Los toros de la ganadería de Partido de Resina protagonizaron hoy un complicado encierro. Era el segundo del ciclo de las fiestas de Cuéllar 2022, con un gran esfuerzo y trabajo por parte de los caballistas para conseguir trasladar a toda la manada por el campo. La suelta de los astados por El Embudo también fue complicada. Con un toro adelantado y otro que rehusó entrar en las calles de la villa, volviéndose al campo y tuvo que ser sedado. En la enfermería del coso cuellarano no hubo ninguna asistencia por asta de toro.
Fue espectacular salida de las reses de Partido de Resina desde los corrales del Cega. Según la asociación Encierros de Cuéllar fue “una extraordinaria suelta del ganado. A velocidad suficiente para favorecer la recogida por los caballistas y sin incidentes”. Las complicaciones llegaron en el traslado por el campo. En el Paso de Máquinas, pasaron primero dos toros y luego los otros cuatro con los mansos.
En el paso por la carretera de Cantalejo, uno de los toros se quedó rezagado. Desde el Ayuntamiento de Cuéllar se valoró el trabajo de los caballistas que lograron que todas las reses llegaran hasta el descansadero. En la bajada de El Embudo, uno de los momentos más espectaculares, uno de los astados ha llegado primero. Después el resto de la manada. Pero uno de ellos retornó el camino y subió con mucha fuerza la cuesta de El Embudo y tuvo que ser anestesiado y cargado para llevarle a la plaza de toros.
En las calles de Cuéllar, entró un primer toro a una gran velocidad y muy adelantado, once minutos antes de las 9:30, además derrotando en talanqueras. Los otro cuatro astados hicieron el recorrido acompañados de los once mansos. Desde Encierros de Cuéllar remarcaron la buena labor de los pastores. También de los corredores para que conseguir llevar las reses hasta la entrada de la plaza. Se iban quedando rezagados por el cansancio de toros, se quedaban rezagados por “el cansancio provocado por la rapidez del traslado campero”.
Para la asociación Encierros de Cuéllar, en estos dos primeros días, la rapidez del último tramo campero determina que los bravos entren sin fuerza al encierro urbano al quedarse rezagados constantemente. También hicieron hincapié en el peligro que conlleva que entre algún toro antes de la hora oficial marcada, las 9:30 horas, en las calles de Cuéllar.