Castilla y León sufrió 50 olas de calor en las últimas cuatro décadas, que han contribuido a la generación de incendios forestales. El incremento de estos periodos de altas temperaturas se registró prácticamente en todas las autonomías, especialmente en el interior de la Meseta, pero la Comunidad fue la que más olas de calor contabilizó, según el informe ‘Proteger el medio rural es protegernos del fuego’, elaborado por Greenpeace.
Este documento establece que en el periodo 1980-1999 Castilla y León fue la comunidad con más olas de calor, con 21 olas, y 29 en lo últimos veinte años. En Andalucía, destaca el aumento en el segundo periodo (19 en el primero y 30 en el segundo). En Canarias, han pasado de 13 a 21 en los últimos veinte años, mientras que Baleares dobla el número de olas de calor en el periodo analizado.
Greenpeace advirtió de que el abandono del medio rural “está aumentando la vulnerabilidad ante los fuegos de alta intensidad en España”. En el informe, la asociación ecologista señala que los incendios son un “problema de seguridad nacional que debe abordarse desde el fortalecimiento del ámbito rural”, pues desde 1962 hasta 2019 se han abandonado prácticamente cuatro millones de hectáreas de tierras de cultivo en el país.
La organización recordó también que ocho de cada diez hectáreas de la superficie forestal española no tiene plan de gestión, media igual que la de Castilla y León, según el informe.
La organización verde abre este año 2020 una línea de trabajo específico para demandar el fortalecimiento del mundo rural como vía fundamental para enfrentar los impactos presentes y futuros de la crisis climática. Este informe, desde la perspectiva del riesgo de incendios debido el abandono rural, es una primera pieza informativa de toda una serie con la que se analizará la vulnerabilidad y oportunidades desde distintos ámbitos, tranzando la hoja de ruta para conseguir una España rural viva y capaz de hacer frente a los enormes desafíos medioambientales de nuestro tiempo.