable de adaptación a entornos complicados. “Ser un sector profesionalizado y muy bien organizado ha contribuido, sin duda, a reducir el impacto”, afirmó Javier Vega, quien aseguró que en lo que va de año “no hay motivo para la alegría”, a la luz de los datos de venta de viviendas y de constitución de hipotecas del mes de enero.
“No me cabe duda de que la tendencia se invertirá”, afirmó el presidente de la patronal de la construcción en la Comunidad. Para ello, Javier Vega manifestó que los mecanismos puestos en marcha por Europa deben ser “adecuados y suficientes” para mantener la actividad y el empleo. “Este es ahora uno de nuestros retos”, apostilló para aumentar la actividad, así como aprovechar la “clara apuesta” de las instituciones comunitarias por la rehabilitación.
Dos años atrás
La crisis del COVID ha supuesto un retroceso de dos años en la lenta recuperación del ‘ladrillo’ en Castilla y León, puesto que en 2020 se otorgaron 4.066 visados de dirección de obra, cifra ligeramente superior a los 3.998 de 2018. El comportamiento del sector fue peor en la Comunidad, que en el conjunto del país, donde la caída fue del 19,5 por ciento, hasta los 85.535. Además, el impacto del coronavirus fue mayor en la edifición en bloque (27,3 por ciento) que en la unifamiliar (9,96 por ciento).
Esto se produjo porque ocho de las nueve provincias de la Comunidad registraron caídas en el número de permisos para construir viviendas. La excepción la marcó Palencia, que contabilizó 301, frente a los 280 de 2019, por lo que destaca con un aumento del 7,5 por ciento, gracias al despegue de la edificación en bloque que compensó con creces el menor número de visados para casas unifamiliares.
En el lado opuesto, el descalabro fue notable en Zamora, con una caída del 35,6 por ciento, hasta los 132 visados; seguida de Segovia, con un 30,9 por ciento menos y 302, y Burgos, con un 30,4 por ciento menos, hasta los 737. También fueron elevadas las caídas en Ávila, con un 25,7 por ciento menos y 165; Valladolid, con un 21,2 por ciento hasta los 1.210; Salamanca, con un 18,8 por ciento menos; León, con un 8,5 por ciento menos, hasta los 635, y Soria, con un 8,3 por ciento menos, hasta los 243.
Estabilidad
La patronal de la construcción de Castilla y León pide “estabilidad normativa, económica y social” y “evitar en lo posible los sobresaltos”. “Necesitamos que todos, de una vez, nos pongamos a trabajar en la misma dirección y no malgastar energías en conflictos artificiales e inútiles. Unidos somos invencibles como país y como sociedad, y hemos tenido ya otras oportunidades para demostrarlo”, apostilló.
Además, defendió la necesidad de contar con seguridad jurídica “en todo el conjunto, inagotable, de normas”. También abogó por la “dignificación y profesionalización del sector”, porque las necesidades se incrementan a medida que lo hacen las exigencias normativas, técnicas, sociales y de todo tipo, y reclamó colaboración con las administraciones públicas.