El conocido arquitecto segoviano Alberto García recorre el monasterio de San Antonio el Real con ojo detallista y se deja atrapar por la belleza de su arquitectura en una nueva publicación que verá la luz el próximo miércoles. ‘La arquitectura del Monasterio de San Antonio el Real de Segovia’ es el título de este libro que, editado por la Obra Social y Cultural de Caja Segovia, dentro de la colección Conocer Segovia, compila las mejores imágenes del monasterio a través de un recorrido por sus edificaciones.
La Casa del Príncipe, el gran claustro, la iglesia, la vicaría… El autor plantea un recorrido a través del conjunto arquitectónico por el cual el lector descrubrirá las imponentes armaduras y bóvedas que configuran sus techumbres, la gran variedad de vanos y arquerías decorados de infinitas maneras, la belleza de patios, claustros y dependencias, así como un sinfín de obras de arte que hacen de este edificio una de las «joyas» más destacadas del patrimonio artístico segoviano. El libro incluye además una actualizada y detallada planimetría que facilita la comprensión de este gran complejo monástico.
La historia del Monasterio
Este Monasterio segoviano remonta su historia al año 1455, con la bula fundacional del papa Calixto III, a instancias de Enrique IV de Castilla, iniciándose una vinculación -de corte monárquico- que continuaría después con la reina Isabel la Católica -quien llegó a elegir al cenobio como lugar provisional de su sepultura-, posibilitando un complejo arquitectónico que fue habitado inicialmente por frailes franciscanos y posteriormente, desde 1488, por monjas clarisas.
Además de lugar de recogimiento, el Monasterio, como era costumbre en Castilla, contó con un área palacial o residencial, lo mismo que otros complejos monacales de Segovia y de todo el reino, con la particularidad de que con anterioridad a la fundación religiosa ya existía en ese lugar la antigua Casa del Príncipe, construida por Juan II para su hijo Enrique, quien la aprovecharía -según se dice- en jornadas cinegéticas. Este germen inicial del monasterio se conserva, al parecer, en el área del edificio llamado «de la Enfermería».
También es «híbrida» la concepción arquitectónica del conjunto, ya que a las utilidades occidentales y cristianas del edificio, se incorporó toda una estética de raigambre musulmana, orientalizante, que hace de San Antonio el Real una de las joyas del llamado «arte mudéjar».