El personal de la residencia organizó una fiesta para la residente, consistente en un baile y un aperitivo
La residencia La Alameda de Nava de la Asunción, dependiente del Área de Asuntos Sociales de la Diputación, ha estado recientemente de fiesta, celebrando los 101 años cumplidos por Rafaela, una de sus residentes más veteranas. Puesto que no muchas personas consiguen superar la barrera del siglo de vida, y menos aún continuar cumpliendo años en buen estado de salud, el centro quiso celebrar por todo lo alto el año capicúa de Rafaela, de la manera que más lo iba a disfrutar la residente: con un aperitivo junto al resto de sus compañeros del centro y un posterior baile.
Y es que, a pesar de las dificultades auditivas y de habla que padece, fruto de la edad, a Rafaela, que no tiene ningún problema de expresión, ya que sus básicos conocimientos del lenguaje de signos y su expresividad hacen fácil la comunicación con ella, siempre le ha gustado la música y el baile.
El personal de la residencia asegura que desde que llegó a La Alameda en 2001, Rafaela, natural de Carrascal del Río, siempre ha cuidado mucho su imagen, yendo a la peluquería todas las semanas y disfrutando con los complementos y la bisutería que siempre lleva puesta; circunstancias que le hacen mantenerse joven, seguir celebrando años y conservar unas aptitudes físicas y psíquicas que le permiten ser una de las personas que habitan la Unidad de Convivencia Ribera de los Alisos. Estos espacios forman parte del nuevo modelo asistencial implantado en los últimos años por la Diputación en sus centros de mayores y están destinados a residentes que, como Rafaela, gozan de cierta autonomía y que, contando siempre con la ayuda de su personal de referencia, pueden llevar una vida parecida a la que desarrollarían en un hogar propio: con cocina y sala de estar compartidas con otros residentes y habitación individual con baño adaptado.
A través de este modelo, la institución provincial pretende ofrecer a sus residentes las mejores condiciones de habitabilidad y accesibilidad, permitiéndoles gozar de una mayor calidad de vida que, con un poco de suerte y genética, como a Rafaela, les deje seguir cumpliendo y celebrando años después del siglo de vida.