
Antes de ser una de las villas más pintorescas de la Comunidad de Madrid, famosa por su plaza mayor, su anís y su historia nobiliaria, fue segoviana. Perteneció durante siglos a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia, una organización territorial medieval que extendía la influencia segoviana mucho más allá de la Sierra de Guadarrama.
Durante la Edad Media, Segovia no solo era una ciudad amurallada de canteros y mercaderes. Era la cabeza de una vasta comunidad política y económica formada por aldeas y villas que compartían territorio, leyes y recursos. La Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia nació a raíz de la repoblación de la meseta y se organizó en grandes divisiones llamadas sexmos. Cada uno agrupaba decenas de pueblos que dependían del concejo segoviano.

Uno de esos sexmos era el de Valdemoro, el más meridional, que incluía localidades hoy madrileñas; entre ellas, Chinchón. Considerado actualmente como uno de los pueblos más bonitos de Madrid, formó parte durante siglos de esa amplia “tierra segoviana” que se extendía mucho más allá de lo que hoy conocemos como la provincia.
Chinchón, una aldea segoviana
En la Edad Media, Chinchón era una pequeña aldea dentro del sexmo de Valdemoro. Sus habitantes estaban sujetos al fuero segoviano, enviaban procuradores a las juntas comunales y contribuían con tributos a la ciudad. Las relaciones eran estrechas, pues mientras que el concejo de Segovia garantizaba la protección y la administración de justicia, mientras las aldeas aportaban recursos agrícolas, ganaderos y humanos para el mantenimiento de la comunidad.
– Ruta de vinos por pueblos de Segovia –
La situación de Chinchón, en un territorio de paso entre Segovia, Toledo y Madrid, la convirtió en un punto estratégico. Su economía se basaba en la agricultura, la vid y el comercio, y su población crecía al abrigo de las rutas que comunicaban ambas mesetas.

Del dominio comunal al señorío: el giro de los Reyes Católicos
A finales del siglo XV, los Reyes Católicos iniciaron una reorganización del territorio para reforzar la autoridad real y limitar el poder de los concejos. Fue así como muchas aldeas de las comunidades castellanas pasaron a manos de la nobleza.
En 1480, la Corona comenzó a conceder señoríos sobre antiguos territorios comunales, y Chinchón no fue una excepción. En 1520, el emperador Carlos I de España otorgó a los condes de Chinchón el señorío sobre la villa, separándola definitivamente de la jurisdicción de Segovia. Aquella concesión marcó el fin de su pertenencia efectiva a la Comunidad de Ciudad y Tierra, aunque la memoria de su vínculo segoviano persistió en documentos y mapas durante siglos.

Chinchón, de Segovia a Madrid: la nueva frontera de 1833
La división provincial promovida por Javier de Burgos en 1833 fijó las actuales fronteras administrativas de España. Chinchón pasó oficialmente a formar parte de la recién creada provincia de Madrid, y su antigua relación con Segovia quedó relegada a los archivos y a la historia local.

Aunque hoy parezca lejana, la relación entre Segovia y Chinchón fue durante siglos una realidad tangible. Hoy, pocos chinchonetes saben que su villa fue durante siglos “segoviana”. Pero esa herencia medieval sigue recordándonos que la historia de Castilla no se entiende por fronteras modernas, sino por los vínculos que el tiempo y las comunidades tejieron entre sus pueblos.








