El viceconsejero de Cultura, Raúl Fernández Sobrino, visitó ayer la intervención acometida por la Junta en el Palacio de Quintanar de Segovia para la restauración de los revestimientos de papeles pintados de las salas del siglo XIX, con una inversión de 338.460 euros, cofinanciado por el Fondo Feder, según ha informado la Agencia ICAL. El objetivo era recuperar su valor material y su lectura para compatibilizar su uso con el actual del edificio como centro expositivo de artes gráficas y diseño, gestionado por la Consejería de Cultura y Turismo.
Desde 1770 hasta la segunda mitad del siglo XX, los marqueses de Quintanar fueron los propietarios del inmueble y decoraron las estancias destinadas tanto a la vida familiar como a una intensa vida social, por lo que el mantenimiento y adecuación a las nuevas tendencias estéticas, determinadas en ese momento por Francia e Inglaterra, era considerado un reflejo del estatus del que sólo unos pocos podían hacer gala.
La pintura mural constituyó una herramienta adecuada para la ornamentación, pero hacia 1816 se realizaría la última gran reforma decorativa del palacio, que incluye los papeles pintados y las telas de la escalera, siendo los primeros ejemplos de este tipo de decoración en España que se estaban imponiendo para crear ambientes refinados como elemento de diferenciación social.
Una vez que el edificio pasó a ser propiedad pública y tuvo diversos usos, estas decoraciones fueron relativamente depreciadas, sin invertir en su conservación, lo que conllevó un pobre mantenimiento con intervenciones no siempre afortunadas. A pesar de los avatares sufridos, buena parte de estas decoraciones llegaron hasta nuestros días y su interés radica precisamente en la singularidad como representación artística de un momento, ya que son muy escasas las manifestaciones de este tipo que han perdurado.
10 salas
El problema fundamental que presentaban estas decoraciones era la suciedad, repintes y pérdidas localizadas por reformas e importantes deterioros debido a filtraciones. Se ha procedido a la limpieza, consolidación y reintegración del programa pictórico y en algunas salas, para recuperar el ambiente, se ha instalado un suelo de tarima inspirado en modelos de la época y se ha recuperado el acabado original de las carpinterías históricas.
De los diez espacios que conservan decoraciones en el Palacio de Quintanar destaca la Sala II por ser la más antigua, fechada a finales del siglo XVIII, al poco tiempo de ser ocupado el palacio por los marqueses de Quintanar. Situada en el extremo sureste del edificio, conservaba en tres de sus paramentos pinturas murales de iconografía clásica, de tipo pompeyano, con figuras alegóricas y grutescos neoclásicos. En las Salas I y III se identificaron decoraciones pertenecientes a la colección de compañía francesa Zuber et Cie, una de las más antiguas y prestigiosas de Europa.
En la Sala IV se ubica una de las primeras escenas panorámicas comercializadas en Francia, identificada como ‘Jardín inglés’, perteneciente a la fábrica Dufour et Cie. Es una composición que representa un jardín anglo-chino con abundante vegetación, varios elementos arquitectónicos y 35 personajes vestidos a la moda del momento. Aunque en Quintanar se conservó parcialmente, se trata de una panorámica extraordinariamente rara de la que hasta el momento sólo se documentaron cuatro ejemplares conservados.
Al margen de las labores específicas de conservación-restauración, para lograr la correcta contemplación de estas decoraciones parietales se han sustituido las luminarias de todos los espacios, implantando sistemas que garantizan una correcta iluminación ambiental y posibilitan la instalación de focalizaciones necesarias para compatibilizar el uso expositivo de las salas.