El director general de Planificación y Asistencia Sanitaria, Alfonso Montero, indicó que antes de la declaración de la pandemia del coronavirus la Consejería de Sanidad venía trabajando unas semanas antes para dar respuesta ante el “incremento” del número de casos y a la “complejidad” de la demanda. Desde el 24 de febrero, señaló, se monitorizaron los centros y los casos registrados.
Además, recordó que desde que se consideró a Castilla y León zona de transmisión comunitaria se establecieron una serie de condicionantes, para evitar desplazamientos a infraestructuras de Atención Primaria y Hospitalaria.
También valoró que el sistema supo adaptarse y reorganizarse de forma “ágil”, si bien admitió que durante tres días, entre el 30 de marzo y el 1 de abril, se rebasó la capacidad en el Hospital de Segovia.
Sobre las unidades de pacientes críticos, UCI, señaló que se sobrepasó su capacidad el 23 de marzo, llegando al 240 por ciento el 31 de marzo, con el 89 por ciento de las camas ocupadas por pacientes de COVID-19. El pico se produjo el 1 de abril con 353 camas, ocupadas por pacientes con el virus. Por ello, recordó fue necesario habilitar camas para pacientes críticos, utilizando reanimación y quirófanos, hasta alcanzar los 535 puestos críticos.
Así, destacó las más de 55.000 llamadas registradas hasta primeros de mayo por la línea 900 para el COVID-19 y remarcó que las urgencias se redujeron un 72 por ciento, con hasta 2.000 menos en algunos días.