El precio de la electricidad sigue en alza y el miedo a la crisis energética está cambiado el hábito de consumo de la sociedad. Tanto es así que ahora «se venden más que nunca» las calderas de biomasa, un auténtico récord en 2021 que superará el incremento del 13,3 por ciento que ya experimentó esta energía en 2020. La biomasa es una fuente de energía renovable que mantiene líder en el sector a Castilla y León, donde hay muchos recursos forestales, tanto en montes públicos como privados. La autonomía posee fábricas de pellets, distribuidores, instaladores y más de 60 redes de calor en ciudades.
La producción de Castilla y León de biomasa evitó el pasado año la necesidad de importar el equivalente a 375 millones de litros de gasóleo de calefacción en Castilla y León y la emisión de casi un millón de toneladas de CO2, el equivalente a lo que consumen 660.000 coches en circulación. Así, la Comunidad que es líder nacional en el sector gracias al uso de más de 100.000 toneladas de pellet y más de 800.000 de astilla y otras biomasas procedentes de aprovechamientos forestales y la gestión de subproductos de la industria de la madera y la agroindustria, productos que han mantenido su precio intacto en los últimos diez años.
Hasta el momento, la biomasa se mantiene al margen de la crisis global de escasez de materias primas y problemas de logística que están encareciendo los precios, acabando con los stock y extendiendo en el tiempo la entrega de productos por parte de proveedores. El director de Proyectos de Avebiom, Jorge Herrero, vaticinó, en declaraciones a Ical, que las previsiones indican que las ventas de equipos continuarán creciendo, principalmente a causa del precio de la luz. En este sentido, advirtió de que el gasóleo ya se está prohibiendo para uso domiciliario en otros países. Austria lo hace a partir de 2023 y “seguirá paulatinamente”.
Redes de calor
De las más de 500 redes de calor que existen en España, 62 se encuentran en Castilla y León, que suman 124,66 megavatios de potencia instalada a final de 2020. Este año hay que añadir algunos proyectos nuevos que están en diferentes fases de construcción, como una en Ávila, dos en Palencia (una en la ciudad y otra en el Campus de La Yutera), un proyecto de ampliación en el CEDER en Soria y una nueva red en Medina del Campo.
“Estamos empezando a ver cada vez más normal grandes redes de calefacción urbanas con biomasa”, comentó Herrero, quien citó las de Aranda de Duero, Laguna de Duero, Ponferrada o Valladolid. A ellas, dependiendo de su diseño, se pueden conectar edificios públicos, como es el caso del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, o privados, como comunidades de vecinos e incluso viviendas individuales, como ya ocurre en Soria, que llega a casi toda la ciudad.
El director de Proyectos de Avebiom se detuvo particularmente en Soria, donde esta red “ayuda a crear riqueza y empleo en su propio monte”, pues los propietarios son los propios sorianos. “En lugar de enviar dinero y divisas a Argelia lo invierten en los montes de utilidad de pública, propiedad de los ayuntamientos. Utilizar biomasa en las ciudades es una forma de colaborar también contra la despoblación”, sentenció Herrero.