Hay historias que te tocan el alma y te invitan a reflexionar sobre lo que realmente importa. En el corazón de la provincia de Segovia, la campaña «Nuestros Pueblos, Nuestra Fortaleza» es un testimonio de esas historias. Lejos de ser una iniciativa institucional al uso, esta campaña de la Diputación se ha convertido en un homenaje entrañable a la gente que ha decidido volver a casa. La mayoría de sus protagonistas son retornados, personas que vivieron fuera, incluso en el extranjero, y que descubrieron que la felicidad y el estilo de vida que anhelaban estaban esperándolos en su origen.

Estas historias son la prueba de que el éxito no se mide por la distancia recorrida, sino por la paz que se encuentra cuando estás en tu sitio.  Y, sobre todo, que el sueño de una vida más consciente y plena es posible. Como dice la campaña, hay algo especial en mirar a los ojos de quienes, a pesar de todo, eligen construir su vida aquí.

Seis Historias que te harán sentir en casa: Cada uno de los seis protagonistas es un faro que ilumina un camino de vuelta a casa, con la misma emoción y calidez que se siente al volver a abrazar a la familia.

Lorena y Elena, amigas de la infancia en Val de San Pedro, se propusieron ser las que ahora crean recuerdos para otros niños. Su proyecto, «Echar Raíces», es un acto de amor a su pasado y una apuesta por el futuro del pueblo.

Víctor, un técnico de sonido que dejó el ajetreo de los eventos para volver a Carbonero el Mayor, ha regresado al oficio de la madera que aprendió de su padre y su suegro. En su taller se respira el olor de la tradición y el amor por lo bien hecho.

A las 9 en un pueblo de Segovia

Zulema y Álvaro cambiaron un piso en Madrid por una vida entre pinos y ocas en Nava de la Asunción. Su proyecto, «Pinaroca», no es solo una granja, es «una apuesta por una forma de vida más consciente, más libre, más suya».

Noemí no nació en El Espinar, pero tras vivir diez años en Chile, allí encontró su lugar. Con «Pareidolia», su escuela de arte, lleva cultura a once pueblos, demostrando que su regreso fue «su forma de repartir vida y color con cada pincelada».

Sandra, una nutricionista joven con mucha experiencia, decidió volver a Fuenterrebollo. En su pueblo fundó «Saborea Salud», un centro que cuida a las personas y que, al crecer, hace crecer a la gente de la zona, para que no tengan que irse lejos para recibir lo que necesitan.

Próximas actuaciones en La Granja con el Festival Internacional de Música y Danza

Y en San Pedro de Gaíllos, la Residencia Los San Pedros es el ejemplo de solidaridad más conmovedor. Un proyecto creado por los propios vecinos hace décadas, porque «entendieron que cuidar de los suyos era también cuidar del pueblo entero».

Un mensaje de esperanza y futuro

Estas historias, que la Diputación de Segovia ha querido poner en valor, son el reflejo de una provincia viva, con alma, que avanza sin perder de vista lo que la hace única. Nos recuerdan que el sueño de una vida tranquila, la cercanía de las gentes y el éxito profesional son posibles en nuestros pueblos. Son un canto a la vida que se siente en cada rincón, una invitación a reflexionar, a detenerse y, quizás, a plantearse que la mayor fortaleza de un pueblo es, y siempre será, el corazón de su gente.