¿Cómo empezaste en esto de la música?
Hay que irse para atrás, porque antes de empezar con este proyecto, yo ya venía de estar con un par de bandas o tres. Hará como unos 10 años, que empecé; desde el 99 con “Sweeten”, una banda en la que asumí la composición y un segundo plano como guitarrista y vocalista. Luego estuve con “Chesh”, una chica británica, y posteriormente me involucré en otro proyecto alternativo, que era una escisión del primer grupo que tuve. Así hasta que en el 2005 empecé en solitario. Cansado de poner mucho más de mi parte de lo que veías ponían los demás, llegó un momento en el que empecé a retomar las canciones que yo había escrito desde el principio de mi carrera y así hasta la grabación de este primer disco.
¿Por qué has elegido el título de “Cuentas Pendientes” para este primer disco?
El título lo puse porque un puñado de canciones del disco son cuentas pendientes. Casi desde el primer día ya tuve claro que quería grabar algo propio y durante esa travesía, que ha sido larga, se han producido muchos giros, cruces de caminos y muchas cosas que te hacen acumular historias y canciones. Y al final te das cuenta de que lo tienes que dar salida, porque todo te está “pesando en la mochila” como una auténtica cuenta pendiente.
¿A qué suena “Cuentas Pendientes”?
Suena a mi, a lo que he vivido y a lo que he sufrido. Son historias que pueden definir cualquiera de las vidas de la gente que se acerque a escuchar el disco. En cuanto a estilos, suena en una buena parte, por la instrumentación que hay, a música americana, que es la que a mi me ha influenciado. Pero como las etiquetas siempre al final encierran muchas contradicciones, es mejor dejarlo en manos de la gente y ver qué les sugiere. No pretendo sonar como un cantautor al uso ni como una banda muy cerrada. Son canciones por encima de todo, ellas marcan su propio camino y muchas veces están por encima de mi. Alguien dijo que las canciones son como radiografías de estados de ánimo, nubes y claros como la vida misma, supongo.
¿Cómo ha sido la acogida del álbum y qué esperas de este trabajo?
Por lo general las críticas han sido muy buenas y la aceptación ha sido positiva. No hemos hecho presentaciones formales y estamos aún esperando reacciones, pero hasta el momento puedo decir que ha habido más aplausos que silencios. Me conformaría con recuperar la inversión de este disco para poder grabar el siguiente, ya que toda la producción ha sido propia. Me gustaría que me llevara a tocar por el mayor número de sitios posibles para poder enseñar mi trabajo por diferentes ciudades y locales. Entiendo ésto como una sucesión de pasos, y ,aunque sean cortos, confío en que puedan dejarme en una posición que me permita grabar más canciones sin tener la sensación de que estoy liquidando una cuenta pendiente, que por encima de las canciones con sus particulares historias, la mayor cuenta pendiente era grabar este disco y la tenía conmigo mismo, de ahí el título también.
¿Es importante relacionarse con gente que está dentro del mundillo?
Si hablamos de contactos, por mi propia experiencia, lo que sí que tengo claro es que, a día de hoy, más vale tener un buen contacto, que un puñado de buenas canciones.
Te defines como un «escritor de canciones». ¿Qué hay de David Copper dentro de tus temas?
Muchas veces creo que hay más de lo que debería mostrar. Me defino como un escritor de canciones, porque no soy un cantante vocacional. Mis canciones empiezan desde historias que son y pueden ser hechos reales. Pueden partir de ensoñaciones, o de experiencias desde un punto más real, pero siempre derivan en historias que están muy al alcance de la mano, cualquiera se puede sentir identificado con ellas
¿Qué intentas transmitir a través de tu música?
Intento transmitir sobre todo sentimientos. Es como ire desnudando poco a poco, y de repente, alguien se identifica con lo que estás contando. Me gustaría que la gente pueda decir: “eso me ha pasado a mi, es bonito” o que una frase de una canción despierte algún sentimiento, como el caso de una chica que una vez se me acercó y me dijo “es verdad, no hay ni una sola noticia amable en las noticias de las tres” (refiriéndose a una canción). Las canciones salen, son las que mandan y a veces llegan a un punto, que tú mismo no planeas.
¿Qué diferencias encontramos de escucharte en un disco o sobre el escenario?
La diferencia es el envoltorio que llevan las canciones, sobre todo porque el disco lleva una serie de instrumentaciones que yo tenía en la cabeza y eso al directo no lo puedes llevar. Pero lo que queda finalmente son las canciones, y las canciones se sostienen por sí mismas. Estando a pelo con acústica y voz, si la canción es buena, tiene que funcionar, aunque estés tú solo y no tengas al resto de la banda al lado. La sensaciones de lo que transmites en directo y de la carga y energía que pones, te lo multiplica por tres, para que no notes que estás perdiendo.
Artista autodidacta, pero… ¿qué influencias podemos encontrar en tu música?
Influencias tengo muchas y muy variadas. La referencia de la música americana es la que me ha marcado. Siempre pongo un poco por bandera la figura de Dylan, del propio Tom Wells, que son gente que como letristas me han calado bastante hondo. Después me queda el poso de la música americana: el folk, el country… Admiro a Neil Young, que es el tipo por el que empecé a tocar armónicas y a Ryan Adams, que me parece de lo mejorcito en americana. A nivel nacional siempre ha habido un par de banderas: Antonio Vega y Enrique Urquijo, tanto en su labor con “Los Secretos”, como en la banda paralela que tenía, “Los problemas”.
¿Existen las famosas “musas” a la hora de componer?
Creo que antes que las musas y que la inspiración está el trabajo por encina de todo, hay que sentarse a coger la guitarra con la frecuencia necesaria y suficiente para que pase algo. Esperar que te levantes un día de la cama y que hayas soñado un estribillo maravilloso, me pasó sólo una vez: cogí una servilleta en la cocina y me puse a escribir algo. Pero creo en el trabajo, aunque tiene que haber algo de conexión que haga que tampoco valga forzar situaciones. Hay que echarle sus momentos y sus horas de sacrificio. Si las musas están por venirte a buscar es mejor que te pillen con la guitarra en la mano.
¿Cómo es el público segoviano con David Copper?
La gente por lo general recibe bien las canciones. Cuando hemos hecho actuaciones en los locales de por aquí, la gente ha respondido muy bien. Tampoco hemos hecho tantas cosas para tomar un pulso, pero por lo general, lo que hago, la gente lo respeta y tiene la sensación de que es algo de verdad y de que merece la pena.
¿Te consideras un soñador en esto de la música?
Sí, la verdad. Hay que ser un romántico para meterse en estas alturas en esto, viendo cómo está la industria musical, y el tema de la grabación de un disco, de las descargas por cualquier tipo de medio… Sé que no es un buen momento para intentar dar salida a un disco y hacer una autoedición, pero personalmente te digo que el cuerpo me lo estaba pidiendo desde hace mucho tiempo. Parece que hasta que no grabas un primer trabajo, no tienes una buena carta de presentación. Es una edición que merece la pena, con un libreto cuidado, con muchos detalles….Es lo que mejor sé hacer y creo que debía jugármelo con esto.
Si te has quedado con ganas de escuchar más temas de David Copper, puedes compar su disco «Cuentas Pendientes» en Totem Vértigo, en la tienda de instrumentos Musical Segovia, en su página de Myspace y en La Granja de San Ildefonso lo podrás adquirir en la librería Ícaro.