Hoy 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo y por eso voy a intentar explicarles el reto que significa tener en la familia uno o varios hijos con esa condición. La mayoría de los padres empezamos esta historia conviviendo con un hijo que nada hacía pensar que iba a terminar teniendo este trastorno. Parecían estar cursando un desarrollo normal. Niños felices, comunicativos, atentos a su entorno, gustosos de jugar con sus padres, sus hermanos….
De repente, a partir de los 18 meses, aproximadamente, nos empiezan a desconcertar. Dejan de mirarnos a los ojos, dejan de pronunciar palabras que ya habían aprendido o les cuesta aprender, ya no juegan con sus juguetes y empiezan a dedicar largo rato a tener conductas cada vez mas extrañas: giran sobre sí mismos, el aleteo, andan de puntillas sobre sus pies, estereotipias y las auto agresiones.
Es un momento de incertidumbre y angustia para los padres porque no podemos comprender lo que está sucediendo. Hasta que nos convencemos de que algo no está bien, no es “normal” lo que está haciendo y decides llevarlo al pediatra para que te explique de que se trata.
Entonces, al pediatra, le comentamos sobre nuestra preocupación acerca de la conducta de nuestro hijo y sucede que el médico, la gran mayoría, relativiza todo nuestro relato, no da crédito a lo que le contamos. Nos encontramos con un hijo que tiene conductas que no entendemos y no sabemos ni podemos manejar y con médicos que no nos dan una respuesta, no nos creen o nos responsabilizan de ello.
Después de tanto peregrinar por consultorios, de visitar profesionales, al fin dimos con el diagnóstico. Duro, cruel, difícil de asimilar, pero vivido con mucho alivio. Al menos al fin, ya sabemos que le está pasando. Tu hijo es diagnosticado como TEA (Trastorno del Espectro Autista). Ahora el neurólogo o psiquiatra infantil que supo diagnosticar a nuestro hijo nos indica los métodos terapéuticos que deben hacer y nos informa de la importancia que tiene la convivencia conjunta con niños convencionales para el desarrollo y aprendizaje de la socialización (una de las principales áreas afectadas en el autismo).
Por ello, debemos comprender que no son personas “raras” entre personas “normales”, solo son diferentes, porque a pesar de que en estos últimos años se nos está “vendiendo” tanto la ideología de que todos somos iguales, considero que no es así. Somos diferentes, son diferentes, y esa es la grandeza del ser humano, aceptar e integrar nuestras diferencias.
Jenny Tinnoco