La diseñadora de moda Mónica de Andrés (Segovia, 1974) ha trabajado para marcas tan prestigiosas como Carrefour o Inditex donde se fraguó un prestigio profesional que le ha permitido lanzarse a una aventura independiente. Con su marca ‘monatabu’, desde su casa en San Cristóbal de Segovia y con un único cliente que le encarga los diseños para ‘vendérselos’ a las empresas más importantes de España, Francia y Alemania, De Andrés espera poder hacer realidad el sueño de una absoluta independencia creativa.

De Andrés descubrió que su vida laboral estaría ligada a la moda con tan solo 14 años cuando diseño y confeccionó una camiseta con una falda y unos leotardos. Su madre pensó que nunca saldría a la calle con esa prenda pero se equivocó. De Andrés realizó sus estudios profesionales en el ‘Istituto Europeo Di design’ (IED) y antes de terminar, la revista Vogue ya le realizó un reportaje con sus diseños.

Tras graduarse trabajó seis meses en el propio IED hasta que se incorporó al departamento de ropa de ‘Continente’, en una etapa previa a su fusión con Pryca y la consiguiente adquisición de Carrefour. Allí comenzó siendo la ayudante de la diseñadora de moda de señora para posteriormente pasar a ser la responsable del diseño de la marca para jóvenes ‘Cherokee’, exclusiva de Carrefour.

“En aquella etapa diseñé de todo, desde zapatillas a ropa interior pasando por todo tipo de ropa joven”, reconoce la segoviana que comenzó una espiral de viajes por todo el mundo para empaparse de las tendencias y de los gustos más variopintos antes de diseñar una colección. “El departamento de ‘Marketing’ nos daba unas pautas y nosotros íbamos a todo el mundo a ver qué se hacía en otros sitios”.

Londres, Berlín, París, Roma, Pekín, Tokio, Nueva York o San Francisco comenzaron a ser lugares familiares para De Andrés que destaca la experiencia de Japón por encima de las demás: “En Tokio no necesitas ir a tiendas o pasarelas para trabajar. Simplemente te sientas en una terraza y solo viendo a la gente pasar percibes mil cosas”, reconoce.

También ha viajado De Andrés a los centros de producción de la ropa en la India o Bangladesh y es que reconoce ser “muy meticulosa” con sus diseños y tienen que fabricarse exactamente como los crea. “Me da la impresión de que en algunos sitios me tienen manía por eso”, bromea.

Tras su experiencia en ‘Cherokee’ llegó Inditex para la que trabajó en La Coruña creando colecciones de niña y, cuatro años después, de niño en un departamento “en el que hacía falta un toque femenino porque eran todos chicos heterosexuales”, explica.

De su etapa de Carrefour, De Andrés se queda con “el aprendizaje de la técnica” mientras que en Inditex destaca los conocimientos adquiridos en torno a la producción. “Era feliz en Coruña pero necesitaba cambiar”, asegura. Volvió a Segovia con su marido y sus tres hijos y se animó a diseñar y confeccionar colecciones por su cuenta. Cuando presentó su primera colección de niña ya le ofrecieron un trabajo fijo. “Me llaman de muchos sitios cada cierto tiempo para trabajar pero prefiero estar así. Levanto a mis hijos, los llevo al colegio y por la noche los baño y acuesto. Eso no se paga con dinero”, asegura.

Colecciones al gusto

Con un solo cliente que posee la capacidad de manufacturar miles de prendas y una socia catalana, De Andrés diseña colecciones ‘al gusto’ de las grandes marcas de distribución diversificando y sin tiempo para desarrollar su proyecto personal de venta de sus productos por internet.

Ahora se conforma ‘monatabu’ con diseñar dependiendo de los gustos de sus potenciales objetivos preparando colecciones más o menos ‘comerciales’ según la ocasión y ha conseguido que la identifiquen con su trabajo. Desde que terminó sus estudios no ha parado de trabajar y no encuentra muchos casos similares de diseñadoras que trabajen desde su casa con tanta libertad como lo hace ella. Es metódica y aunque aprovecha las nuevas tecnologías para sus colecciones le gusta realizar bocetos sobre papel e incluso llega a confeccionar ella misma algunas piezas “como hacía antes”.

En un mundo tan competitivo, la diseñadora derriba tópicos sobre las malas prácticas y malos compañeros: “Hay mala gente, como en todos los sitios pero en toda mi carrera me he encontrado infinidad de gente buena, profesional y grandes amigos”. También destierra otros estereotipos como el que sostiene que son más mujeres las que diseñan la ropa y distribuye “en un 50 por ciento” el número de hombres y mujeres que diseñan ropa de mujer y en el caso de la ropa infantil “si que es posible que haya más mujeres diseñadoras, sí”.

Mientras busca De Andrés un hueco para completar la web en la que ‘colgar’ sus colecciones y poder abrir todavía más su espectro creativo, utiliza a sus tres hijos como los modelos perfectos para mostrar en la propia Segovia sus diseños. “Nunca uso a mis hijos para que me digan si les gusta o no la ropa antes de presentarla al cliente porque son algo pequeños pero sí que les ‘disfrazo’ con el resultado. Me encanta”.

Texto y fotos: Ical