El consumo de antibióticos cayó en Castilla y León en una tercera parte en cinco años. Y todo pese a que se temía que el COVID-19 supusiera un repunte en su utilización como consecuencia de las evidencias que indicaban que podrían funcionar para atajar las infecciones respiratorias y que llevó a generalizar su uso en varias olas. En concreto, Sacyl ha pasado de prescribir 1,84 millones de envases en 2017 a 1,22 millones al cierre de 2021. En el año de explosión del coronavirus, el dato se cerró con 1,29 millones de envases, según los datos de Sacyl consultados por Ical.
Las cifras son un canto al optimismo, ante la evolución de otra pandemia, más silenciosa, la de las resistencias microbianas, que se traduce en que los antibióticos están perdiendo eficacia por el mal uso, hasta el punto que se estima que provocan unas 25.000 muertes cada año en Europa y que en 2050 sumará más fallecimientos que el cáncer por falta de un tratamiento alternativo.
El peligro es tal que hace diez años la Comisión Europea solicitó a los estados miembros un plan de acción. La respuesta fue el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) en 2014, que se extendió como una mancha de aceite a todas las autonomías; se renovó hasta 2021, y ahora está a la espera de una tercera entrega con el visto bueno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y la Conferencia Sectorial de Agricultura, ya que la estrategia busca reducir el impacto tanto en personas como en animales.
No en vano, se estima que entre el 40 y el 50 por ciento de las prescripciones de antibióticos que se realizan hospitales y centros de salud de España son inadecuadas, a lo que se une que el cinco por ciento de la población reconoce que los ha tomado sin receta, y aún un 36 por ciento piensa, equivocadamente, que los antibióticos curan el resfriado, según el último Eurobarómetro sobre los conocimientos de los ciudadanos sobre estos fármacos y las tendencias generales de uso.
Dosis diarias
Junto al descenso de prescripción de envases, los mapas de consumos de antibióticos en el sector comunitario que recoge el PRAN y a los que ha tenido acceso Ical indican que si hace cinco años las dosis diarias por cada 1.000 habitantes en el ámbito de Atención Primaria se situaron en la Comunidad en 26,55, la cifra cayó a 19,8 en 2020, último año con datos autonómicos disponibles. Los números son buenos, aunque están ligeramente por encima del país, que registró 25 dosis diarias por cada 1.000 habitantes en 2017 y 18,2 el cierre de 2020.
Lo cierto es que desde que España lanzó el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN) las cifras han ido descendiendo, con la única excepción de 2015, cuando en el caso de la Comunidad subieron de 26,13 a 27,88 dosis. El indicador que mantuvo en 2016, con 27,86, y en los cuatro siguientes bajaron, con 26,55 y 26,73 en los dos primeros casos, y con 24,97 y 19,8 dosis diarias en los otros dos.
Lo mismo ocurrió en España, donde hubo un repunte en 2015, al evolucionar de 25,15 a 26,28, para luego ir bajando de manera paulatina con 25,86 dosis en 2016 y 25 en 2017. La cifra fue cayendo, hasta los 24,62 en 2018; los 23,28, en 2019 y los 18,22 en 2020.
La evolución se debe a que año a año Sacyl ha incluido dentro de sus prioridades los programas de optimización de uso de los antibióticos (PROA) en Atención Primaria y Especializada y ha trabajado con formación e información a los profesionales en las áreas terapéuticas en las que existe mayor desconocimiento y que requieren formación con mayor urgencia, para poder intervenir con acciones concretas en el abordaje de una enfermedad infecciosa o en el uso de uno o varios antimicrobianos.
Envases por provincias
Si se analiza la prescripción de envases por provincia, se observa un camino muy similar, con los mayores descensos registrados en Zamora, con un 38,56 por ciento, y Ávila, con un 37,04 por ciento. La primera provincia sumó 90.485 envases prescritos en 2021, muy por debajo de los 147.268 de hace cinco años, mientras que Ávila evolucionó de los 133.892 a los 84.294 de 2021.
En el polo opuesto se encontró Salamanca, que fue donde menos se redujeron las cifras, un 29,64 por ciento, de 244.536 a 172.055 envases. Respecto del área de León, la reducción fue del 31,8 por ciento al pasar de 263.059 envases prescriptos a 179.367.
El Área de Valladolid Oeste fue una de las más activas, con un descenso del 36,10 por ciento, de 162.632 envases pasó a 103.925, dentro de la tónica seguida en la del Bierzo, con una caída del 36,94 por ciento, de 116.918 a 73.724; la de Valladolid Este, un 34,32 por ciento, al evolucionar de 183.342 a 120.417, mientras que la de Burgos cerró un descenso, del 34,2 por ciento, de 298.364 a 196.330.
Dentro de la media estuvo Palencia, con un 33,7 por ciento menos, de 129.842 a 86.079; Soria cerró una caída del 31,49 por ciento, de 71.663 a 49.099, y Segovia, del 30,9, de 98.441 a 67.981.
Por último, en cuanto al impacto económico, los envases dispensados pasaron de suponer 13,47 millones para las arcas de Sacyl en 2017, a los 8,9 millones en 2021, con caídas paulatinas a lo largo de los cinco años analizados. Así, en 2018 la factura fue de 13,3 millones; en 2019, de 12,3, y en 2020, de 8,97 millones.