El nuevo vicerrector de la Universidad de Valladolid (UVa) en Segovia, Juan José Garcillán (Valladolid, 1963), asume el cargo con la responsabilidad que supone conocer que la comunidad educativa del María Zambrano ha depositado toda su confianza en él. Su experiencia en la UVa durante los últimos 27 años, la mitad de ellos en Valladolid y el resto en Segovia, es uno de sus avales para enfrentarse al “principal reto” que tiene: abordar la segunda fase de las obras del campus. Una continuación a la que espera buscar una solución “entre julio y septiembre”. Mientras tanto pide “un poco de paciencia” a sus compañeros para “empaparse” bien de la situación actual.
Cuando recibió la propuesta del nuevo rector para dirigir el campus de Segovia, ¿se lo tuvo que pensar mucho?
Realmente sí, porque inicialmente no entraba dentro de mis planes hacerme cargo de un puesto como éste, pero después de ver un poco el sentimiento del campus y la voluntad del rector ya no pude decir que no.
¿Pesaba en esa decisión la situación económica actual?
Todo influye, pero fundamental era una cuestión personal, porque considero que para ocupar un cargo como éste tienes que tener una dedicación en exclusiva que resta de otras facetas de tu vida. Por otro lado, como ya había tenido la experiencia de seis años de decano más etapas anteriores en otros puestos de gestión, pues también tenía una pequeña saturación. Y la coyuntura económica tampoco es la más favorable, pero eso no es lo que más me condicionaba porque es en esas ocasiones donde hace falta también un poco más de empuje y de ganas de trabajar.
¿Cuáles son los principales proyectos que se plantea al frente del vicerrectorado?
El principal reto es continuar la segunda fase del campus, buscando algún tipo de solución que nos permita capear el problema de la crisis. Luego intentar dinamizar las relaciones dentro del campus entre los diferentes sectores, personal administrativo, profesores y estudiantes, y darle más presencia si cabe a la Universidad dentro de la ciudad para buscar acciones favorables para todos.
¿Se ha encontrado con algún asunto donde haya tenido que actuar de forma urgente?
No hay ninguno, son cuestiones normales para determinadas épocas del año, pero nada urgente. De hecho, estamos analizando cuál es el planteamiento de cara a la segunda fase del campus, las previsiones que tenía el antiguo equipo rectoral. Y precisamente en estos aspectos tampoco queremos ir muy deprisa, preferimos sopesar todas las consecuencias e intentar hacer lo más favorable para el campus, sin que sirva de pretexto para pensar que vamos a ralentizar o paralizar ese proceso. Todo lo contrario, cuando veamos la solución más favorable, vamos a intentar agilizar las obras lo máximo posible, pero no nos queremos precipitar.
¿Se van a replantear la ejecución del proyecto o se va a mantener la propuesta del anterior equipo rectoral?
Se está analizando la conveniencia o no de abordar la segunda fase a través del planteamiento del anterior equipo rectoral, que era mediante subfases. No está descartado, pero tampoco está descartado intentar buscar otra solución.
¿Se marca alguna fecha para adoptar una decisión?
Pues a lo largo de este mes y de septiembre tendremos que decidirnos. Yo intentaré este mes tener conversaciones con los agentes que tengan capacidad de decisión al respecto y dar una solución lo más rápido posible.
Desde su punto de vista, ¿cuál es la mejor solución para unas obras que generan muchos problemas para la vida universitaria en Segovia?
Desde mi visión, yo sería partidario, y creo que en eso coincido con cualquier compañero de la comunidad universitaria, de abordar la segunda fase en su globalidad, porque obviamente cualquier ejecución de obra que se haga afectaría al desarrollo normal de la actividad académica y lo mejor sería hacerlo de una sola vez y no estar periódicamente teniendo obras al lado, ruido, etcétera. Lo que hay que ser conscientes es que hay que buscar una solución para tener la financiación.
¿Es necesaria una mayor implicación de las instituciones en la Universidad?
