El sindicato CISF denunció hoy que los profesionales de Sacyl de Castilla y León tuvieron que asumir en la primera mitad de julio, un aumento de más de 90.000 tarjetas sanitarias, además de las habituales, procedentes de personas desplazadas de otras comunidades. “El escaso personal sanitario no puede con ello y los ya caóticos centros de salud han saturado, de manera más grave en el medio rural”, denunciaron fuentes de la organización.
CSIF avisa además de que “el incremento de usuarios en Atención Primaria, durante agosto se disparará exponencialmente porque los pueblos se llenan». «La situación será crítica en la primera quincena del mes que viene».
Además, CSIF constató que la pandemia hace que muchos jubilados con domicilio habitual en la ciudad prolonguen su estancia en el pueblo, o incluso la mantengan durante todo el año. También, muchas personas que pueden realizar teletrabajo mantienen o prolongan esa estancia.
El sindicato denuncia asimismo que la relajación de restricciones puede ser «muy peligrosa» en el medio rural, donde «se incrementa enormemente el contacto social de una población llegada de diferentes lugares, y con una falsa sensación de mayor protección que da el pueblo».
“El COVID-19 ha llegado a los pequeños pueblos de la Comunidad, incluso en los que han estado libres de virus durante las olas anteriores. Y se trata de cepas con alta transmisibilidad, por lo que, al final, acaba llegando a los mayores”, remarca CSIF.
La organización afirma que no es posible atender con calidad sanitaria a los pacientes, porque al no haber sustituciones, a cada profesional sanitario le toca asumir el trabajo de otros compañeros y, en muchos centros de salud la población se multiplica hasta por diez durante los meses de julio y agosto. “Es imposible atender a ese desproporcionado aumento de población», sentencia.