Las tres centrales térmicas existentes en Castilla y León, que son la de La Robla (León), perteneciente a Naturgy, Compostilla II, en Cubillos del Sil (El Bierzo) y perteneciente a Endesa, y Velilla, en Velilla de la Reina (Palencia), propiedad de Iberdrola, forman parte de las 15 centrales térmicas que dejaron hoy de estar operativas en toda España, después de que sus propietarias decidieran no llevar a cabo las mejoras medioambientales exigidas por Europa para poder continuar con su actividad.
Ya no hay marcha atrás para ellas, hoy han dado el primer paso en su proceso de desmantelamiento definitivo, que contará con un plazo aproximado de cuatro años para que en las zonas donde estaban ubicadas quede solo su recuerdo, igual que ocurrió con la actividad minera que las surtía de carbón.
A primera hora de este martes, la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, colgaba en la red social Twitter un mensaje de despedida. “Hoy se apagan definitivamente más de la mitad de nuestras térmicas de carbón. Durante décadas han contribuido al progreso del país. La salud y medio ambiente, la seguridad climática y su coste nos hacen pasar página, pero no olvidamos su aportación ni la de las familias de sus trabajadores. Queremos agradecerles su dedicación y facilitar una transición justa”, exponía la ministra.
Por su parte, en el día de ayer, el consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo, envió una carta al ministerio dirigido por Ribera, para pedirle que las empresas titulares de las centrales térmicas aprovechen las infraestructuras existentes para el desarrollo de nuevos proyectos energéticos renovables, priorizando aquellos que sean más intensivos en empleo en la fase de explotación, así como la atracción de nuevos proyectos empresariales que compensen el empleo destruido y el desarrollo de empresas locales con el apoyo de las eléctricas, a través de colaboración público-privada.
Noticia “esperada pero deprimente”
A los pies de la central térmica de La Robla, el alcalde del municipio, Santiago Dorado, observa en este último día de junio las instalaciones mientras reflexiona sobre “una triste noticia que, no por esperada, deja de ser menos deprimente” y que hace que “desde hoy ya no pueda generar electricidad”, mientras espera a que “se produzca la autorización de cierre, que seguramente se produzca con la autorización del Gobierno” para que “empiece ya el desmantelamiento”.
Construida en el año 1970, la central térmica de La Robla fue un proyecto conjunto acometido desde el año 1965 por Hidroeléctrica de Moncabril, Hullera Vasco Leonesa, Endesa y Unión Eléctrica Madrileña. A primeros del mes de septiembre de 1971 se conectó a la red el Grupo 1, con una potencia nominal de 270 megavatios, mientras que el Grupo 2, con una potencia de 350 megavatios, comenzó a funcionar en noviembre de 1984.
Sin embargo, en febrero de 2020, 50 años después, fue la última vez que la central fue requerida por el operador del sistema eléctrico para generar energía, según recuerda Dorado, para a partir de ahí “estar parada, a la espera del día de hoy, al igual que las labores de mantenimiento, que ya hace tiempo que las abandonaron”.
Un total de 120 son los puestos de empleo que han quedado en el aire con esta desconexión, tal y como cifra Santiago Dorado, “80 de ellos directos y 40 de empresas auxiliares”, que en un momento, “a final de los años 80 eran prácticamente el doble, llegando a los 300 trabajadores”.
Sobre posibles proyectos en la zona que puedan sustituir el empleo que generaba la central térmica, el regidor apunta que “hay proyectos de energía renovable, tanto fotovoltaica como mediante aerogeneradores”, pero “eso evidentemente no genera el empleo que generó la térmica en su momento y que generaba todavía ahora”. Para Dorado, “evidentemente sería un recurso, no lo vamos a despreciar, pero no genera el empleo que generaban estas instalaciones ni mucho menos”.
Unas instalaciones ubicadas en el municipio de La Robla, ya afectado por el cierre de la minería, “que en su momento llegó a tener 2.000 empleos y que a 31 de diciembre de 2018 todavía contaba con 400 personas”. No obstante, su alcalde se muestra “optimista dentro de la gravedad de la situación”, porque “La Robla es un municipio con una gran historia industrial”, lo que le hace estar “convencido” de que “se saldrá adelante”, para lo que “aún queda la fábrica de cementos, una fundición eólica que ya está empleando unas 90 personas y fábricas de embutidos, entre otras, que necesitan ayudas de las instituciones, principalmente de la Junta de Castilla y León y del Gobierno de España”.
