Castilla y León pierde actualmente población porque sus habitantes se van a otras comunidades, principalmente a Madrid, y no por salidas al exterior. En la actualidad es el saldo migratorio de personas extranjeras con el exterior el único dato positivo que está contribuyendo a no perder tanta población.

Comisiones Obreras (CCOO), por medio de la Secretaría de Migraciones y Medio Ambiente, dio a conocer hoy esta conclusión en un nuevo número relativo al Observatorio Sindical de las Migraciones en Castilla y León. Se trata del tercer número de esta publicación que realiza para poder tener un conocimiento y propuestas basadas en datos estadísticos y no en percepciones particulares.

El padrón de residentes en el extranjero refleja la existencia de más de 180.000 castellanos y leoneses en el extranjero. El informe concluye que existe un claro saldo interprovincial: salidas hacia Madrid o provincias limítrofes. “Desde las provincias de Castilla y León el destino provincial principal es Madrid”, destacó el sindicato.

Respecto a la movilidad laboral, el informe concluye que las personas con educación superior tienen la mayor tasa de movilidad (14 por ciento). En 2018 se firmaron más de 80.000 contratos que supusieron un desplazamiento a esta Comunidad, pero más de 120.000 requirieron salir de ella. El 38 por ciento de los mismos con dirección a Madrid. Por sectores, la agricultura tiene una tasa de movilidad del 24 por ciento, seguida de la construcción con el 18 por ciento.

Reflexiones reto demográfico

En el informe el sindicato también recuerda que Castilla y León perdió un 20 por ciento de población desde 1959. El saldo migratorio (entradas menos salidas) ha sido negativo siempre salvo en el periodo de 2001 a 2011, si bien es cierto que ha vuelto a ser positivo en los dos últimos años.

“Hasta los años ochenta el saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) era positivo, pero no lo suficiente como para compensar todas las personas que se iban de la Comunidad. Por ello siempre hemos perdido población. Únicamente la entrada de inmigrantes en el primer decenio de 2000 ha conseguido frenar temporalmente la pérdida que la crisis agravó”, indicó.

Asimismo, defendió que la inmigración frena la caída de población y rejuvenece los municipios. “La población inmigrante, más joven y con familia, está ralentizando el descenso de población. Son las únicas que están llegando a municipios pequeños”, apostilló.