Yo creo que sí, creo que es bueno y es importante mantener y fortalecer las relaciones que hay entre las instituciones y la Universidad. Creo que todos, como dije en el discurso de toma de posesión, tenemos que mentalizarnos que tener una Universidad pública de las dimensiones que representa el campus María Zambrano es una fuente de ingresos económicos para la ciudad de Segovia y tenemos que buscar apoyos o sinergias entre las instituciones para que todos salgamos beneficiados.
¿Cómo se puede conseguir que la Universidad tenga más presencia en la ciudad?
Dando visibilidad y fortaleciendo todas las colaboraciones que existen actualmente entre la Universidad y las instituciones. Realmente los estudiantes están constantemente participando, colaborando e impulsando inclusive actividades culturales en la ciudad, yo creo que siguiendo en esa línea, se conseguiría ese efecto. También buscando colaboraciones con el sector empresarial de la ciudad para que nuestros estudiantes puedan hacer prácticas y las empresas locales se beneficien de su formación.
¿Defiende la llegada de nuevas titulaciones?
Yo defiendo fundamentalmente la titulación de Comunicación, porque su implantación no generaría unos excesivos costes añadidos. También existe la posibilidad de la titulación de Enfermería, aunque por la coyuntura actual hay que ser más cautos en su posible puesta en marcha.
¿Esa es una vieja demanda del campus?
Sí, lo que pasa es que también hay valorar que la implantación de esa titulación supondría un alto coste por el perfil de los docentes, porque se debería contar con las instalaciones de los hospitales y centros de salud de la ciudad, pero de entrada sería más costoso y habrá que esperar a una coyuntura un poco más favorable.
Durante su toma de posesión, el rector trasladó su intención de extender la investigación en los campus periféricos, ¿cómo se puede materializar este proyecto?
Hay que buscar los vínculos de las diferentes empresas del Parque Científico de la UVa con el perfil de las posibles investigaciones del campus María Zambrano, fundamentalmente en el campo de la publicidad, comunicación… También, por qué no, en informática o en educación, en cualquiera de las áreas de investigación de nuestro campus. Es buscar esas posibles colaboraciones para reforzar toda la investigación.
Pero muchas veces los investigadores se encuentran con problemas en la tramitación…
Sí, esa es una de las cuestiones que tenemos que abordar y ver cómo la podemos canalizar para que efectivamente la gestión burocrática de todos los proyectos de investigación se minimicen, porque si ya es excesiva para los compañeros que están en el campus de Valladolid, que tienen los departamentos que lo gestionan cerca, todavía es peor en Segovia. Vamos a ver cómo podemos minimizar esa tarea burocrática que muchas veces desquicia al investigador que tiene que andar perdiendo un tiempo que debería dedicar a la investigación para resolver temas burocráticos.
Desde su experiencia, ¿cómo cree que ha perjudicado la crisis a la Universidad?
La crisis económica lo que ha ocasionado, tanto a nivel global de la educación pública como en nuestro campus, es una serie de recortes que ha supuesto coartar diferentes aspectos fundamentales para el funcionamiento de la Universidad. Obviamente nos hemos metido en una fase de constricción dentro de lo que es la Universidad, en nuestro caso con un mayor agravante porque nos ha pillado la crisis en una fase intermedia de conclusión de un edificio y nos hemos quedado a medias. La crisis ha sido negativa para la sociedad, pero para el sector educativo, universitario y para nuestro campus ha sido nefasta. Otra cosa es ver cómo se podía haber enfocado la posibilidad de minimizar los daños, pero las condiciones en general de los estudiantes, del PDI y del PAS se han visto perjudicadas.
¿Es el momento de buscar otras alternativas para no depender exclusivamente de la financiación de las instituciones públicas?
Eso sería un cambio radical. Ya las universidades empiezan a moverse buscando un poco la colaboración con entidades privadas, pero eso requiere bastante tiempo y también supone cambiar considerablemente las normativas y el funcionamiento de las universidades. No hay que descartar nada, obviamente en condiciones como éstas hay que buscar soluciones, pero que no mermen la condición básica de lo que tiene que ser una Universidad pública a la que se pueda acceder por méritos, no únicamente por posibilidades económicas.