Daniel Ibañes Caetano (Sorocaba, Brasil, 1976) regresa a Segovia para entrenar al Segosala de la Segunda B del fútbol sala español. Ibañes, legendario jugador de Caja Segovia, Inter Movistar y la selección española, acapara todos los galardones individuales y colectivos posibles del mundo del fútbol sala y ahora, después de entrenar en la República Checa, Italia o en España en Burela o al Real Betis, regresa a su ciudad de adopción y donde formó una familia. Ibañes regresa a un club del que nunca ha salido y que fundó junto a Lin, Tobe y Rubén Cornejo, y que en la actualidad preside Agustín Pérez Yáñez, otro de los ideólogos de la entidad.
Ibañes, que ya entrenó media temporada en Tercera al Segosala hace varias campañas ha renunciado a seguir entrenando en Italia «porque quería estar en casa, con la familia», cuenta en conversación con Segoviaudaz. Reconoce Ibañes estar «muy ilusionado con el proyecto, sobre todo porque estoy en casa», insiste. «En Segovia no podemos hacer un cambio radical de jugadores porque no pagamos, y el objetivo es dar continuidad a lo que hay», explica. «A partir de ahí, hablar de ascender es casi una tontería porque no tendríamos presupuesto, pero la opción de jugar el play off sí que es interesante como objetivo», apostilla.
Un juego vistoso para el espectador
A Daniel le gusta entrenar como jugaba: «Debo ser un poco un dinosaurio, porque me gusta el futsal de antes», bromea. «Mis equipos siempre suelen ser los máximos goleadores de las competiciones y a los jugadores intento no molestarles, les dejo libertad en ataque», resume. La plantilla del curso que viene «será muy similar, porque no podemos pagar», insiste, «e intentaremos potenciar la Escuela subiendo jugadores juveniles», añade. La configuración de los grupos de la Segunda B se antoja como decisiva para afronta una campaña con más o menos opciones en lo deportivo «porque en función del grupo en el que estás tienes 2.000 kilómetros más en desplazamientos», cuenta Daniel que adelanta que la pretemporada del equipo arrancará el 8 de agosto.
Un deporte en crisis
Daniel Ibañes lamenta las pocas ayudas que recibe de la ciudad un proyecto como el suyo: «Las ayudas en lo económico que recibimos casi se centran en lo que nos da el IMD», lamenta. «El fútbol sala está muy mal en Segovia, sin casi apoyos, y es una pena porque es un sitio en el que se respira futsal», asegura. En ese sentido, Daniel sigue pensando que la ciudad «merece un proyecto serio y volver a tener un gran equipo». «Después de diez años el proyecto Segosala es tal y cuál lo planteamos de inicio, pero es verdad que pensábamos que seríamos capaces de lograr más dinero para sacarlo adelante», lamenta Daniel Ibañes. «La verdad es que la situación generada con el Caja Segovia primero y el Segovia futsal después nos ha hecho mucho daño a la hora de recabar apoyos», apunta. «La gente tiene malas experiencias previas y a ver cómo les haces ver que tú no tienes nada que ver con ellos», apostilla.
¿Acuerdos entre clubes?
«En Segovia clubes como la Gimnástica Segoviana lo han hecho mejor que nosotros y hay que reconocérselo», dice Daniel. «El fútbol atrae más y si lo haces bien como ellos, pues consigues más medios», añade. En este sentido, Ibañes no descarta intentar algún tipo de acercamiento a la Gimnástica – que mantiene en categorías de formación varios equipos de fútbol sala heredados del Segovia Futsal – en ese sentido. «A nosotros nos interesaría mucho porque nos nutriría de jugadores, pero es algo que nunca nos hemos planteado en el club, todo es cuestión de hablarlo», reflexiona.
El futuro profesional
Después de una temporada en el Ciampino Aniene de Italia, el regreso de Daniel a Segovia está encaminado más a lo emocional que a lo deportivo. «Me gusta más enseñar a los que empiezan que ayudar a los que ya saben», resume Daniel que ve en el trabajo con la cantera una motivación mayor que la de mirar a la élite. «Ayudo más en los detalles que a los mayores», insiste.
Texto: Javier de Andrés