Hoces del Río Riaza
Viaducto en las Hoces del Río Riaza Img/Segoviaudaz

Caminar no es solo avanzar. Caminar también puede significar descubrir, conocer y dejarse llevar por la aventura. En esta ocasión, recorrimos más de 11 kilómetros por uno de los parajes más emblemáticos del nordeste segoviano: el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza. A cada paso, el otoño desplegaba su paleta de ocres, dorados y anaranjados, con toques de verdor, mientras descubríamos la fauna y la flora propias de la zona y nos adentrábamos entre las paredes rocosas que el agua lleva siglos esculpiendo. Todo ello, de la mano de Nordic Walking Segovia, dentro del programa Paseos por la Naturaleza de la Fundación Caja Rural de Segovia.

Hoces del Río Riaza Img/Segoviaudaz

La aventura comenzó en el autobús, atravesando los singulares paisajes del nordeste de la provincia. Pasamos por Ayllón y dejamos a un lado Maderuelo, cuya silueta medieval domina el horizonte desde lo alto de una colina. A sus pies, el embalse de Linares, que, construido durante el franquismo, anegó tierras y obligó a muchas familias a abandonar sus hogares. Entre ellas, la de Tomás Pascual, fundador de Leche Pascual, que tras la desaparición de Linares del Arroyo se estableció en Aranda de Duero (Burgos), donde daría inicio a una de las corporaciones alimentarias más conocidas de España.

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Hoces del Río Riaza
Hoces del Río Riaza Img/Segoviaudaz

Entre buitres y paredes de piedra

La marcha comenzó poco antes de llegar a la Zona de Reserva, ya que los vehículos no pueden acceder más allá del aparcamiento. A los pocos metros de iniciar el recorrido, el parque nos regaló una imagen inolvidable: el imponente viaducto de la antigua línea ferroviaria Madrid–Burgos, uniendo las paredes de las hoces. La obra de ingeniería, enmarcada por el colorido otoñal, ofrecía un contraste perfecto entre la mano del hombre y el arte natural del paisaje. Es una de las imágenes más destacadas y reconocidas de la zona.

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Durante el descenso hacia la presa del embalse, era imposible no detenerse a contemplar el vuelo majestuoso de los buitres. Algunos planeaban ya sobre las corrientes térmicas; otros aguardaban, inmóviles, a que el sol templara el aire. Estas aves son el emblema indiscutible del parque, que alberga una de las mayores colonias de buitre leonado de España, con más de 750 parejas censadas en 2024, gracias a la labor del Refugio de las Hoces del Riaza.

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Las Hoces del Río Riaza, un paisaje esculpido por el agua

Una vez alcanzada la presa, la ruta continuó siguiendo el curso del río. Entre pisadas y conversaciones, el murmullo del agua acompañaba el ritmo del grupo. Tal vez el río susurre historias que aún no sabemos descifrar. Al fin y al cabo, ha sido testigo de todo lo ocurrido en este extremo de la provincia. Después, su caudal se fundirá con el del Duero y sus secretos quedarán diluidos en el mar.

Hoces del Río Riaza
Presa del embalse de Linares Img/Segoviaudaz

El sendero serpenteaba entre paredes de piedra, quejigos, encinas, jaras y sabinas. Cada pocos pasos, el entorno invitaba a levantar la vista para admirar la magnitud del trabajo del Riaza, paciente escultor de una garganta de 5,5 kilómetros de longitud, 150 metros de profundidad y 300 de anchura.

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Dentro de la Zona de Reserva se encuentra también la Iglesia de San Martín del Casuar, hoy en ruinas pero declarada Bien de Interés Cultural en 1997. Su deterioro la ha llevado a incluirse en la Lista Roja del Patrimonio en Peligro en España, motivo por el que se han tenido que reforzar sus estructuras.

Iglesia de San Martín del Casuar Img/Segoviaudaz

Tras la parada para contemplar este vestigio del románico, retomamos la marcha. El paisaje fue transformándose poco a poco: el río quedaba atrás y los tonos dorados de los campos castellanos iban ganando protagonismo.

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Caminar por el legado de Félix Rodríguez de la Fuente

No podía concluir la ruta sin evocar la figura de Félix Rodríguez de la Fuente. Durante la preparación de su célebre serie El hombre y la tierra, detectó la drástica reducción de las poblaciones de buitres en la zona y propuso la creación del refugio que aún hoy protege a las rapaces. Así, recordando su legado y tarareando la melodía de aquel mítico programa, pusimos rumbo a Montejo de la Vega de la Serrezuela, donde nos aguardaba un merecido descanso.

Hoces del Río Riaza
Hoces del Río Riaza Img/Segoviaudaz

Un tesoro románico salvado de las aguas

La jornada culminó con la visita a la Ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, una joya del románico declarada Bien de Interés Cultural en 1924. Su historia es tan fascinante como su aspecto: cuando la construcción del embalse amenazó con inundarla, se decidió salvar los murales del siglo XII mediante la técnica del strappo. Las pinturas fueron trasladadas al Museo del Prado, donde hoy pueden admirarse en la sala 51C.

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Ermita de la Vera Cruz en Maderuelo Img/Segoviaudaz

Para recuperar la atmósfera original del templo, en 2011 se realizó una réplica exacta del presbiterio frente al original, siguiendo las fotografías y estudios de las obras conservadas en el Prado. El trabajo se hizo con tal exactitud que a unos ojos inexpertos les costaría distinguir la réplica de la original. Ahora sabemos cuál es el presbiterio que contenía las piezas originales porque en él tan solo se conservan las huellas dejadas por el arranque de las pinturas. No obstante, para otra ocasión, es bueno conocer que hay otro truco: el ábside y el presbiterio de una iglesia cristiana deben mirar a oriente. La explicación de esta costumbre radica en un simbolismo: relacionar a Cristo con la luz del mundo.

Réplicas de los murales en la ermita de la Vera Cruz Img/Segoviaudaz

No cabe duda de que fue un día de mucha naturaleza, pero también de mucha historia. Nordic Walking dejó claro a los asistentes de la ruta que caminar va mucho más allá del mero movimiento. La actividad física puede convertirse en aprendizaje si tienes el alma y la mente dispuestos a la contemplación y a la escucha.

Gracias a Ana y a Kike y al resto de miembros del club por guiarnos en este día tan especial. No tengáis duda de que fue una ruta para el recuerdo.