Castilla y León registró en el primer semestre del año una media diaria de casi diez robos con fuerza en domicilios. En total, en los seis primeros meses se contabilizaron 1.791 asaltos a viviendas, lo que supone un 19,4 por ciento más que en 2017, según datos del Ministerio del Interior a los que tuvo acceso la Agencia Ical.
Además, en este periodo el conjunto de infracciones penales de contabilizadas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se incrementó un 0,2 por ciento, hasta la 35.360, y además de los robos en viviendas también se registraron subidas notables en los delitos relacionados con el tráfico de drogas, que crecieron un 36,9 por ciento, hasta los 178, y los relacionados con la libertad sexual, que alcanzaron los 187(+10 por ciento). En este apartado destaca las agresiones con penetración, que pasaron de 15 a 20 (+33,3 por ciento). También subieron un 16,1 por ciento los delitos de lesiones y riñas (346).
Por el contrario, los robos con violencia e intimidación bajaron un 7,2 por ciento (350), los hurtos un 8,4 por ciento (9.445), las sustracciones de vehículos un 26,6 por ciento (273). En los seis primeros meses también se contabilizaron cinco asesinatos consumados, los mismo que en 2017 y once homicidios dolosos y asesinatos en grado de tentativa, dos más.
Por provincias, las infracciones penales descendieron en Segovia un 8 por ciento, hasta las 1.903; en Ávila, donde cayeron un 5,6 por ciento (2.232); en Zamora, que experimentó una caída del 3 por ciento (2.229); en Palencia, donde el retroceso fue del 1,2 por ciento (1.956) y en Soria, que bajaron hasta las 1.082 (-0,7 por ciento ).
Por el contrario, los incrementos fueron encabezadas por Burgos, con un alza del 4,8 por ciento (5.505), por delante de Valladolid, donde subieron un 0,9 por ciento (4.634). En Salamanca crecieron un 1,8 por ciento (4.781) y en León un 0,1 por ciento (7.398).
En cuanto a los robos con fuerza en domicilios, a excepción de Soria, donde cayeron un 33,3 por ciento, hasta los 38, y en León, que registró 377 (-2,1 por ciento), en todas se incrementaron. Burgos experimentó una subida del 94,4 por ciento (348); en Salamanca fue del 25,5 por ciento (182) y en Segovia un 22,4 por ciento (153). El incremento en Valladolid fue del 17,9 por ciento (323), en Ávila del 14,1 por ciento (194); en Palencia del 13,1 por ciento (69) y en Zamora del 2,9 por ciento (107).
Del total de los asaltos, 667 (37,2 por ciento) se cometieron en ciudades de más de 30.000 habitantes, lo que supone más de seis de cada diez robos se registran en viviendas del medio rural. Por ciudades, Valladolid se situó a la cabeza con 137, por delante de Burgos y León, ambas con 102. Después aparecen Salamanca (89), Ponferrada (53), Miranda de Ebro (38), Zamora (33), Palencia (26), Aranda de Duero (24), Segovia (18), Soria (17), Ávila (16) y San Andrés de Rabanedo (12).
Detrás de buena parte de estos robos con fuerza en viviendas se encuentran grupos criminales organizados. En el caso de las ciudades, cerca del 90 por ciento de estos delitos son cometidas o por bandas de ciudadanos georgianos, que suelen tener su cuartel general en Madrid, o por grupos de mujeres croatas, que tienen establecida su residencia en Levante.
Ambas bandas, según fuentes policiales, se desplazan de forma itinerante por toda España y tienen el mismo ‘modus operandi’. Siempre actúan de día y después de asegurarse de que no hay nadie en la vivienda donde van a cometer el robo, ni en las viviendas colindantes, por lo que antes de delinquir llaman en repetidas ocasiones a los porteros automáticos de los pisos de la misma planta. Además, para tener menos posibilidades de ser sorprendidos, suelen elegir las plantas superiores.
Después, en menos de 30 segundos, son capaces de abrir la mayor parte de las cerraduras, especialmente las más antiguas empleando una lámina fina de plástico, o bien, en el caso de llaves multipuntos, empleando la técnica denominada ‘bumping’. Una vez dentro, sólo buscan joyas, oro, perfumes y dinero. Son grupos que intenta provocar el menor daño posible en la vivienda, conocedores que en el caso de ser detenidos y puestos a disposición judicial cualquier tipo de violencia puede acarrearles una mayor pena. Además, también evitan cualquier enfrentamiento personal en el caso de ser sorprendidos.