Desde hace unos meses, la vida de Abel y la de toda su familia ha cambiado. Un diagnóstico llevó a sus padres a confirmar sus sospechas y a encontrar la explicación a porqué Abel es diferente a los demás niños. Tras varias pruebas y visitas a distintos médicos, dieron con el diagnóstico adecuado: Abel tiene TEA.
Con estas siglas se conoce el Trastorno del Espectro Autista, lo que no significa que Abel esté enfermo. Como nos explica su madre, Beatriz, «Cada niño con TEA tiene rasgos diferentes».
Beatriz, también, nos cuenta cómo se enteraron y cómo se enfrentan a este nuevo desafío que ha llegado a sus vidas: «Nosotros observábamos que nuestro hijo no señalaba o no atendía a su nombre y en la guardería pedimos que le observaran. A los pocos días, nos dijeron que quizá debíamos llevar a Abel al otorrino porque ellos creían que no oía bien. Esto nos extrañó un poco porque otra de las características de Abel es que es muy sensible al ruido. Finalmente, en el médico confirmaron nuestras sospechas, «Abel tenía rasgos de autismo».
Su madre nos confiesa que lo primero que sintió fue miedo, «un vértigo que te invade ante esta nueva situación desconocida» y sobre todo, apuntaba Beatriz: «pensar si mi hijo iba a ser capaz de valerse por sí mismo en un futuro, porque evidentemente, nosotros no somos eternos».
Fue entonces cuando, por medio de una amiga, conocieron a «DogPoint«, asociación sin ánimo de lucro que se dedica al cuidado y adiestramiento de Perros de Servicio para niños TEA. «Para comenzar con el contacto pasas una mañana en su centro de trabajo, viendo cómo reaccionan los niños al contacto con los perros y conociendo un poco más el mundo del Perro de Servicio», afirmaba Beatriz. «Son gente encantadora y creemos que recibir un Perro de Servicio para Abel sería muy positivo y un gran avance para mejorar el día a día de nuestro hijo».
De esta forma, la vida de Abel cambiaría significativamente, puesto que el perro se convierte en un cuidador más para el niño. «Por ejemplo, puede evitar que el niño salga corriendo a la carretera, pueda escaparse o alejarse de nosotros, el perro detecta la fuga y se tumba en el suelo de esta manera el niño no pueda hacerlo«, nos contaba Beatriz.
El proceso desde que se consigue la financiación para poder hacerse con los servicios de este cuidador perruno, hasta que el perro se convierte en un miembro más de la familia, suele estar en torno al año y medio de duración. Mientras, con visitas constantes y entrenamiento se trata de encontrar al perro adecuado para cada niño.
La cuantía para hacerse con estos servicios se estima en 25.297€. Esta cantidad puede parecer desorbitada, pero hay que señalar que el proyecto tiene una duración de diez años, desde la selección del cachorro hasta su jubilación, además, del seguimiento y apoyo que se da a la familia, año tras año, tras la entrega del perro, para que este evolucione a medida que lo hace el niño.
Para conseguir este propósito que mejoraría la vida de Abel notablemente, la ONG «DogPoint» ha puesto en marcha un Crowfunding para recaudar la mayor ayuda posible y seguir adiestrando a perros para niños con autismo. Para poder aportar nuestro granito de arena a esta maravillosa causa, se puede hacer aquí.
Además, para cualquier duda o consulta puedes acceder a sus perfiles en Facebook, Twitter o Instagram.
Desde ayer, la ONG ha comenzado a recaudar dinero, para conseguir que el proyecto que cambiaría la vida de Abel salga adelante. Toda ayuda es poca si se consigue que el día a día de Abel sea un poco más fácil.
Ayuda a Abel a conseguir su huella.
Más información en la página web «Abel y su huella» o en la dirección de correo electrónico: abelysuhuella@gmail.com
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