El CD Segosala cumple diez años acercándose cada vez más a su ideario original, toda vez que en el tránsito hasta este 2021 hayan tenido que adaptar su idiosincrasia a las realidades de un ecosistema, el segoviano, muy particular en según qué situaciones. En la actualidad, y sin haberlo buscado expresamente, Segosala es el referente del fútbol sala masculino local con un equipo en Segunda B y comparte protagonismo en categoría femenina con el Unami CP, ambos con un conjunto en la Segunda División Nacional. Pese a que son sus representantes más cercanos a la élite, ambos equipos: jugador@s y cuerpos técnicos; saben que la prioridad en el club sigue siendo una: la cantera, y que no están permitidos los dispendios económicos que puedan perturbar el epicentro de actividad de la entidad: los menores. La Pandemia y la reestructuración del club ha dejado por el camino a cinco equipos, por lo que en la actualidad hay quince conjuntos en la entidad: dos prebenjamines, un benjamín, dos alevines, dos infantiles, un cadete, un juvenil, regional femenino, provincial femenino, escuela de psicomontricidad y escuela femenina, además de el Segunda B masculino y el Segunda femenino.

Después de unos primeros años en los que Daniel Ibañes ejerció de responsable máximo del club, es ahora Agustín Pérez Yáñez la cabeza visible, en permanente contacto con el propio Ibañes, así como con Lin y Rubén, máximos exponentes del fútbol sala segoviano en la élite mundial.

Para hablar con Agustín nos citamos en el Pabellón Pedro Delgado, su segunda casa desde hace más de una década, en un armario reconvertido en despacho, donde encontramos una mesa, sillas, ordenador, una nevera, balones y diferente material deportivo, además de algún que otro trofeo.

Segoviaudaz: ¿Después de diez años la idea de club está consolidada?  

Agustín Pérez Yáñez: Por una parte sí, porque quisimos que los entrenadores fueran titulados, y por la dimensión que alcanzó el club acabó siendo inviable contar con los mejores entrenadores de Segovia, y cada entrenador tenía que estar con tres o cuatro equipos y no dábamos la calidad que nosotros queríamos.  Nuestra filosofía es clara, pero somos un club abierto y hay diferentes caminos para llegar al mismo destino; quisimos, por ejemplo, implantar un estilo de juego común para toda la cantera y tuvimos que desistir de ello, pero ahora queremos retomar esa idea original.

SA: Cuando nació el club se habló mucho de una educación en valores,  tomando el deporte como eje vertebrador

A.P.Y: Es lo principal y lo que nos hace diferentes. Lo que no hacemos y bien que me gustaría es que fuera un trabajo estructurado. Lo hacemos cada uno de nosotros con los jugadores que tenemos a nuestro cargo, pero no lo tenemos pautado. En el inicio teníamos psicóloga, pedagoga y una escuela de educación en valores que hemos sido incapaces de abarcarlo directamente, porque no dábamos abasto y además no tenía una repercusión importante dentro del propio club. En cualquier caso, puede que nos alejemos del ideal, pero nunca de la filosofía.

SA: El Segunda B es la referencia del fútbol sala local en una ciudad que ha tenido a la élite en el Pedro Delgado ¿Pesa mucho la presión?

A.P.Y: El día a día nos envuelve tanto que no somos conscientes de ello. Hay gente que viene y le gustaría algo más profesional, pero en el día a día o el presidente está poniendo vallas y haciendo la limpieza o no llegamos y no por ello se nos caen los anillos. O hacemos trabajo en equipo entre todos o el club no se sostiene. Si por estar en Segunda B subimos la exigencia y vamos perdiendo gente, es que a lo mejor tenemos que estar en Tercera.

SA: La cantera entonces es prioritaria

A.P.Y: Podríamos perder un Segunda B, pero no podríamos perder la Escuela. El problema de ir ascendiendo es que subir te exige una inversión económica que al final te lleva más a la desaparición que a generar ilusión. En estas circunstancias la Segunda B, que tiene un presupuesto de 40.000 euros es lo máximo a lo que podemos aspirar.

SA: El equipo femenino ha dado un salto importante de calidad con su correspondiente aumento presupuestario. 

A.P.Y: Si no hubiera ayudas o recursos para salir, no salimos. La ilusión está muy bien, pero el proyecto tiene que ser viable. No queremos deber nada a nadie y podemos ir con la cabeza muy alta en ese sentido. Las propias jugadoras saben que si tienen que pagar cuotas, las pagan, y si no las pagan y es a base de vender abonos, venden abonos, pero si no cuadran las cuentas no se puede salir, porque no se puede empezar una competición sin tener el presupuesto garantizado.

SA: ¿Cómo será Segosala dentro de diez años?

A.P.Y: Los pasos que estamos dando ahora van encaminados a hacer de este club lo que queríamos desde el principio, porque reducir cinco equipos como hemos hecho este año no lo hace mucha gente, y es que sabemos que con esos sesenta chicos menos vamos a dar la calidad que queremos. Me gustaría que pudiéramos poner en marcha Universala con nuestra propia academia para generar ingresos, dar titulación y una formación de calidad y que tengamos los equipos que podamos trabajar muy bien.

SA: ¿Y en lo deportivo?

A.P.Y:  Burela llegó a tener equipo en Primera masculina y femenina, pero yo en Segovia no lo veo. Si llegamos me haría ilusión porque esté el pabellón lleno, identificado con el equipo y porque hay los recursos para estar holgado y disfrutarlo.

SA: La ciudad de Segovia ha perdido el interés en el fútbol sala? ¿Es impensable ver de nuevo a 3.000 personas en el Pedro Delgado?

A.P.Y: Lo normal sería decir que es irrepetible lo que vivimos con el Caja Segovia. He vivido el ambiente del Caja desde los tiempos de los Maristas y había mucha afición, pero hubo un proceso en el que se perdió mucha gente hasta llegar a los mejores momentos. Para recuperar eso lo prioritario es conseguir una identificación total de nuestra propia gente, de que nuestras doscientas familias vayan a los partidos, porque sino es inviable. Quiero creer que a la gente le gusta el fútbol sala y les encantaría volver, pero la decepción ha sido muy grande, y por partida doble. Ante de ganar hay que pensar en enganchar al aficionado porque lo sienta, no porque lleguen los triunfos.

Foto: Agustín Pérez Yáñez, junto a una de las porterías de fútbol sala del pabellón Pedro Delgado /segoviaudaz