Los finalistas del XXXI Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez han advertido de la precaria situación de su oficio, “en vías de extinción” tal y como se ha conocido hasta ahora, debido a las urgencias por dar información en cantidad sin calidad, y amenazado por unos recortes que acusan especialmente los ‘freelance’. Íñigo Domínguez, corresponsal de El Correo en Roma, Luis Fernando Pérez, de TVE en Moscú, y Ricardo García Vilanova, fotoperiodista y cámara ‘freelance’ en países en conflicto, hablaron de ello en una mesa redonda de las VIII Jornadas ‘Los co-responsables del periodismo’, celebradas en el campus María Zambrano como prólogo de la entrega de este galardón instituido por la Asociación de la Prensa de Segovia.
La gala de los Premios Cirilo Rodríguez se celebra este viernes a partir de las 20.30 horas en el Parador Nacional de Turismo de Segovia, y los tres manifestaron su orgullo por conformar la terna de nominados de esta trigésimo primera edición del premio de periodismo más importante del país para corresponsales y enviados especiales. Aunque se mostraron menos positivos a la hora de hablar del presente y futuro de su profesión.
“Estamos en vías de extinción, a veces me siento como si fuera el último mohicano”, reconoció Íñigo Domínguez en declaraciones recogidas por Ical. Él tuvo la fortuna de llegar a Roma en un momento en el que persistía la figura clásica, “con un sueldo medio decente, gastos pagados… Pero todos los que vinieron después cada vez peor”. “Ahora la situación es que ya ni te mandan, si acaso cogen a alguien del lugar a precios de hambre y risa, los periódicos y demás medios de comunicación piensan que el corresponsal es lo más caro y a la hora de recortar gastos cortan por ahí, lo cual es para mí un error garrafal”, añadió el corresponsal de El Correo en la capital italiana. Todavía quiere creer que “esto sea producto de los que se aprovechan de la crisis sin tener ni idea de periodismo, y que pase como un mal sueño”, pero duda de que el oficio recupere su dignidad de antes.
“No digo de volver a la figura clásica, pero la información internacional de calidad cuesta dinero”, añadió. Actualmente un corresponsal freelance “se ve obligado a trabajar para veinte medios a la vez porque le pagan una miseria”, acaba “corriendo como loco” y, evidentemente, “no puede hacer el mismo trabajo que una persona con tiempo para hacer las cosas”. “Y no lo pidas porque no te lo dan”, lamentó.
Luis Fernando Pérez, por su parte, ve “nubes y claros” en una profesión que representa “una experiencia única e impagable”, aunque tenga también “sus puntos más complicados en determinados momentos de soledad o de acoplarse a determinados países”. Para el corresponsal de TVE en Moscú, se trata de “una figura completamente necesaria en estos momentos en los que los medios de comunicación se dedican casi en su mayoría a hacer un periodismo de declaraciones y ruedas de prensa”.
“El mundo es muy grande, está lleno de países interesantísimos con historias súper potentes de personajes anónimos, y creo que deberíamos profundizar por ahí, buscar enfoques diferentes… por ahí están los claros”. Pero también las contras, porque cada vez se les da “menos tiempo y menos dinero” para desarrollar su trabajo, cuando “determinadas historias requieren todo lo contrario”.
“Hace falta tiempo para viajar a una exrepública soviética, en mi caso puedo tardar diez días en llegar, o a un lugar de la selva colombiana que igual tardas cinco días”, recordó Pérez. Y también supone dinero, por supuesto, para pagar los gastos de desplazamiento, “coger aviones para aterrizar en aeropuertos remotos, alquilar un coche y pasar un día entero por carreteras infames”.
“Eso es lo que no se entiende ahora, que un corresponsal pase un par de días de viaje a un lugar recóndito sin mandar absolutamente nada de información”, lamentó. “Ahora la tendencia es otra, que no salgamos de la redacción prácticamente, que enviemos no sé cuántas crónicas al día, que estemos actualizando para la radio, la tele y la web, y eso es un contrasentido”.
De hecho, el corresponsal del ente público en la capital rusa advirtió que cada vez les toca hacer “más historias que cualquier medio puede recibir en Madrid por una agencia”. “Cuando te obligan a ir a una rueda de prensa que sabes que va a llegar a través de las agencias, nos lleva a replantearnos si realmente tiene sentido la figura del corresponsal, si esa es la labor a la que nos tenemos que dedicar”.
“Por el bien del periodismo” todavía espera que la amenaza de extinción no se consume y la situación sea reversible, aunque criticó que en España cada vez hay menos periodistas en activo, lastrados además por “un tipo de periodismo de declaraciones con cosas que en otro país serían inadmisibles, “como que un determinado político aparezca en una pantalla y no admita preguntas”, sentenció. Claro que también hizo una llamada a la autocrítica, para que ellos mismos analicen “si realmente son interesantes las historias” que cuentan, y se esfuercen por ello “para obligar a los jefes a defender el periodismo internacional”.
Y sin paliativos añadió García Vilanova que ve su oficio “en vías de extinción”, sobre todo cuando se trata de ‘freelance’ como él. “Evidentemente la situación actual dista muchísimo de la que era hace unos años, cuando se podía vivir del fotoperiodismo. Ahora yo mismo estoy viviendo más del tema de la televisión que de la fotografía”, reconoció. ¿Y la situación es irreversible? “En este momento creo que ya no hay marcha atrás”, concluyó.
Foto: Luis Fernando Pérez López; Ricardo García Vilanova e Íñigo Domínguez/Ical