El Palacio Real de La Granja de San Ildefonso comenzó a construirse en 1721 bajo el reinado del rey Felipe V de España. En la Edad Media, los reyes de Castilla, que con frecuencia residían en Segovia, utilizaban como lugares de caza los bosques situados al pie de las montañas de Guadarrama, y en especial, el paraje de Valsaín. Los sucesivos reyes continuaron utilizando los pinares de Segovia como zonas de recreo y fue así como, en 1717, Felipe V se enamoró de la belleza y riqueza cinegética del lugar.

El arquitecto mayor Teodoro Ardemans inició la construcción de un pequeño palacio barroco en torno al antiguo claustro de los Monjes Jerónimos de El Parral de Segovia, «con la intención de que le sirviese de retiro una vez que cesase en el desempeño de sus funciones como rey», relata la historia que recoge la página web del Real Sitio de San Ildefonso.

El palacio favorito, residencia estival y lugar de retiro de Felipe V

Entre 1725 y 1732 se ejecutan las obras del Patio de Coches por el que acceden hoy los visitantes y fue proyectado por el arquitecto Andrea Procaccini, quien, finalizadas las obras, emprendió el proyecto del Patio de la Herradura, junto al actual acceso a los Jardines.

El cuerpo central de la gran fachada que da a los Jardines es obra de Filippo Juvarra y de su discípulo Juan Bautista Sachetti. El interior se decoró con gran suntuosidad, como corresponde al gusto de la época y a la imagen que gustaba de proyectar la monarquía. Se destaca el Museo de Tapices, ubicado en la antigua Casa de damas, donde se exhibe una colección de tapices flamencos, de enorme tamaño y abigarrada iconografía, confeccionados en honor del rey Carlos I de España y Felipe II, la Galería de las Estatuas en la planta baja, el Salón del Trono o la Sala Japonesa, en la planta superior. Como consecuencia del incendio de 1918 se perdieron las pinturas de las bóvedas de algunas estancias, aunque todavía se conserva un conjunto muy importante.

Patrimonio Nacional

Las salas del palacio abiertas actualmente al público corresponden a los antiguos apartamentos reales, situados en las dos plantas que abren a la fachada oriental. Aunque el palacio sufrió un devastador incendio en 1918 conserva aún casi todas las decoraciones al fresco de la época de Felipe V.

En la planta principal se encuentran las habitaciones privadas de los Reyes entre las que destacan la Galería de Retratos, el Dormitorio de Sus Majestades, el Salón de Lacas o el Gabinete de Espejos.

A diferencia de la planta alta, más íntima, las estancias de la planta baja del palacio te llamarán la atención por su decoración más representativa y fastuosa. Cada una de ellas recibe el nombre de la pintura al fresco que decora su bóveda. Tenemos la Sala de Hércules, la de la Justicia, la Fuente de la Galatea o la espectacular Sala de Mármoles o de Europa (Enlace a texto sobre Sala de Mármoles)

Además de recorrer las dependencias reales, no puedes dejar de visitar el Museo de Tapices y la capilla real o Colegiata, construida por Ardemans y redecorada por Francisco Sabatini bajo Carlos III.

Fuentes de La Granja

La abundancia de agua, procedente de la montaña, fue uno de los mayores atractivos del lugar para Felipe V, pues le permitió llenar el jardín de fuentes con juegos de agua espectaculares. Su sistema hidráulico original se conserva y sigue en funcionamiento hoy en día.

Son famosos los tres días del año en el que funcionan por completo las fuentes y sus magníficos juegos de agua: La Fama, Baños de Diana, La Selva, La Carrera de Caballos, La Cascada Nueva, Las Ocho Calles, Los Vientos, El Canastillo y Las Ranas.

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