El Centro Juan Pablo II, dependiente de la Diputación de Segovia, ha tenido que reestructurar su organización y reforzar su plantilla para atender las nuevas necesidades de los menores que allí viven, tras el contexto de crisis sanitaria que ha provocado el COVID19. Desde que se decretó el estado de alarma y los menores dejaron de acudir a sus centros educativos, pasan todo el tiempo en las instalaciones de la residencia, por lo que se ha tenido que reforzar la plantilla con siete profesionales de atención directa, cinco educadores y dos auxiliares, que completan el trabajo de todo el equipo habitual. Con estas incorporaciones y, además del personal directivo, administrativo y de servicios que lo forman 17 personas, el personal de atención directa lo forman 22 personas entre educadores, auxiliares, técnicos de Educación Infantil, trabajadora social y coordinadora.
Así, como en cualquier hogar, la vida en el centro transcurre con total normalidad, y se ha establecido una rutina diaria que comienza a las nueve de la mañana con el aseo y el desayuno, después se ha establecido un tiempo de estudio que trata de sustituir las horas lectivas en los colegios e institutos, que incluye recreo en el patio y la comida. Las horas de estudio se basan en los contenidos que proponen a los alumnos desde los centros educativos a través de las plataformas web habilitadas al efecto, que se trabajan con el equipo educativo que realiza una labor de apoyo. Después de comer, se ha programado tiempo libre para después realizar cada tarde un serie de actividades dirigidas. Antes de la ducha y la cena, los menores tienen un rato para jugar en el patio y, tras el tiempo de relax después de cenar, todos se marchan a sus habitaciones a dormir.
En cuanto a las actividades dirigidas, los menores realizan ejercicio físico casi a diario, así como ejercicios de estimulación y psicomotricidad para los más pequeños. Hay tiempo de realizar juegos en el exterior y también en el interior con talleres diversos de manualidades, disfraces y cocina. Además, la magia y los cuentacuentos también tienen un lugar importante en las rutinas diarias.
Por supuesto, cada día realizan las tareas de convivencia y las tareas de cuidado e higiene domésticas adaptadas a su edad y capacidad, que comprenden la limpieza, la cocina, el listado de la compra o la organización y distribución de actividades, entre otras cosas.
Además, están informados de la situación que atraviesa el país fruto de la crisis del COVID19, según su edad y capacidad de comprensión. En este sentido, los profesionales han observados que todos se encuentran muy sensibilizados con el tema y se implican en las medidas de protección que se deben tomar.