Un joven juega con un videojuego en su habitación

Paintball, marcianitos, Mario Kart, Counter Strike, Imperivm, Call of Duty, Formula 1 o el FIFA. Títulos míticos que han acompañados a cientos de niños y no tan niños con el único objetivo de pasar de pantalla, desde las Game Boy hasta las familias de la PlayStation y Xbox, pasando por el poder del Pc. Una animación y entretenimiento que facturó en España más de 1.700 millones de euros en 2020, según la Asociación Española de Videojuegos (AEVI) y que reivindica su papel en la sociedad cada 28 de agosto en su Día Mundial.

Por ese motivo, tres palentinos desgranan a la Agencia Ical su visión sobre este mundo, el cual se ha convertido en una parte fundamental de su vida. En el caso de Víctor, afirma que los videojuegos son un momento de “tranquilidad y diversión”, sin olvidar que son una forma de estar en contacto con sus amigos sin importar la distancia.

Aunque ya no hay tantas, responde a las críticas asegurando que también se aprende de los videojuegos. De hecho, “hay muchos juegos con fines educativos, pero puedes aprender valores como el trabajo en equipo o el no rendirse ante las dificultades”.

En su opinión, apunta que la evolución de los videojuegos “ha sido negativa”. “Antiguamente, lo único que tenías que hacer era comprar el juego, introducirlo en la consola y disfrutar de él. A día de hoy debes pasar por un proceso de instalación y, a lo largo del tiempo, descargar actualizaciones que, para gente que no dispone de una buena conexión a Internet, les puede llevar horas de espera”.

También el hecho de tener que pagar una suscripción para poder acceder a las características online de los videojuegos “es algo desproporcionado”, al hablar de 60 euros anuales, que es lo que vale de media un videojuego, solo para jugar online, agrega.

Interés económico

Y es que, a día de hoy, la industria del videojuego “se preocupa más de ganar dinero que de agradar al público. Hay juegos de sagas que salen año tras año, pero son muy malos, porque hay juegos que no se pueden desarrollar de manera adecuada en un año o simplemente son prácticamente idénticos al anterior”.

De igual modo se posiciona Alejandro, otro joven palentino que tuvo su primer contacto con este mundo a los ocho años, quien afirma a Ical que las empresas saben que, si sacan lo que sea lo van a vender, porque siempre va a haber alguien con el dinero y las ganas para comprarlo”.

No obstante, para el usuario medio, desde hace un par de años, “está siendo algo difícil”, de la mano de la nueva generación de consolas, los juegos personalizados de una media de 90 euros o el poco stock.

“Es lógico que muchos ‘gamers’ se pasen al ordenador como consola preferida”. Aun así, destaca que todavía “sigue siendo asequible jugar, no todos los juegos son de las grandes plataformas y hay muchos juegos ‘indie’ muy buenos que pasan desapercibidos”.

El concepto friki

Ante las acusaciones de ciertas personas que consideran a la comunidad que juega a los videojuegos como unos ‘frikis’ sin capacidad de relacionarse, Alejandro responde tajantemente que “es la gran mentira de los últimos años, al ser catalogados como un hombre gordo, con el pelo grasiento y sin vida social”.

A día de hoy, “cualquier persona juega a videojuegos casi de manera diaria”. “Seguramente exista ese prototipo de ‘friki gamer’ alentado por películas y series, pero solo son prototipos como cualquier otro. Encasillar a todos los ‘gamers’ en ese saco es no tener ni idea de lo que es este mundo y no estar abierto a aprender”, asevera a la Agencia Ical.

Deja claro que no conoce a nadie que sea ‘gamer’ o juegue de manera más o menos activa que no consuma paralelamente plataformas de ‘streaming’. “Es como un futbolista que en su tiempo libre ve un partido de fútbol. Lo haces por entretenimiento, ya que te gusta ver a alguien jugar a lo mismo que tú de forma divertida, y también para aprender nuevos trucos o tácticas”. Las plataformas de ‘streaming’ “son el futuro de los videojuegos”.

Señala que es asiduo a los videojuegos multijugadores, como ‘League of Legends’ o algún ‘shooter’ (de disparos). “Todos mis amigos también juegan a este tipo de juegos, por lo que jugamos juntos. También he dejado apartada la PlayStation para pasarme al ordenador. De pequeño lo odiaba, ahora no me separo de él”.

Por otro lado, reconoce que los chats en el modo online “son todavía el talón de Aquiles de los videojuegos”. Es una herramienta útil para el modo competitivo, pero acaba “siendo algo muy tóxico, donde los usuarios pueden insultar y vejar, la mayoría de las veces, de manera impune”. Aunque las compañías están innovando métodos de castigo para estos jugadores que no cumplan las normas comunitarias, pero todavía queda camino, añade.

Los inicios

“Llevo más de 20 años matando marcianitos”. Así se define Manuel, otro palentino enganchado a la industria, quien aclara que jugar a un videojuego supone lo mismo que coger un libro y leer una historia, pero, en este caso, se forma parte de la historia o de la película. “En el videojuego, cada uno se convierte en el vehículo que la vive, recorre y desarrolla”. Un tiempo dedicado a formar parte de una trama que es muy diferente, comenta a la Agencia Ical.

Los primeros juegos que llegaron a sus manos fueron en cartuchos de Nintendo, de Game Boy. Todo comenzó tras el regalo de una de ellas, pero fue el principio de un ‘hobby’ que le ha llevado hasta ahora. También tubo el Atari, que tenía tres juegos contados, entre los que se encontraba el típico de matar marcianitos. Tras ello, llegó la saga de PlayStation hasta el Pc.

Deja claro que este ámbito se ha convertido en una acción habitual y del día a día para miles de personas, al igual que el practicar deporte o el coleccionismo. “Antes te miraban mal al hablar abiertamente de que eras ‘gamer’, pero ahora ha cambiado todo y es completamente la versión inversa”. No es una cosa de pocos raros, indica.

Los objetivos y los medios también se han modificado. Recalca, al igual que los otros dos compañeros, que en ciertos casos solo prima el interés económico por encima de la jugabilidad y del usuario. Y es que, todo lo nuevo o lo complementario va unido a una suscripción y al pago adicional.

Aun así, señala que juega menos que en sus inicios, dado que el trabajo y las tareas de casa copan la mayor parte de su tiempo. Tal es así que, posee un mueble lleno de juegos de la ‘Play 3’, mientras que no posee ni la mitad de la ‘Play 4’, sin estar la mayoría de ellos muy jugados. No obstante, asevera a Ical que su intención no ha cambiado a lo largo de los años. “Disfrutar de una historia y desconectar”.