Artículo opinión Andrés Ortega, presidente de la Federación Empresarial Segoviana.

 

Comienza un mes de agosto atípico, como lo ha sido buena parte del año 2020 desde que se decretase el Estado de Alarma. Hemos entrado en “la nueva normalidad”, que más parece un eufemismo que un hecho cierto. Porque de normal la situación para los ciudadanos y, en el terreno que más me compete, para las empresas, tiene más bien poco.

Es cierto que en España, como en el resto de los países del sur de Europa, este mes es sinónimo de vacaciones, de parón en la actividad económica. Pero esta vez llega después de unos meses de crisis verdaderamente histórica para la propia actividad empresarial y para el empleo. De modo que resulta más necesario que nunca hacer el ejercicio de analizar los retos que tenemos por delante y trabajar en las soluciones para afrontarlos.

Los rebrotes, tras el fin del Estado de Alarma, están creciendo y no podemos saber, aunque sí intuir, si este incremento volverá a provocar medidas restrictivas en la movilidad y en la actividad de las empresas. Difícil la predicción, pero eso no significa que no tengamos ya dispuestos nuestros respectivos planes de contingencia. Las empresas de la provincia han trabajado en ello y en la propia Federación Empresarial Segoviana también.

En este contexto de incertidumbre, el último cuatrimestre del año es clave para que entre todos logremos que la duración de una crisis tan profunda no se alargue en el tiempo. Para empezar, y teniendo en cuenta la gravísima situación por la que han pasado nuestras empresas, pymes y autónomos, hay que evitar la tentación de establecer una subida impositiva.

La rechazamos con rotundidad porque sería añadir una losa a una mochila que ya pesa demasiado. A mi juicio, se debe optar por la vía de mayores recaudaciones a partir de mayores rendimientos y por una recuperación del número de cotizantes. Esto es, mediante el sostenimiento del tejido empresarial, mejorando los niveles de competitividad y productividad. Los empresarios y las organizaciones empresariales no trabajamos con ideologías, sino con pragmatismo y sobre realidades. Y en este contexto, esto se traduce en mantener una actitud responsable desde todos los ámbitos para que, cumpliendo las medidas de seguridad y salud que establezcan las autoridades sanitarias, podamos seguir volviendo a la normalidad en las empresas.

Vamos a trabajar con el nuevo horizonte que dibujan los más de 72.000 millones de euros en ayudas europeas (140.000 millones el total del fondo de recuperación) y aquí se abre otra cuestión importantísima. ¿Contará el Gobierno con las organizaciones empresariales para definir las prioridades de destino o por el contrario optará por una unilateralidad incomprensible en estos momentos?

Si el objetivo es la recuperación, la clave está en las empresas y por tanto es necesaria la colaboración público-privada. Desde FES hemos elaborado un Plan de Reactivación Económica de la Provincia de Segovia, que ya conocen las Administraciones porque se lo hemos presentado, y que bien podría servir de guía para la utilización de los fondos. Un Plan que, además, recoge perfectamente los criterios marcados por Europa: digitalización, economía verde e industrialización.

No quiero concluir sin reiterar, como hago en todas mis intervenciones públicas, un mensaje de ánimo y apoyo a todos los ciudadanos que han sufrido más directamente el drama de la pandemia. Un mensaje de gratitud a todo el personal sanitario y de reconocimiento a todos los empresarios, grandes y pequeños, por afrontar con tanta entereza una crisis sin precedentes. Una llamada de atención sobre la enorme generosidad y solidaridad demostrada por nuestro tejido empresarial a la hora de colaborar con las soluciones sociosanitarias. Y un sentimiento claro de orgullo por poder representarles modestamente.