Es una realidad: viajar en autobús cada vez podría considerarse más como una actividad de riesgo. Uno: personas que hablan a gritos por el teléfono. Dos: música ‘reggeatonera’ (por ejemplo) a toda pastilla. Tres: faltas de respeto como la de poner los pies sobre los asientos -e incluso cabeceras delanteras-. Cuatro: comida y más comida dentro del autobús -perdone, ¿es la charcutería? ¿quién da la vez?- Y cinco. Cinco. Cuesta decirlo de la rabia que puede provocar. Cinco: Los asientos que, inclinados hacia detrás, se ciernen sobre tus rodillas eliminando tu poco espacio vital, cortándote el aire y, si te apuras, el flequillo. Cómo os entendemos.
Por sí mismas incluso podrían pasar de largo. El problema llega cuando estas actitudes incívicas se convierten en compañeras de viaje. Da igual lo que se durante un trayecto, las hemos detectado y nos generan rabia e indignación. Máxime cuando intentas charlar con quiénes las provocan sin éxito alguno.
Esto es lo que le ha pasado a Charo Almazan, una usuaria de La Sepulvedana que ha publicado su crítica en el grupo de Facebook: ‘Usuarios de La Sepulvedana’. Su lenguaje ácido e irónico ejemplifica a la perfección una de estas incómodas situaciones en las que ni el diálogo hace entrar en razón a quienes cometen estas faltas de respeto. Lo reproducimos a continuación:
Querida compañera del bus de esta mañana, de las 6,30, en primer lugar quiero decirte que has conseguido amargarme el viaje mañanero. Es difícil tener que utilizar la Sepulvedana todos los días, pero con pasajeras como tú, se consigue que la experiencia alcance el grado de lamentable.
Quiero que sepas que no eres la primera persona con la que me he encontrado que utiliza su asiento y la mitad del pasajero de atrás para estar más cómoda. Lo que si me ha llegado a sorprender han sido tus respuestas cuando te he solicitado q ue, al menos me dejases un espacio para quitarme la chaqueta. Tu contestación de «como los asientos son pequeños me cojo más espacio» «si no te gusta el espacio que te dejo no haberte montado en el bus»…….., Enfin que tu lógica discursiva me ha impactado realmente y está claro que sí hubiese habido más asientos yo no habría elegido tu impertinente compañía.
Tu comportamiento asocial, infantil y egocéntrico, no es solo mérito tuyo, ya que seguro colaboran eficazmente todos aquellos que coinciden contigo en el bus y que comprimen su cuerpo para permitir que tú expandas el tuyo, en una perfecta comunión sadomasoquista.
Se me olvidó preguntarte si te ibas a hacer cargo de la factura del fisio de esta tarde cuando intenté recuperar la movilidad de mis rodillas comprimidas….. habría sido curiosa tu respuesta.
Enfin, solo quiero que sepas que has hecho de mi viaje una experiencia muy desagradable, aunque no me puedo quejar demasiado, yo solo te he sufrido un ratito y habrá otros que te tengo q aguantar más tiempo.
Hasta otra……