A efectos económicos, con el cierre de la central térmica, el Ayuntamiento de La Robla dejará de ingresar 1,2 millones de euros, entre 900.000 euros de IBI y 300.000 euros de IAE, de un presupuesto de 4,2 millones, lo que supone “un 30 por ciento del presupuesto que se notará en las arcas municipales”.
No obstante, en previsión de que este momento llegaría, el Consistorio lleva ya un tiempo “intentando preparar las cuentas para que esto no tenga unas consecuencias demasiado graves” y que, “aunque las va a tener”, que “no nos vea obligados a hacer ningún tipo de reconversión”.
Seis décadas de historia
A las puertas de la central térmica de Compostilla II, en Cubillos del Sil, José Juan Cuenca, inmortaliza con su teléfono móvil el último día de actividad en unas instalaciones que vuelve a ver cada año cuando veranea con la familia de su mujer en este municipio berciano. “Me da mucha pena, esto hay que vivirlo desde dentro”, explica José, al que la situación le recuerda al conflicto que protagonizó junto a sus compañeros de General Cable, una empresa radicada en la localidad barcelonesa de Manlleu, cuya planta de fabricación también cerró sus puertas tras la compra por parte de una multinacional y pese a ser, asegura, “la tercera más rentable de Europa”.
Las instalaciones, símbolo de la comarca durante las últimas seis décadas, quedan indisponible para generar energía eléctrica a partir de hoy por razones medioambientales. Con el fin de su etapa de operación y a la espera de que el Ministerio para la Transición Ecológica emita una resolución autorizando el cierre de la planta, Compostilla cierra un capítulo que se inició a finales de los años 50, cuando arrancó la construcción de una planta para producir energía eléctrica con carbón de las minas del Bierzo y Laciana. Tras la clausura de los pozos mineros en diciembre de 2018, la central quedó “fuera del mercado”, según fuentes de la compañía, que consideró “inviable” acometer las inversiones necesarias para que las instalaciones cumplieran con los nuevos límites de emisiones establecidos por la Unión Europea.
En los dos últimos años, el humo no ha salido de las altas chimeneas de la central, que generó energía por última vez el 6 de diciembre de 2018. Durante sus seis décadas de actividad, la central produjo casi 3.000 millones de megavatios y consumió 124 millones de toneladas de carbón local.
Parque solar y eólico
Por su parte, la compañía anunció ayer que invertirá 600 millones de euros en distintos proyectos de energía eólica y solar que se desarrollarán en la zona y que supondrán “una elevada creación de empleo”. En concreto, Endesa planea crear instalaciones renovables capaces de producir hasta 700 megavatios (MW).
De esta potencia, 450 MW ya tienen confirmada su conexión a la red, con los parques de Alto Cabrera (144 MW) y Trabadelo (110 MW) y la planta solar de Villameca (196 MW). Hay otros proyectos con la conexión en trámite que suman 250 megavatios. La construcción de estos parques eólicos y fotovoltaicos está prevista entre 2023 y 2025 y supondrá la creación de cerca de 3.000 puestos de trabajo en un año. Una vez en operación, serán 55 personas las que presten servicio por tiempo indefinido.
Plan Futur-e
Otra de las medidas puestas en marcha por Endesa para mitigar las consecuencias del cierre de Compostilla es el plan de actuaciones Futur-e, que pretende promover nuevos usos empresariales para los terrenos que actualmente ocupa la central. De entre la treintena de propuestas iniciales, los responsables de la compañía, asesorados por expertos de la Universidad de Léon (ULE), seleccionarán las 12 ofertas vinculantes.
Además, el plan incluye la recolocación de la totalidad de los 130 empleados de la central. Del total de la plantilla, según la empresa, 44 trabajadores ya conocen su nuevo destino, mientras que el resto serán tenidos en cuenta para los trabajos derivados del cierre de las instalaciones. Sin embargo, el presidente del comité de empresa, Juan Sobredo, negó la mayor y acusó a la empresa de “falta de respeto y de educación” por no dar respuesta a los requerimientos del comité sobre el destino de estos operarios. “Endesa ha perdido los papeles”, lamentó Sobredo, que criticó también a la clase política de la zona. “No tenemos quien nos defienda”, aseguró.
En ese sentido, lamentó que el cierre de la central supone “un día triste y amargo que nos podíamos haber evitado”. “Llevamos diez años diciendo lo que iba a pasar y nadie nos ha querido escuchar”, explicó Sobredo, que consideró que el cierre “sin alternativa previa” dejará herido de muerte al maltrecho tejido industrial de la comarca.
Por lo que respecta a los trabajadores de las empresas auxiliares, la compañía también prevé darles prioridad en las actividades de desmantelamiento, que se prolongarán durante un periodo de unos cuatro años, con alrededor de 130 empleos y puntas de hasta 200. El campamento instalado por estos empleados a las puertas de la térmica desde hace más de 500 días languidecía hoy entre cruces y hierbas altas, a la espera de que los trabajadores recojan sus pertenencias en días próximos.
“Mirar hacia el futuro”
“Es una noticia triste, aunque ya se sabía, pero no deja de ser un mazazo importante para toda la población, porque nadie quería que esto pasase”. Así resume la alcaldesa de Velilla del Río Carrión, Belinda Mencía, el final de la térmica en el municipio de la Montaña Palentina. A partir de ahora hay que “mirar hacia el futuro”, razón por la que se llevan trabajando unos cuantos meses en diversos proyectos como alternativa para la generación de empleo y riqueza del municipio, aclara.
La regidora detalla que hay que diferencia lo que ha presentado Iberdrola como plan de acompañamiento al cierre de centrales, mientras que por otro lado se concentran las ayudas y los Fondos de Transición Justa a los que opta Velilla, donde se presentarán proyectos para el desarrollo económico de la comarca.
Mencía apunta que se van a valorar los cuatro ejes principales para llevar a cabo iniciativas en la localidad palentina, que pasan por el desarrollo y la explotación del ámbito turístico, la microempresa, el aprovechamiento del poblado de los trabajadores de Iberdrola para el desarrollo de un complejo de la tercera edad o la construcción de servicios hoteleros.
No obstante, adelanta que, en relación con el aprovechamiento del poblado, se inclinan más por la instalación de una infraestructura destinada a las personas mayores, para así generar empleo en la zona y solucionar la necesidad que existe para esta parte de la población, de la mano de apartamentos y servicios con todo tipo de prestaciones.
Además, asegura que es importante preservar los impuestos municipales, dado que con motivo del cierre de la central “se pierde un 30 por ciento del presupuesto del Ayuntamiento”. Por ello, si ese parque fotovoltaico anunciado por Iberdrola “no se instala finalmente en Velilla, por falta de extensión del terreno y se traslada a zonas cercanas”, es necesario que se lleven a cabo otros proyectos en el municipio, de la mano de aerogeneradores u otras opciones, apostilla.
En ese sentido, la regidora subraya que quieren saber la totalidad del plan de la compañía y lo que se va a implementar en la localidad, dado que hay “cierta desafección” dentro de la población debido a los 30 años de la reconversión minera. Los vecinos observan que “no se acaba de industrializar y solo se pierde el tiempo”. Por este motivo, es necesario saber cuanto antes todo lo que va a recibir Velilla.
Apuesta de Iberdrola
Iberdrola construirá en la localidad palentina de Velilla del Río Carrión el mayor complejo fotovoltaico de la Comunidad y uno de los más grandes de España, con un total de 400 MW de potencia instalada, para lo que la compañía destinará una inversión de 300 millones de euros y creará más de 4.000 empleos.
El plan en la comarca de la Montaña Palentina se enmarca en la estrategia de Iberdrola para la consolidación de un modelo energético de futuro, impulsando sus inversiones en renovables en Castilla y León. Las actuaciones incluyen, además, inversiones en redes inteligentes y movilidad sostenible, la instalación de una planta de valorización de residuos, programas de formación y la creación de una Plataforma de Innovación Ciudadana para incentivar el emprendimiento en la comarca.
Los trabajos de desmantelamiento de la térmica en los próximos cuatro años y medio permitirán dar continuidad a la colaboración con proveedores locales, cuya involucración en estas tareas asociadas representará un volumen superior al que mantienen en la actualidad.
La estrategia de Iberdrola para la transformación de la comarca de Velilla se basa en las inversiones en proyectos cien por cien renovables, la dinamización del tejido empresarial y el empleo local en torno a principios verdes e innovación y apoyo al emprendimiento local.